«Fundación Ingenio da la mano a las administraciones para buscar soluciones en el Mar Menor»

Representada por su directora general, Natalia Corbalán, la Fundación Ingenio valora el año que está a punto de acabar.

–¿Qué balance de año hace con respecto a la labor de Fundación Ingenio?

–Nuestro balance es muy positivo. La Fundación nace para promover una agricultura sostenible, innovadora y ética en el Campo de Cartagena, y para poner en valor el cultivo de alimentos a través de una agricultura familiar.

Para tal fin, hemos propuesto en apenas un año la creación de un centro de transferencia tecnológica agraria, que concentre la investigación e innovación y sea referente de proyectos necesarios a la par que rentables, y de otro lado la formación, porque es capital ilusionar a los jóvenes haciendo atractiva la agricultura.

También hemos desarrollado una solución íntegra a la problemática del Mar Menor, que compatibilice crecimiento económico, respeto ambiental y sostenibilidad, y un código ético de respeto ambiental y laboral en el entorno del Mar Menor. Los cambios no se consiguen de la noche a la mañana, pero van calando y estamos esperanzados en poder lograrlo.

–¿Qué mensaje le gustaría trasladar a las instituciones responsables del Mar Menor?

–Que no utilicen el drama del Mar Menor para sacar rédito político. Desde la Fundación Ingenio tendemos la mano a las administraciones para buscar soluciones eficaces y de consenso al drama del Mar Menor. Les pedimos que nos escuchen.

–Uno de los objetivos de Fundación Ingenio es impulsar un cambio cultural para promover una agricultura sostenible. ¿En qué punto cree que se encuentra el Campo de Cartagena en este ámbito?

–La agricultura que se practica en el Campo de Cartagena es de las más tecnificadas, competitivas y reguladas del país. Por poner algunos ejemplos;

Más del 95% del regadío es por fertirrigación (riego y fertilización por goteo para no desperdiciar ni una gota) mientras que en España la media es inferior al 54%; además, en el Campo de Cartagena se utilizan, para producir unas 40 toneladas de lechuga iceberg, aplicaciones de nitrógeno por debajo de 50kg/N/Ha/año, en contraste con la Comunidad Valenciana, donde se permiten hasta 175 kg/N/Ha/año; o en Andalucía, donde se permiten hasta 200 kg/N/Ha/año. Y somos líderes en agricultura ecológica (el 23,6% del suelo agrícola está en ecológico, en España es el 10%).

–Fundación Ingenio defiende que es compatible la agricultura con la defensa del Mar Menor. ¿Qué mensaje cree que se debe trasladar a la sociedad?

–La agricultura puede ser parte de la solución. Actualmente el acuífero cuaternario -esas aguas subterráneas con nutrientes que vierten al Mar Menor- es responsable de la mayor entrada de nitratos a la laguna (procedentes de la agricultura que se practicaba hace décadas, cuando se regaba a manta, y que se filtró al subsuelo, que desembocan ahora a la laguna y que mucha gente cree erróneamente que proceden de la agricultura actual).

Está tan desbordado que se ha modificado el nivel freático y el agua sale a raudales por la Rambla del Albujón y otras zonas. Lo que se necesita urgentemente es extraer dichas aguas, que podrían ser utilizadas para riego, en un modelo de economía circular plenamente sostenible.

–La crisis del Mar Menor es multifactorial: ¿cree que se empiezan a tener en cuenta otros factores?

–Casi todo el mundo sabe que es así. Prueba de ello es que, para que se produzca eutrofización -supuesta causa de la mortandad de peces en el Mar Menor- es necesaria no solo la presencia de nitratos, sino necesariamente de fosfatos (cuya procedencia no es agraria, son de origen humano), luego es del todo imposible que todo sea responsabilidad de la agricultura.

Los fosfatos provienen principalmente de las aguas fecales -puesto de manifiesto en el informe de seguimiento del estado ecológico del Mar Menor publicado en septiembre de 2021 en el Canal Mar Menor- donde destaca «la posibilidad de la existencia de urbanizaciones o viviendas aún no conectadas a las redes de saneamiento» por la presencia de fósforo en la columna de agua y los continuos vertidos de las diferentes depuradoras en periodos de lluvias.

Otro dato que evidencia la multifactorialidad es el documento de actuaciones para recuperar el Mar Menor elaborado por el Ministerio (Miterd) el mes pasado. Este plan destina a la minería más de 110 M€ del total de 382 M€, lo que supone un 29%. La gestión de inundaciones tiene asignada una partida de 101 M€, un 26%. El saneamiento tiene una dotación de 51,5M€, un 13%. Mientras que la agricultura tiene asignado un porcentaje minoritario del 6%, algo que parece a todas luces muy significativo.

–Desde Fundación Ingenio se ha creado un código ético de buenas prácticas agrarias. ¿En qué punto está y cuáles son los próximos pasos?

–El código ético es el primer certificado de calidad agroambiental que garantiza el respeto íntegro de las parcelas agrarias en el Mar Menor. Toda cooperativa o empresa que quiera formar parte de la Fundación está obligada a pasar la auditoría de Bureau Veritas y a comprometerse con dichas buenas prácticas agrarias. Cualquier empresa o cooperativa que tenga una sentencia firme por delitos medioambientales tendrá que abandonar la Fundación. En octubre de este año se realizó la primera auditoría piloto con éxito y a partir del próximo año será algo habitual para todas las cooperativas y empresas.