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Atardecer en la terraza del chiringuito El Lastre, en La Unión. Cedida
Chiringuitos y playa, el tándem necesario para un verano atípico

Chiringuitos y playa, el tándem necesario para un verano atípico

Los negocios afrontan la temporada con la ilusión de responder a las ganas de los turistas, pero bajo una gran incentridumbre por la caída de la demanda

Benito Maestre

MURCIA

Jueves, 9 de julio 2020, 00:48

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Con echar un vistazo a la Costa Cálida se confirma que este año sí hay ganas de playa. Tras un confinamiento sufrido en casa, con el único salvavidas de asomarse a los balcones a tomar un poco de aire y aplaudir a los sanitarios a las 20.00 horas, el poder darse un chapuzón en el mar, tomar el sol en la arena y reunirse con la familia y amigos debajo de la sombrilla es un 'privilegio' que la sociedad está disfrutando con más deseo, si cabe, que años anteriores. En esas jornadas de playa, el toque especial lo ponen, como no podía ser de otra manera, los chiringuitos. Son un clásico y, al mismo tiempo, imprescindibles en cualquier punto del litoral, porque dan vida allá donde están y tienen la capacidad de que en su interior el tiempo se mide en momentos.

Quien prueba, repite. Pocas son las personas que han visitado en una sola ocasión el chiringuito El Lastre, en la playa de la que adoptó su nombre de La Unión. El entorno, la carta y el servicio conforman un tridente difícil de superar, puesto que el resultado supera las expectativas de los comensales.

Resguardado al cobijo de una roca y con la playa a escasos diez metros donde darse un chapuzón, el local ofrece la posibilidad de conquistar el estómago e incluso los cinco sentidos. Los pescados de la zona son su punto fuerte y acompañados de cañas bien frías, son la combinación ganadora a la hora del aperitivo, la comida o la cena. La cocina de autor, los arroces y el sushi completan la oferta gastronómica, la cual mantiene sus platos de siempre por la buena respuesta del público.

El chiringuito que dirigen Rosa María Sola y Aymara Callejas cumple este año, el 16 de julio, su 15º aniversario, manteniendo la ilusión del primer día. Esta temporada, la inauguración tuvo lugar días antes del decreto del estado de alarma y ahora, cumpliendo todas las medidas de seguridad, prosigue con su actividad para que los turistas, bañistas y clientes habituales puedan darse un homenaje culinario con unas vistas de postal.

La tradición manda

En San Pedro del Pinatar, cerca del Molino de Quintín, se ubica Churros y Chocolate Víctor, un negocio que endulza cada día los paladares de vecinos y visitantes. Sus especialidades saltan a la vista: churros elaborados con harina ecológica y chocolate de la marca Valor, dos imprescindibles que apetecen con frecuencia porque, como suele decirse, 'el agua da hambre'. Otra de sus propuestas, creada por petición de su clientela internacional, es el plato combinado con gofre, churros y helado, decorado con siropes y 'toppings', que los extranjeros piden «a cualquier hora», comenta el propietario.

Abre cada mañana a las 8.30 horas, con medidas de seguridad higiénica para que pequeños y mayores saboreen estos manjares propios de la cultura española. Churros y Chocolate Víctor, dentro de su RSC, utiliza solo vasos, platos y pajitas 100% de origen vegetal, y ha habilitado un contenedor especial para reciclar los tapones y otros cubiertos de plástico. De ahí salen los llaveros con forma de caballito de mar que se comercializan para recaudar fondos con los que se financia la limpieza de playas y parques naturales de San Pedro.

Pulpo, el rey

Está considerado uno de los chiringuitos más reconocidos de la Región. Parazuelos 16 lleva funcionando desde 2014 en la playa del mismo nombre en Mazarrón, antes de llegar a Puntas de Calnegre. Destaca por la tranquilidad del entorno, sin mucho gentío ni construcciones cercanas, y envuelto en un ambiente con música soul, funky y jazz; así como por su cocina casera, que apuesta a caballo ganador con los asados de pulpo, croquetas de pulpo y variedad de pizzas hechas en su horno de leña, sin olvidar su carta de helados, cremas y cócteles. Desde las 11.00 horas hasta el cierre, este espacio, que admite mascotas, busca el bienestar y seguridad de su clientela, y para ello ha reforzado el servicio de limpieza para evitar los contagios.

Con todo, los empresarios dan a diario lo mejor de sí mismos para afrontar esta situación tan atípica y que los números cuadren.

En este sentido, algunos chiringuitos se han visto obligados a reducir las plantillas debido a la caída de la demanda, aunque se muestran optimistas de cara a la próxima temporada.

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