Carta a la ministra: Por tercera vez, escúchenos

Hace más de medio año le escribí solicitándole una reunión debido a que las propuestas legislativas de su Gobierno, especialmente las de su Ministerio, afectaban directamente al corazón de la actividad económica en la Región de Murcia. Hace un mes le volví a insistir y seguimos sin respuesta. El pasado 11 de mayo le volví a solicitar una reunión, la tercera esta vez. A pesar de que somos los principales interesados y con la legitimidad más consolidada, puesto que representamos a todo el colectivo de este sector fundamental para la economía y el trabajo de la Región, no hemos recibido todavía ninguna respuesta.

Y lo digo con profunda convicción del diálogo como una herramienta para consolidar los grandes cambios de una sociedad. Y en este caso creo que ha faltado la voluntad necesaria para avanzar en un camino común, de compatibilidad y de ideas consensuadas. Ninguna línea política dará sus frutos si carece del necesario y conveniente consenso de todos los grupos de interés por ella afectados.

He visto cómo en las últimas semanas se ha reunido con representantes de distintos sectores y activistas, pero considero que debería también conocer de primera mano las angustias de quienes pagarán las consecuencias más duras de la inacción del Ministerio que dirige.

Lo que le queremos trasladar es una propuesta constructiva, de convivencia y de progreso. Una propuesta respaldada y avalada por catedráticos de gran prestigio a nivel nacional e internacional, del calibre de Laura Christianson, experta de la Universidad de Illinois, quien, en su día, junto con la cátedra de Agricultura Sostenible de la UPCT corroboró nuestras tesis.

Ni siquiera le estamos pidiendo que adopte nuestra propuesta al completo. Simplemente le pedimos que, como acto democrático, como acto legítimo, como un acto de política con mayúsculas, antes de legislar, escuche a uno de los principales perjudicados por las decisiones que se toman en lo que respecta a la inversión de recursos hídricos y de soluciones técnicas que procuren la mejor solución para posibilitar la total armonía de un Mar Menor sano y, al mismo tiempo, garantizar un sector primario plenamente sostenible y generador de empleo, riqueza, alimentos y futuro para el Campo de Cartagena, España y Europa.

Se lo digo de mujer a mujer. Si algo hemos aprendido de los retos que nos ha puesto la vida por delante es a insistir en aquello en lo que creemos. Y por eso estoy aquí de nuevo. Porque soy tan luchadora como ferviente defensora de las ideas que tengo. Pero, sobre todo, porque estoy segura de que si conversamos podremos entendernos y, desde nuestras posibles diferencias, conseguir un punto de encuentro. Este no es un interés particular, ni mucho menos.

Un informe de la consultora PriceWaterhouseCoopers refleja que las últimas decisiones del Gobierno de España en materia hídrica tendrán consecuencias desastrosas para la Región de Murcia. El informe calcula que desaparecerán 106.500 puestos de trabajo y que el PIB del levante español caerá en 3.000 millones de euros.

No es cuestión de elegir, sino de adaptarnos, de ser resilientes. Y precisamente ese es el alma de los miles de agricultores de la Fundación Ingenio. A través de la modernización de un sector comprometido con la Región, buscamos implementar un modelo competitivo, responsable y que sea extraordinariamente sostenible tanto social como ambientalmente.

Las soluciones que se han puesto sobre la mesa hasta ahora simplifican el problema limitándolo a reconvertir el Campo de Cartagena en una agricultura únicamente de secano, que llevará a miles de familias a la ruina y convertirá a la orgullosa huerta de Europa en un desierto de paro y miseria.

La única solución prevista por su Gobierno para el regadío consiste en la implementación de unas desaladoras y la sustitución del agua del Trasvase por agua desalada. Pero, señora ministra, el precio actual del agua por metro cúbico de dichas desaladoras como alternativa al Trasvase Tajo-Segura encarece el agua de tal manera que se hace inviable la rentabilidad de los cultivos. No es una solución realista. Es, a día de hoy, una utopía que solamente parcheará la destrucción hacia la que se encamina la principal actividad económica de la Región con las medidas de su Ministerio.

Todos estamos de acuerdo en que el Mar Menor necesita una solución eficaz. Y qué mejor manera de hacerlo que a través de una propuesta que además de solucionar el problema, posibilite la convivencia del Mar Menor, con la agricultura de precisión y con todo el conjunto de usos y actividades que se desarrollan en su cuenca vertiente, garantizando así el mantenimiento del bienestar económico y social de las miles de familias que viven en la zona. De eso se trata el Anillo Protector Ambiental, una propuesta que no busca una solución de ganadores y perdedores, sino donde todos ganemos.

Créame, señora ministra, los agricultores del Campo de Cartagena también formamos parte de ese grito unánime que clama SOS Mar Menor. Nosotros queremos ser parte activa de su Transición Ecológica, y lucharemos hasta el final para evitar que la falta de diálogo nos convierta en un cadáver irrecuperable de la misma, de la que no tenga dudas que toda España y Europa pagarán una carísima factura.