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Paula De las Heras
Miércoles, 29 de octubre 2014, 11:20
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"La gente ya no cree en la palabra de los políticos, ya no basta con pedir perdón, no basta hablar de pactos porque suena a querer escurrir el bulto de las responsabilidades; lo que quieren los ciudadanos son hechos". La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se ha mostrado hoy consciente del mínimo impacto que puede tener a estas alturas el discurso de los partidos políticos convencionales contra la corrupción. Y ha dejado caer que la reacción de Mariano Rajoy, el martes en el Senado, llega demasiado tarde como para ser eficaz. Pero también ha prevenido contra el auge de Podemos. Una novedad porque, hasta ahora, la dirigente socialista era más partidaria de casi ignorar al que, a todas luces, puede convertirse en el verdugo del PSOE.
La mujer con más poder en el principal partido de la oposición parece haber llegado a la conclusión de que ha llegado el momento de intentar evidenciar las contradicciones de movimienvo político que debe todo a los errores cometidos por las fuerzas que han gobernado España en los últimos años pero que, ante todo, se ha beneficiado del "cóctel explosivo", según sus propias palabras, que componen el paro, la desigualdad y la corrupción. "Lo que necesita España no es que nadie haga un catálogo de todos los problemas para que todo el mundo lo vea y se sienta representado, lo que necesita España son soluciones y no sé si no las dicen porque no las tienen, cosa que me parecería preocupante -ha dicho-, o porque no la quiren decir y entonces me parecería inquietante" .
Los socialistas no paran de toparse con encuestas que avisan del riesgo de verse superados por la fuerza arroladora de la formación que lidera Pablo Iglesias en distitnas comunidades autónomas. Y ellos mismos admiten que cada escándalo que sale a la luz no hace sino darles argumentos y, por supuesto, "paladas de votos". Pero Díaz ha advertido, ciudándose de emplear el término 'populismo', de que en el fondo Podemos no es muy distinto del Frente Nacional de Marine Le Pen, la extrema derecha francesa, o del Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo en Italia.
"Quien dice que no es de izquierdas ni de derechas -ha dicho en alusión a las afirmaciones del probio Iglesias- me recuerda a otra etapa afortunadamente superada y es un subterfugio para quien no quiere decir la verdad. Puede ser rentable para ganar votos pero me parece poco democrático y poco transparente". Lo suyos, en privado, lo exponen más abiertamente: "eso es lo que decía Falange". También ha aseguradp Díaz que en todas esas fuerzas que emergen al calor del descontento es facil percibir "un cesarismo incompatible con la gran participación de la que hacen gala".
La presidenta andaluza ha admitido también que existe una "necesidad imperiosa de reformar el sistema". "Pero no se puede confundir con tirar por la borda los fundamentos de la democracia", ha remarcado.
Tranquilidad
En un desayuno informativo organizado por el Foro Europa en Madrid, y que había generado una gran expectación entre los socialistas tras dos apariciones mediáticas en la que deslizó algunos mensajes críticos hacia Pedro Sánchez, la presidenta andaluza ha tratado por otro lado de rebajar la importancia de sus reproches. En realidad, apenas ha mencionado al secretario genreal del PSOE. E incluso, cuando le han pregundado si estaría más tranquila con Rajoy en el Gobierno o con Pablo Iglesias, ha replicado que como estaría tranquila es con el PSOE pero no ha utilizado el nombre de su lider.
En parte, según apuntan en su entorno, lo que explica su inquietud hacia los pasos de la dirección del partido está en la ausencia de un discurso claro y adecuado respecto al "conflicto" de Cataluña y a un excesivo 'dejar hacer' al PSC . En su intervención, ha hecho algunas referencias al respecto, aunque ha evitado que suenen a aldabonazo. De un lado, ha advertido de que el Gobierno debe abordar ya con todas las comunidades la reforma del sistema de financiación. Y de otro, ha rechazado hablar, ahora o en el futuro, de reconocer a Cataluña como nación. "Yo no creo en la soberanía de origen de Cataluña, es decir, no creo que Cataluña voluntariamente decidiera formar pare de España. Como creo que la soberanía es compartida, me diferencio en eso -ha subrayado- de la posición que sé que mantienen algunos de mis compañeros de partido".
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