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Susana Díaz
Los barones del PSOE ven difícil ofrecer a Susana Díaz garantías de victoria sólida

Los barones del PSOE ven difícil ofrecer a Susana Díaz garantías de victoria sólida

La dirigente andaluza quiere unanimidad para dar el salto a la secretaría general pero nadie se atreve a predecir aún qué harán sus militantes

Paula De las Heras

Jueves, 5 de junio 2014, 11:26

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Todos los esfuerzos destinados a lograr que Susana Díaz pueda emprender un paseo triunfal desde el sevillano palacio de San Telmo hasta la madrileña calle Ferraz tienen un punto débil. La lógica interna dice que aquel que quiera ser secretario general del PSOE deberá dar un paso al frente antes del 13 de junio, la fecha a partir de la cual puede empezar la recogida de avales entre los militantes, pero los barones , los que han apoyado abiertamente la candidatura de la presidenta de la Junta de Andalucía y los que aún se reservan su postura, confiesan su impotencia a la hora de hacer cálculos sobre cómo se repartirán las cartas. Dicho de otro modo, admiten no poder ofrecer a la líder del sur las garantías de triunfo aplastante que ella reclama.

El consenso mayoritario es que Díaz tiene todas las papeletas para ganar la votación de los militantes que, por primera vez, elegirán de forma directa y no mediante voto delegado a su próximo secretario general. ¿Pero arrasará? Eso es harina de otro costal. A su favor cuenta con las estructuras de muchos aparatos regionales que trabajarán desde el primer momento para recabar un volumen de avales tan abrumador que no sólo deje fuera de la carrera a posibles contrincantes sino que anticipe ya su victoria. Ahora, saber cómo de engrasadas están en realidad las maquinarias en un partido hecho trizas en las sucesivas convocatorias electorales que han tenido lugar desde 2009 no resulta sencillo.

La batalla ganada por la federación andaluza, en compañía de otras como la madrileña o la valenciana, con las que actuó de manera concertada para que no se pusiera tope al número de avales que puede acumular cada candidato, no resuelve la guerra. «Faltan muchas cosas por ver», «todavía es pronto», «la gente no se moja; hasta que los candidatos no enseñen sus cartas será difícil saberlo», «aún no podemos hablar con los militantes, ese es el desconcierto», «no sé»... Esas son las respuestas de distintos líderes territoriales a la petición de un pronóstico sobre el porcentaje de apoyos que puede recabar en sus federaciones la número uno del PSOE andaluz. Incertidumbre en un momento que exige certezas. Mal asunto para alguien que sólo está dispuesta a hacer el viaje con las alforjas llenas.

Último tren

La presión para que Díaz de un salto que ella percibe como peligroso, según dicen en su entorno, parece ser en todo caso demasiado alta en otras federaciones y en el propio PSOE andaluz como para que su renuncia a asumir el riesgo no aboque a una cierta sensación de desamparo orgánico. Eso sin tener en cuenta el aspecto humano. No falta quien le avisa de que «este tren no volverá a pasar»; lo mismo que ella le decía en 2012 a Eduardo Madina. Aun así, nadie da muestras de tener prisas por anunciar su candidatura, salvo José Antonio Pérez Tapias, de la corriente minoritaria Izquierda Socialista, que ya lo hizo el sábado.

En el partido muchos esperaban que, una vez la ejecutiva federal aprobara el protocolo por el que se regirá el próximo congreso extraordinario -y, sobre todo, la consulta previa a la militancia que, en la práctica, convierte en mero trámite la reunión de los delegados- empezaría el baile. Pero el anuncio de la abdicación del Rey lo copa todo estos días y, además, la dirección del partido decidió mover una semana respecto al plan inicial todo el proceso. O sea, el próximo secretario general ya no será proclamado el 19 sino el 26 de julio. Hay tiempo.

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