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Un guardia civil conduce al coche policial a la madre de los niños. Atlas
Los padres de los niños asesinados en Valencia, incluidos en el programa de suicidios de la cárcel

Los padres de los niños asesinados en Valencia, incluidos en el programa de suicidios de la cárcel

La madre fue encarcelada ayer y el padre asegura que sus hijos no estaban en la casa cuando se despertó a primera hora de la mañana | Su mujer da dos versiones de los hechos

JAVIER MARTÍNEZ

Valencia

Lunes, 18 de marzo 2019, 09:33

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El magistrado titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Paterna, que se encontraba de guardia el día de los asesinatos de los niños de Godella (Valencia), no pudo interrogar este domingo a la madre de los menores después de que María G. M.., de 28 años, se acogiera a su derecho a no declarar por consejo de su abogada.

El juez se desplazó al Hospital de Llíria para preguntar a la joven por los trágicos hechos, el enterramiento de los cadáveres y otras circunstancias del doble infanticidio, pero media hora después salió del centro hospitalario para regresar a Paterna sin poder aclarar el móvil ni otras dudas sobre los horrendos crímenes.

Tras una corta comparecencia en la habitación 211, el magistrado decretó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de la madre. Las dos abogadas defensoras de la pareja y la fiscal acudieron también al hospital tras ser citadas por el juez. Minutos después de las 12.30 horas, una patrulla de la Guardia Civil trasladó a María al módulo de enfermería del centro penitenciario de Picassent. Como ya informó LAS PROVINCIAS, la joven confesó que había enterrado los cadáveres, pero manifestó que ella no propinó los golpes a sus hijos, un bebé de cuatro meses y su hermano de tres años y medio, junto a la piscina de la parcela donde vivía la familia.

Según la primera versión de la mujer detenida, los menores ya estaban muertos cuando los encontró con fracturas craneales detrás de la caseta en ruinas. La joven realizó estas declaraciones a última hora de la tarde del jueves cuando colaboró con los agentes del Grupo de Homicidios y les indicó el lugar exacto donde estaban las dos fosas.

Horas después, María recibió atención médica en Hospital La Fe y luego fue trasladada a la Unidad de Psiquiatría del Hospital de Llíria, donde fue reconocida por un forense para determinar su estado mental. Mientras la madre de los niños seguía hospitalizada, el juez también decretó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza del padre: Gabriel Salvador C. A

Dos delitos de asesinato

Tras las investigaciones del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil, el magistrado atribuye dos delitos de asesinato tanto al padre como a la madre, que se acogieron a su derecho a no declarar tras seguir los consejos de sus abogadas. Durante los primeros interrogatorios para tratar de averiguar dónde estaban los niños, María realizó varias declaraciones de forma espontánea en las que insinuó que su marido sabía dónde se encontraban los menores.

Sin embargo, la joven luego manifestó en la habitación 211 del Hospital de Llíria que Dios le había ordenado que matara a sus hijos. Después de estas dos versiones, la comparecencia de la madre ante el magistrado parecía clave para determinar el grado de participación de Gabriel en los trágicos hechos y contestar algunas preguntas: ¿Pudo María despertar a los niños y sacarlos de la casa sin que se diera cuenta su marido? ¿Escuchó Gabriel los gritos de sus hijos? ¿Quién enterró los cadáveres? ¿Por que huyó la madre?

Mientras los padres pasan sus primeras horas en prisión, los investigadores y el juez continúan sin poder aclarar las dudas que tienen sobre este caso al acogerse los dos detenidos a su derecho a no declarar tanto en dependencias de la Guardia Civil como en las comparecencias ante el magistrado.

Antes de ingresar en la cárcel, el padre manifestó a los investigadores que los niños ya no se encontraban en la casa cuando él se despertó a primera hora de la mañana del jueves. Los menores ya habían muerto y estaban enterrados en la parcela, pero Gabriel no lo sabía, según una de las hipótesis que baraja la Guardia Civil.

Huye desnuda

El hombre discutió entonces con su mujer porque sospechaba que ella los había matado. Eran las 7.30 horas de la mañana. La joven salió corriendo y él la persiguió. Ambos iban desnudos. Varios vecinos que presenciaron la preocupante escena llamaron al 112 para alertar de lo que parecía una agresión sexual o un caso de violencia de género. Cuando llegaron los primeros policías locales a la parcela de Godella, el padre estaba dentro de la caseta y tenía rasguños en el rostro. Tras contar diferentes versiones sobre lo ocurrido, Gabriel dijo a los policías locales y guardias civiles que no debían preocuparse. «Están todos muertos», espetó.

Después de escuchar la terrible frase, la Guardia Civil dispuso entonces un operativo policial para buscar a los dos menores y a su madre en la zona de Godella y otros municipios cercanos. Tras rastrear la zona durante varias horas, un perro adiestrado para buscar personas vivas localizó a María dentro de un bidón de plástico a unos 300 metros de las fosas donde había enterrado, presuntamente, los cadáveres de sus hijos. La joven estaba desnuda en posición fetal, con el cuerpo lleno de arañazos y con la mirada perdida, cuando fue encontrada por el can sobre las 13 horas del jueves.

La madre tenía cortes en sus pies tras caminar descalza por un camino de tierra y un campo lleno de arbustos. Uno de los guardias civiles se quitó su camiseta para que María pudiera taparse durante su traslado al cuartel de Moncada, donde fue interrogada por los agentes del Grupo de Homicidios. La prioridad de los investigadores era en ese momento encontrar a los niños con vida, aunque ya sospechaban que la madre podría haberlos matado. Según esta reconstrucción de los hechos, Gabriel no habría participado en los asesinatos, pero los investigadores tienen aún serias dudas.

Además, cuando los agentes le preguntaron de forma insistente dónde estaban sus hijos, ella contestó que lo sabía su marido. Unas seis horas después, María llevó a los guardias civiles hasta los lugares exactos donde había enterrado a los menores. Las dos pequeñas fosas fueron cavadas de noche.

Mientras la Guardia Civil y el juez esperan los resultados de los análisis pendientes de realizar en el laboratorio de criminalística, en su mayoría cotejos de rastros de sangre, tanto la madre como el padre de los niños han sido incluidos en el programa de prevención de suicidios de Instituciones Penitenciarias. Ambos se encuentran en dos módulos de enfermería separados y duermen con presos que realizan funciones de ordenanza y de acompañamiento las 24 horas del día, tal y como establece el protocolo de protección.

En los próximos días, María y Gabriel serán reconocidos por dos expertos psiquiatras forenses para determinar si sufren alguna alteración psíquica que pudieran afectar a su voluntad o comprensión. Los investigadores sospechan que la madre cometió los crímenes durante un brote psicótico, por lo que podría ser declarada inimputable en el caso de que los forenses confirmen esa ruptura de la joven con la realidad.

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