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Se reanuda el primer juicio por bebés robados durante el franquismo

La fiscal pide 11 años de cárcel para el doctor Vela en el primer juicio por bebés robados

Reclama 350.000 euros para la víctima Inés Madrigal y atribuye falso testimonio a la mujer del ginecólogo, al que ayer señalaron dos testigos

Mateo Balín

Madrid

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Martes, 4 de septiembre 2018, 10:01

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La Fiscalía ha mantenido este martes su petición de 11 años de prisión para el doctor Eduardo Vela, de 85 años, por tres delitos en el primer juicio de un caso de bebé robado en España. Se trata de la murciana Inés Madrigal, entregada al nacer en 1969 a una mujer que no podía tener hijos haciéndose constar en la documentación de forma irregular que era su madre biológica.

Además, la representante del Ministerio Público ha reclamado que la Audiencia Provincial de Madrid deduzca testimonio para investigar por un delito de falso testimonio a Adela Bermejo, esposa del ginecólogo. A su juicio, Bermejo guardó silencio en este procedimiento a pesar de que sabe quiénes son los padres biológicos de Inés Madrigal, que aún los sigue buscando.

Para la acusadora pública, el acusado cometió delitos de detención ilegal de una menor de edad, suposición de parto y falsedad documental y ha pedido al tribunal que además sea condenado a indemnizar a la víctima con 350.000 euros por daños morales y que reclame al Registro Civil que rectifique su partida de nacimiento. «Este caso refleja la realidad de un fenómeno ocurrido entre las décadas de los 60 y 80, el de un tráfico de niños en circunstancias ajenas al marco legal», ha concluido la fiscal en su informe de conclusiones.

El juicio ha quedado visto para sentencia sin que el acusado hiciera uso de la última palabra. El tribunal reanudaba este martes la segunda y última sesión tras el aplazamiento del pasado 26 de junio por la indisposición de Eduardo Vela. Han testificado cinco personas, dos de las cuales comprometieron de forma seria la presunción de inocencia del galeno. Por videoconferencia ha comparecido la periodista francesa de la televisión pública que consiguió en un reportaje con cámara oculta grabar la confesión del ginecólogo. Éste le dijo que regaló un bebé robado, pero sostuvo que no cobró por ello.

Sin embargo, en su declaración el propio Vela lo niega de plano. «Yo no he dado ninguna niña a nadie», dice, y alega que no sabía «más que de tema médico». Tampoco reconoce su firma en los documentos del registro del bebé ni recuerda buena parte de las preguntas que le formularon, ni si en la clínica San Ramón -hoy desaparecida- se tramitaban adopciones, ni si por allí pasaban monjas o quién se encargaba de rellenar los libros de registro de nacimiento.

Pese a la desmemoria de Vela, un policía nacional que intervino en la investigación testificó ayer que el ginecólogo le reconoció en 2014 durante una conversación telefónica que en la clínica San Ramón de Madrid -hoy desaparecida- se quemaban los libros de registro de las adopciones irregulares, manifestando que detectaron indicios de que existía una trama encabezada por el médico ya retirado.

La confesión de la madre

En su declaración ante el tribunal, Inés Madrigal contó el relato que siempre le narraba su madre adoptiva, fallecida a los 93 años en diciembre de 2016. Lo escuchó con 18 años por primera vez, en 1987. «Me dijo que era la hija de una señora que no podía tenerme», recordó ante el tribunal en junio pasado.

Sin embargo, ya con 8 años comenzó a sospechar que había algo raro. «En aquella época mis padres vivían en Los Molinos (Madrid). Un día mi madre llegó con un bebé y la gente no la había visto embarazada. Y ya saben que en los pueblos se habla», dijo.

Pasó el tiempo y un día en el colegio, la llaman «adoptada». «No sabía que era eso. Y le pregunté a mi madre. A raíz de ahí. Algo extraño había. No encajaba. Es una intuición que tenemos la gente que somos adoptados», reconoció.

«Recibieron una llamada telefónica en la lechería del pueblo porque eran los únicos que tenían teléfono. Les citaron en San Ramón porque había una niña de buena familia embarazada y les iban a dar el niño y que iba a simular embarazado con cojines. Le dijo que no fuera a la peluquería y que tuviera síntomas de embarazada. Les llamaron a la semana», relató.

Su madre le contó que no pudieron vestir a la niña porque si no se iba a «descubrir el ajo», una frase que solía repetir cuando le contaba lo que pasó aquellos años. Sobre el cura que habría actuado de intermediario, ha señalado que nunca le habló de Vela y que siempre ha sentido que le ha seguido la pista.

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