Imputado otro policía antidroga por la muerte a tiros de un joven

Un tribunal admite que el segundo agente pudo encubrir al compañero que apretó el gatillo en un operativo antidroga en el centro de Madrid

Domingo, 7 de diciembre 2025, 00:08

La causa abierta en un juzgado de Madrid por la muerte a tiros de Johan Andrés Murillo, ciudadano español originario de Colombia, da un salto ... más. Ya son dos los policías de la unidad central antidroga investigados por el homicidio de este joven de 26 años el pasado 29 de enero, cuando recibió un disparo en el pecho en el número 16 de la calle Sinesio Delgado, uno de los ejes viales del noroeste de la ciudad.

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La víctima estaba inmersa en una investigación por presunto tráfico de drogas cuando un coche camuflado que le perseguía le dio el alto de forma brusca. Los dos integrantes del Grupo 18 de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado de la Brigada de Policía Judicial (Udyco) se bajaron rápidamente y rodearon el coche de Johan Andrés a punta de pistola. En el transcurso de esa intervención una bala atravesó su cuerpo, del pecho a la espalda, y quedó incrustada en el asiento del conductor. El joven quedó tendido en la acera agonizando tras ser sacado a la fuerza y esposado contra el suelo. Murió esa misma tarde en un hospital.

La información policial que se trasladó a los medios de comunicación acusó al «hombre colombiano de 30 años con múltiples antecedentes» de embestir con su coche un vehículo camuflado. La víctima trató de huir y los agentes le pidieron que se detuviera antes de abrir fuego. En el vehículo se hallaron «varios ladrillos de cocaína, dinero y otros utensilios para la manipulación de droga». Pero por ahora no hay constancia de estas evidencias en el sumario.

El atestado que se comenzó a redactar en el lugar del tiroteo, adonde acudieron los jefes de la Policía, recoge que el 'estupa' que apretó el gatillo lo hizo para evitar que su compañero fuera atropellado cuando el Seat dio marcha atrás para intentar zafarse. «Sintiendo ciertamente que sus vidas corrían serio peligro», relata el informe. Añade que antes le gritaron al menos en tres ocasiones «alto Policía para el coche», pero el joven hizo caso omiso. Luego se situaron a poca distancia y con la puerta semiabierta del conductor vieron cómo éste realizó un «movimiento extraño» inclinándose hacia la zona baja del asiento del copiloto. Sin solución de continuidad, pensando que se trataba de un arma de fuego, uno decidió disparar a bocajarro. Era la primera vez que este policía con 17 años de servicio, 15 de ellos en la Udyco, usaba su arma.

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Hasta ahí el atestado oficial. Porque la instrucción del caso por parte del Juzgado de Instrucción número 52 de Madrid ha ido rebatiendo este relato en los últimos meses. Una línea de investigación avalada también por la Audiencia Provincial pese a la resistencia de la Fiscalía y la Abogacía del Estado. Hasta el punto de que el autor del disparo está siendo investigado por un delito de homicidio doloso, está suspendido y se le ha retirado la tenencia del arma reglamentaria.

Además, en un auto reciente la Audiencia dio otro espaldarazo a la instrucción con la citación el próximo 14 de febrero como imputado del segundo agente, a quien la acusación particular atribuye desde encubrimiento y omisión del deber de socorro hasta trato vejatorio al fallecido. Un policía que en su testifical sostuvo que actuaron ante un peligro inminente. El argumento de descargo ha quedado desmontado tras la incorporación de la grabación de la sonorización del vehículo perseguido, que había sido autorizada por otro juzgado, y las imágenes de las cámaras de un edificio próximo.

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