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El Rey de España con Raúl Castro. EFE

El Rey cierra su visita a Cuba con un encuentro sorpresa con Raúl Castro

Borrell califica de «hito en la historia real» la defensa de los derechos humanos que hizo Felipe VI ante las autoridades de la isla

Mercedes Gallego

La Habana (Cuba)

Jueves, 14 de noviembre 2019

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Según cómo se interprete, el Gobierno cubano se apuntó un tanto este jueves al conectar a Felipe VI con Raúl Castro, horas después de que este defendiera el cambio y la libertad de expresión en la isla. O dio muestras de deferencia hacia el Monarca, sin tomarse a mal las «lecciones de democracia» que le ofreció Felipe VI la noche anterior. Por si acaso, la Casa Real no ofreció foto del encuentro.

El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, aceptó con satisfacción la invitación sorpresa para el encuentro con el mítico líder cubano que hizo la revolución con su hermano Fidel y transfirió el poder el año pasado al vicepresidente Miguel Díaz-Canel. Fue tras la cena en el Palacio de los Capitanes, con la que el Rey devolvía la cortesía al anfitrión, cuando el Gobierno cubano ofreció al Ejecutivo español la posibilidad de improvisar ese encuentro histórico.

Don Felipe ya había tenido oportunidad de estrechar la mano de Castro en 2009 durante la toma de posesión del presidente de Ecuador Rafael Correa cuando aún era príncipe, pero ahora se estrena como Rey con un encuentro privado durante un viaje histórico. Esta es la primera vez que un monarca español realiza una visita de Estado a Cuba, el único país iberoamericano que no había contado con esa deferencia. Era, según Borrell, un viaje «imprescindible» para corregir una «anomalía» histórica que ha dejado vacante el trono nunca ocupado que España envió en 1893 para la eventual presencia de un rey en la isla. El 500 aniversario de la fundación de La Habana proporcionó «una ocasión de oro» para corregirla, porque «España no podía no estar representada al máximo nivel en un acontecimiento tan nuestro», justificó tajante el ministro antes de partir.

La visita, no obstante, desató una oleada de críticas por parte de la ultraderecha latinoamericana que se coló incluso en el debate electoral de la mano de Vox y el PP, al considerar que legitima al régimen. La ira de este sector aumentó al saberse que don Felipe no se reuniría con líderes de la oposición cubana ni familiares de los presos políticos. Solo una veintena de personalidades de la sociedad civil y la cultura, como el actor Jorge Perugorría o el escritor Leonardo Padura, fueron invitados el miércoles a la audiencia que concedió en la Embajada de España.

Insólita contundencia

El discurso del Rey para reclamar a Cuba el espinoso tema de los derechos humanos y la necesidad de crear instituciones «que representen a toda la realidad diversa y plural» de la ciudadanía es la coartada con la que el Monarca calma los ánimos entre las filas conservadoras. «Algunos pensaban que no se iba a producir y otros lo reclamaban», contó Borrell, satisfecho por la insólita contundencia del discurso del Rey que «pudo provocar problemas y no los provocó». Algo que atribuyó a la forma cortés y respetuosa con la que se tejieron sus palabras. «Dijo lo que tenía que decir», se congratuló el ministro, que calificó el discurso de «un hito en la historia real».

La invitación a reunirse con Raúl Castro sería la prueba de que el Gobierno cubano encajó sus palabras con la misma actitud con la que recibió las de Barack Obama en 2016, que marcó la pauta de este discurso en otra visita histórica. Si ese acto de valentía en Cuba marcará una nueva actitud por parte del Monarca frente a otros regímenes como China, Marruecos o Arabia Saudí, que violan sistemáticamente los derechos humanos, «se verá cuando vayamos», esquivó el ministro, a pesar de que Felipe VI ya hizo un viaje de Estado al reino alauita en febrero pasado.

Las asociaciones de derechos humanos atribuyen a China más de un millar de presos políticos y 30.000 a Arabia Saudí, frente a los 120 que citó Human Rights Watch en su último informe sobre Cuba. Tanto Xi Jinping como el príncipe Mohamed bin Salmán fueron recibidos calurosamente el año pasado en la Zarzuela sin ninguna mención a los derechos humanos.

Homenaje a los caídos en 1898

Tras 121 años de espera, los soldados españoles caídos en Santiago de Cuba en dos de las batallas que rubricaron el fin del imperio colonial de su país han recibido el homenaje tributado por un rey de España. Felipe VI quiso cerrar así la visita de Estado que ha realizado junto a la reina Letizia a Cuba, la primera en la historia de un monarca español.

Fue quizás el acto más emotivo de todos los que protagonizaron desde su llegada a La Habana el pasado lunes. Desde la capital cubana se trasladaron a Santiago y se dirigieron directamente al Castillo del Morro para homenajear al almirante Pascual Cervera y a los marinos españoles que fueron derrotados por Estados Unidos en la única batalla naval en la historia militar de Cuba, el 3 de julio de 1898.

Con un solemne toque de oración y con los reyes ante las banderas de España y Cuba se recordó a los caídos en esa batalla mientras que un relator aseguraba que «la heroica actuación de los miembros de la Armada Española, guiada siempre por la lealtad y el amor a España, será siempre recordada como un ejemplo de coraje, valor y honor».

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