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Los arcabuces acompañan a la Virgen del Castillo, la Purísima y patrona de Yecla hasta la ciudad, este lunes.

La Patrona de Yecla baja a la ciudad entre las salvas de pólvora de los arcabuces

El municipio celebra con emoción su 'Día de Acción de Gracias' para cumplir fielmente con la historia y la tradición

CARMEN ORTÍN

Lunes, 7 de diciembre 2015, 21:53

Eran las cinco de la madrugada cuando la población yeclana se despertó este lunes con los arcabuzazos de rigor, que resonaron desde todos los rincones para concluir una hora más tarde en el atrio de la basílica con las arcas cerradas. Después, como es costumbre, la degustación de las típicas gachasmigas para afrontar la mañana de la Bajada con fuerzas en el cuerpo.

Fue una mañana de agradables temperaturas. Mañana de incesante tronar de los cientos de arcabuceros que participan en las fiestas, unido al fervor de miles de vecinos que arroparon a la Patrona, portada a hombros, en todo el recorrido del camino serpenteante del cerro hasta la basílica.

El 7 de diciembre en Yecla está marcado, desde hace casi cuatro siglos, para cumplir con la tradición de subir al santuario para bajar a la Virgen del Castillo. La Bajada se inició a las 11.00 horas y y dos horas más tarde llegaba a la Plaza Mayor, abarrotada por un público expectante y dispuesto a no perderse este acontecimiento.

En la balconada de la casa consistorial estaba el alcalde, Marcos Ortuño, quien recibió a la Patrona con los vítores de rigor junto a los miembros de la corporación y diversas autoridades regionales. La Virgen hizo su parada ante la tribuna de ancianos, que hicieron su particular recibimiento.

La entrada triunfal de la Virgen a la basílica fue a las 13.30 horas. Como siempre, entre el estruendo de los arcabuces, con las tradicionales arcas cerradas, entre una espesa nube de humo de la pólvora quemada en la que se volvió a repetir la tradicional estampa del Mayordomo, este año Narciso José Botía, jugando la Bandera ante la Virgen, escoltado por el Mayordomo del Bastón, José María Martínez.

Todo ante la mirada expectante de los Pajes, Carmen Botía y Gonzalo Martínez, arropados de familiares, amigos, soldadesca y centenares de personas que abarrotaron las inmediaciones del atrio.

Fue una gran Bajada, que discurrió con gran brillantez y con ausencia de incidentes por la pólvora, lo que fue destacado por el presidente de la Asociación de Mayordomos, José Francisco Puche, que aprovechó para felicitar a todos los integrantes de las Agrupaciones de Escuadras y demás soldadesca que integran la Compañía Martín Soriano Zaplana.

Por la tarde cesó el tronar de los arcabuces y se celebró la ofrenda de flores. Fue una tarde alegre en la que los arcabuceros, acompañados de sus mujeres ataviadas con la típica mantilla española y con las bandas de música, recorrieron las calles del municipio para finalizar en la basílica, donde se encuentra la imagen de la Virgen, que permanecerá allí hasta el domingo 20 de diciembre.

Acción de gracias

Con la Bajada de la Patrona se cumple con la tradición y se recuerda a aquellos 61 soldados que en el año 1642, al mando del capitán Martín Soriano Zaplana, fueron reclutados para ir a Vinaroz a la guerra de Cataluña.

Como no tuvieron que participar en dicha batalla y regresaron sin baja alguna, subieron al santuario del Castillo a dar gracias a la Virgen. Y desde entonces, desde hace ya 373 años de antigüedad, se conmemora este hecho histórico, cargado de tradición y de devoción popular.

Alardes festivos marcados por un ritual que se conserva y está recogido en las Ordenanzas de Carlos III, del año 1786. Estas singularidades procuraron que estos eventos festivos tengan hoy el título de Interés Turístico Nacional y Bien de Interés Cultural.

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