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Les llaman 'piteros'. Porque sus detectores suelen pitar cuando pasan sobre algún metal. A menudo son trozos de hierro sin valor alguno. Pero con demasiada frecuencia se trata de restos arqueológicos, sobre todo monedas, medallas, hebillas y diversos elementos de armas, como puntas de flecha. Eso, sin contar otros tesoros cerámicos o de cualquier material que puedan acompañar a aquellos.
Los descubrimientos, que alegrarían a más de un investigador, suponen en cambio un auténtico delito. Primero, porque el empleo de detectores de metales está vedado en zonas protegidas. Y segundo, tras constatar que muchas de las piezas pasan de los yacimientos a internet en cuestión de horas. Por no escribir minutos, ya que no es necesaria la figura de un intermediario para que los 'piteros' lleguen hasta sus potenciales compradores.
La ley nacional premia «El descubridor y el propietario del lugar en que hubiere sido encontrado el objeto tienen derecho [...] a la mitad del valor que en tasación legal se le atribuya». Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español. Artículo 44.3.
La ley regional solo obliga La Ley 4/2007, de 16 de marzo, de Patrimonio Cultural de la Región, no incluye premios, pero sí la obligación de informar sobre lo encontrado antes de 48 horas.
La última de las aplicaciones que se suma a este expolio tecnológico es Wallapop, donde resulta rápido encontrar a vendedores murcianos. Anuncios hay para todos los gustos y ortografías. En algunos casos, las descripciones sobre los productos en venta son ambiguas, aunque las fotografías que las acompañan aclaren algo más. Es el caso de un vendedor de Cartagena que ofrece «monedas de varias épocas, desde romanas e ibéricas hasta pesetas de Alfonso XIII». A ellas se suman «otros objetos antiguos».
En las fotografías puede observarse un gran montón de piezas, en su mayoría sin limpiar siquiera, junto a otras ordenadas y donde destacan algunas de plata de varios monarcas españoles, como Fernando VII o Isabel II. Mucho menos valiosas que dos tetradracmas de los emperadores Decio y Galo. Uno, 65 euros. Los dos por 150 euros. No son las únicas piezas de este vendedor, quien también asegura que dispone «de monedas romanas, griegas y bizantinas».
Quien desee iniciar una colección de golpe también podrá hacerlo a través de esta 'app'. Otro de los anuncios ofrece 800 monedas de 80 países. El precio es 500 euros. Poco, si lo comparamos con los 8.000 que pide un vecino de Lorquí por «12 monedas que narran la historia de Franco. Son de oro de 21,6 kilates», en este caso legales. Como de oro son los dólares de otro vendedor que pide 3.000 euros por el lote.
Fuentes de la Guardia Civil aseguran que resulta complicado detener este comercio a veces ilícito. Ilegal, pues las piezas descubiertas deben entregarse a la autoridad y el resto, desde la década de los ochenta, no se pueden vender si no se acredita que provienen de herencia o que se poseían desde años antes. Aunque eso tampoco frena el negocio.
La Guardia Civil presentará en unos días una operación en Murcia, precisamente, contra el comercio de obras de arte en la Red. El catálogo de fósiles, por poner otro ejemplo, es muy nutrido. Desde uno de ammonites por 30 euros, que vende una coleccionista de la pedanía murciana de El Puntal, a una pequeña colección de erizos por otros 28 euros. Y hasta un tronco fosilizado cuyo dueño asegura que proviene de Argelia. En todos los casos, los vendedores ofrecen facilidades a quienes estén interesados en ver las piezas. E incluso algunos aportan sus números de móvil para agilizar el trato. La duda es si existe control por parte de esta aplicación en los productos que se ofertan.
El procedimiento es sencillo. Un programa rastrea las nuevas descripciones y hace saltar las alarmas cuando en los textos encuentra determinados términos tales como reliquia, yacimiento, arqueológico... Y retira de sus fondos el anuncio de la pieza. Lo que no impide que los 'piteros' vuelvan a subirlos eliminando antes palabras comprometidas. Que es lo que hacen.
En la Región no está prohibido el uso de detectores en zonas que no estén protegidas. Esto significa que en cualquier otro lugar pueden usarse. Lo que no implica que los hallazgos pertenezcan a quienes los descubran. La Ley 4/2007, de 16 de marzo, de Patrimonio Cultural de la Comunidad Autónoma de la Región, no ofrece lugar a dudas en su artículo 58. En él se advierte de que quien descubra objetos y restos materiales y vestigios o restos fosilizados que posean los valores propios del patrimonio cultural [...] deberán comunicar el hallazgo y entregar los objetos y restos hallados a la dirección general [...] en el plazo de cuarenta y ocho horas». Dos días máximo. Y cuidado. La norma establece como falta muy grave «la destrucción total o parcial o cualquier intervención sobre bienes muebles de interés cultural sin autorización». El castigo no es moco de pavo. Como establece en su artículo 76, están previstas multas «desde 200.001 hasta 1.000.000 de euros» para los responsables de estos atropellos.
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