Volver a trabajar más allá de los 50: «Llega un momento en que te hundes»
José Domingo cerró su empresa por la crisis en 2014 y ha logrado reinventarse gracias al programa APIS, que ha dado empleo a 60 personas este año
La llegada del parón de la construcción tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria abocó al cartagenero José Domingo Martínez a una situación desesperada. En 2014, con 47 años, tuvo que tomar una de las decisiones más difíciles de su vida: cerrar la pequeña empresa de construcción y reformas en la que daba empleo a una cuadrilla de seis personas para empezar de nuevo. «Primero me quedé con dos empleados. Intenté aguantar, pero no pude. Antes de dejar púas a nadie, me dije: 'Se acabó'. Pero cuando cerré, después de pagar a mi gente, me encontré a cero, sin trabajo y sin ninguna ayuda», cuenta.
Por su edad, encontrar empleo le parecía una tarea imposible en aquel contexto económico. Y no tardó en constatar la magnitud del reto. Tras mucho tiempo buscando una oportunidad sin éxito, acabó acudiendo a Servicios Sociales e iniciando distintos cursos con la intención de reinventarse. Pero mientras se formaba en jardinería o informática, las facturas iban acumulándose.
«No fue hasta un año después de quedarme sin empleo cuando empecé a recibir una pequeña ayuda de 333 euros, pero me seguía faltando para comer, me faltaba para pagar luz y agua. Fue una época muy mala. Y mi mujer y yo tuvimos que recurrir a la ayuda familiar», recuerda. Después, el bolsillo empezó a tirar hacia abajo del ánimo. «Llega un momento en que te hundes. No encuentras nada, ves que vas de aquí para allá y te hundes, te sientes mal, adelgazas. No sabía por dónde salir», dice. Hasta que le surgió la oportunidad de ingresar en el programa de inserción sociolaboral APIS, que busca allanar el camino hacia el empleo de personas en situación de vulnerabilidad. Su primer contacto con esta iniciativa se materializó en un contrato de mantenimiento que le sirvió de salvavidas durante un año y medio. Y en 2023, ya con 55 años, llegó su segunda oportunidad, con un nuevo contrato como personal de mantenimiento en la asociación Ápices, que se dedica a la integración de personas con problemas de salud mental. Inicialmente eran nueve meses. «Cuando me faltaban dos, la directora me comunicó que me quedaba en la plantilla. Y fue una alegría tremenda», recuerda.
Este año, las ayudas APIS han facilitado la contratación de más de 60 personas en situación de vulnerabilidad. Estas se destinan a empresas y entidades sociales que reciben a cambio de la contratación de este perfil de desempleados entre 900 y 1.400 euros al mes. La duración de los contratos debe establecerse por un periodo de entre 6 y 12 meses, con una jornada mínima del 50%, pero la intención es que, como ocurrió con José Domingo, este paso previo sirva para abrir las puertas a un empleo estable a los participantes.
El programa, impulsado por la Consejería de Política Social, Familias e Igualdad, ha recibido este año una inversión adicional para las empresas participantes de hasta 250.000 euros. Este importe, sumado al que se destina a entidades sociales e instituciones sin ánimo de lucro, de 600.000 euros, eleva la financiación total de las ayudas hasta los 850.000 euros.
Solo en los últimos cinco años, más de 230 personas han conseguido un empleo tras seguir un itinerario de inserción sociolaboral y de inclusión activa.
El Instituto Murciano de Acción Social realiza un seguimiento del itinerario de los empleados del programa y ofrece al trabajador un acompañamiento personalizado, realizado por un profesional, para reforzar sus habilidades personales, sociales y profesionales en busca de que ese primer impulso cristalice en una relación laboral a largo plazo.
La última convocatoria de APIS, publicada el pasado mes de octubre, recibió 42 solicitudes de 11 de empresas y 31 entidades sociales. La medida es complementaria a la prestación de la Renta Básica de Inserción, también con los Programas de Activación de la Empleabilidad e inclusión activa de personas y jóvenes vulnerables, y con el Proyecto 'Personas', cofinanciados por el FSE+.
Hoy, a sus 58 años, José Domingo ha dejado atrás aquella angustia ante el futuro. «La directora me dice que soy un currante y que ya soy uno más, y eso me hace muy feliz». Acaba de sacarse el carné de autobús para cubrir también los recorridos del microbús de Ápices. «Las empresas tienen quedarse cuenta –defiende–. Las personas mayores merecemos una oportunidad».
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