Llanos Zafrilla, Juan Antonio Solera y Ángel Ayala pasean con Teresa por la plaza de la Catedral. V. VICÉNS / AGM

Voluntad para cambiar el mundo

Acción Solidaria - Obra Social 'LaCaixa' ·

La Fundación Fade busca aliviar la soledad no deseada y mejorar la calidad de vida de personas mayores a través de actividades de voluntariado enmarcadas dentro del programa Secunda Senior-Siempre Acompañado

BEA MARTÍNEZ

Lunes, 5 de octubre 2020, 08:02

Ser voluntario es una experiencia de la que nadie sale indemne. Dedicar tiempo a dar respuesta a distintas necesidades sociales no solo enriquece a aquellos que reciben esos minutos, horas o días, sino que dejan en el que los entrega un poso de aprendizaje imborrable. Compartir ese tiempo favorece un intercambio de valores y de experiencias que hace crecer a las dos partes y que enseña cosas que no se pueden aprender en los libros.

Publicidad

Este aprendizaje vital es algo que experimentan desde 2004 muchos de los voluntarios de Fade, una fundación que lleva ya 16 años «con el reto de construir una estrategia para mejorar el mundo. Hemos ido abriendo caminos donde solo había sueños y consolidando la misión de promover una ciudadanía activa e implicada en solucionar los problemas sociales», explica la secretaria del patronato de la fundación, Caridad Rosique.

La entidad trabaja en los ámbitos de atención a mayores, enfermos, dependientes y menores en situación de desventaja a través del voluntariado; inserción sociolaboral de mujeres en situación o riesgo de exclusión; familia y emprendimiento juvenil, y cooperación al desarrollo y educación para la ciudadanía global. Cuenta con el apoyo de más de 400 donantes particulares, además de entidades públicas y privadas, y una sólida red de voluntarios activos de alrededor de 300 que dedican parte de su tiempo libre a los numerosos proyectos en los que Fade está inmersa.

Juan Antonio Solera: «Dedicar tiempo a las personas mayores es una experiencia enriquecedora; te aportan su experiencia»

Una de las iniciativas que ha desarrollado la entidad va precisamente destinada a estos voluntarios. Promover una ciudadanía activa e implicada incluye también impulsar en ellos una serie de valores y comportamientos que sean aplicables no solo en la actividad que realizan sino en su vida diaria. Precisamente con el objetivo de formarles nació Talante Solidario, una plataforma 'online' centrada en la enseñanza de diez 'soft skills' o habilidades blandas (liderazgo de servicio; análisis y resolución de problemas; iniciativa y autonomía; empatía; comunicación interpersonal; organización y planificación; flexibilidad e innovación; trabajo en equipo; aseritividad y responsabilidad; y compromiso) a través de una metodología que incluye una parte de enseñanza teórica y otra de retos o ejercicios prácticos, «que tienen que desarrollar en su propio voluntariado. Están constantemente vinculando lo que aprenden con su labor», apunta el responsable de contenidos y desarrollo de la plataforma, César García-Rincón.

Cada voluntario es acompañado durante el proceso por un tutor, que, al finalizar, realiza un informe y una evaluación global, tras lo que es posible la certificación de las competencias adquiridas, un título con «el que también se busca que se mejore su empleabilidad. Al final, te da una idea de que es una persona que ha aprendido unos valores, un humanismo y una empatía que, en el ámbito del trabajo, es muy importante», recalca.

Publicidad

Acompañar para aprender

Acompañar a las personas mayores y prestarles apoyo en momentos complicados es otra de las labores de Fade, que dedica grandes esfuerzos a desarrollar proyectos relacionados con la tercera edad. En este aspecto, la fundación tiene en marcha el programa Secunda Senior-Siempre Acompañado, financiado por la Fundación 'la Caixa', que se enfoca en el «acompañamiento de personas mayores, enfermas y dependientes, con el objetivo de aliviar la soledad no deseada y mejorar su calidad de vida», señala la responsable de Proyectos y Comunicación de la entidad, Cristina Alcántara. Así, el programa se articula en varios ámbitos de actuación, todos ellos desarrollados en el municipio de Murcia: acompañamiento hospitalario, domiciliario, en residencias y centros de día, y actividades de ocio y tiempo libre con personas con discapacidad.

Uno de los voluntarios que participa en estas actividades es Juan Antonio Solera. Conoció la fundación «hace cinco o seis años» e inició su actividad en Fade a través del acompañamiento hospitalario en el Morales Meseguer, al que iba «una vez a la semana visitando por plantas a los pacientes que estaban solos o que necesitaban un poco de compañía, porque llevaban mucho tiempo hospitalizados». La llegada de la Covid-19 limitó mucho estos encuentros, por lo que parte de los voluntarios que realizaban esta actividad comenzaron a hacer acompañamiento telefónico a personas mayores, con los que hablaban «dos o tres días a la semana para que la estancia fuese más llevadera, porque no podían salir ni ser visitados».

Publicidad

Tras haber prestado su ayuda en estas actividades, en la actualidad participa en el programa de acompañamiento domiciliario a personas mayores. Así, dos horas a la semana, normalmente los miércoles por la tarde, recoge a Teresa en su hogar y junto con otro voluntario (siempre se realiza en grupos de dos) «paseamos por la ciudad, tomamos un café y hablamos», una actividad que a su juicio es «una experiencia única. Te enriquece mucho porque estas personas mayores te aportan su propia experiencia, cosas que ellos han vivido y que a ti no te han pasado».

Intercambio de emociones

Ese aprendizaje mutuo es una sensación que no es exclusiva de Solera, sino que es común entre los voluntarios que conforman la fundación. «Este intercambio es muy rico. De hecho, nuestros voluntarios van pensando en que le van a aportar mucho a la persona mayor y, generalmente, suele ser al contrario. Salen de ese acompañamiento diciendo que la actividad les aporta más a ellos que a esos mayores. Es un enriquecimiento muy positivo. Además, les ayuda a poner las cosas en su sitio, a valorar lo importante y a tener otra perspectiva», apostilla Cristina Alcántara.

Publicidad

Para Solera, ser voluntario es una forma de «dar a los demás algo de todo lo que he recibido. A veces te sirve para olvidarte de lo que crees que son problemas y a darte cuenta de que hay otras personas con problemas infinitamente mayores a los tuyos».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad