Volcanes, el libro pétreo de la naturaleza
Huella del pasado, oportunidad de futuro. Las profundas fallas que surcan la Región y su cercanía al límite de las placas tectónicas euroasiática y africana han dejado registro de hasta 60 volcanes, fuentes de riqueza económica y natural, y de recursos minerales, científicos, culturales y turísticos
Los volcanes de la Región no son un riesgo inminente» porque su actividad cesó, tranquiliza el geólogo Francisco Guillén Mondéjar, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero y de la Comisión de Patrimonio de la Sociedad Geológica de España, además de profesor de Geología de la Universidad de Murcia (UMU).
No obstante, reconoce Guillén ahora que el volcán de Cumbre Vieja, en la canaria isla de La Palma, ha centrado todas las miradas en el vulcanismo, la huella de estos fenómenos geológicos cuenta en la Región con unos 60 afloramientos -«todos ellos inactivos», insiste-. La causa principal es la proximidad de la Región a la zona de fricción de las placas tectónicas africana y euroasiática, así como las numerosas y profundas fallas que surcan la Comunidad. Y cita las abundantes aguas termales que manan en estas tierras (Archena, Fortuna, Mula, Moratalla, Lorca, Alhama, Mazarrón,...) como el último rescoldo de este pasado volcánico que, por su situación geológica, no permite descartar que vuelva a producirse en cualquier momento, como ya ocurrió desde hace 230 millones de años (Ma), en el Triásico, el Jurásico, el Mioceno y el Cuaternario. Pero, sentencia Guillén, su última actividad se remonta a hace 2,6 Ma «en el entorno de la ciudad de Cartagena: Tallante, Cabezo de la Viuda y de la Fraila...».
Sin embargo, el alto riesgo sísmico que la tectónica de placas y las fallas y fracturas otorgan a la Región, también favorecen el vulcanismo cuando la presión magmática se eleve bajo la corteza terrestre. Geológicamente, la Región está muy viva, apunta: «Por ejemplo, las sierras de Abanilla y Carrascoy siguen creciendo a razón de centímetros por siglo».
Ejemplos de libro
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Cabezo Negro (Abarán). Son afloramientos subvolcánicos de hace 230 millones de años (Ma), muy extensos y de lava muy densa que no llega a salir al exterior. Sus ofitas se usan para la construcción. Otro ejemplo es el Cabezo Mingote (6) (Cartagena), junto a Los Nietos.
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Sierra del Madroño (Lorca). Volcanes submarinos de basalto con lavas almohadilladas bien conservadas. Surgen en la dorsal oceánica bajo el antiguo mar de Tetis, en el Jurásico (180 Ma). Otro ejemplo está en la Sierra de Ricote (7).
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El Carmolí (Cartagena). Surgidos en el Mioceno (8-6 Ma), afloran rocas calcoalcalinas potásicas, muy comunes y son los más numerosos en la Región. Otro ejemplo es el Distrito minero de Mazarrón (8) (Cabezo de San Cristóbal, Los Perules, Pedreras Viejas y Coto Fortuna) y La Carolina (9) (Águilas).
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Mina de la Celia (Jumilla). Surgidos en el Mioceno (8-6 Ma) y con rocas ultrapotásicas que, por su rareza, tienen nombres locales (jumillitas y fortunitas) y relevancia mundial. Otros ejemplos: Cabezo Negro (10) (Zeneta), Cerro de Monegrillo (11) (Salmerón, Moratalla), Barqueros (12) (Murcia), Cabecicos Negros (13) (Fortuna), Cabezo Negro (14) (Calasparra).
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Cabezo de la Viuda (Cartagena). Son las erupciones más recientes, del Cuaternario (2,6-1 Ma) y de rocas basálticas. Se encuentran todos en las proximidades de Cartagena, como el Cabezo Negro de Tallante (15) y el Cabezo de la Fraila (16).
Muestrario de vulcanología
«Solo el término municipal de Cartagena es un parque natural de vulcanología en el que se pueden ver todos los episodios volcánicos y casi todos los tipos de rocas presentes en la Región, y también muchos de los tipos de emisiones que dejaron»: coladas, domos, chimeneas, disyunciones columnares, aglomerados de piroclastos y ceniza, bombas, lavas almohadilladas, diques...
De hecho, para Francisco Guillén, el volcán de El Carmolí, junto a las islas del Mar Menor y Grosa, es de los más similares de la Región al que estos días convulsiona a La Palma (Cumbre Vieja), por el tipo de erupción (fisural y estrombolítico) y con varias bocas alineadas, además de ser más accesible y con las formaciones más visibles. También, «por su ubicación estratégica, junto al Mar Menor, y por conservar visibles muestras de diques, piroclastos, coladas y domos o tapones de disyunciones columnares» es excepcional para su uso didáctico y turístico.
Las erupciones contribuyen millones de años después al desarrollo de la Geología y dan acceso a los investigadores a minerales exóticos normalmente inalcanzables: las extrañísimas rocas ultrapotásicas -jumillitas, fortunitas, veritas y cancaritas- y los minerales y rocas del manto (a 70 km de profundidad) que la lava saca a la luz son solo dos ejemplos. «La Región es un laboratorio al aire libre», celebran los expertos.
Fuentes de riqueza
Este geólogo apasionado por su trabajo, empeñado en contribuir a la conservación de un patrimonio natural «riquísimo y singular», recuerda que los volcanes narran la historia natural de este territorio. «Si los yacimientos arqueológicos hablan de la historia del ser humano, las rocas son el libro pétreo de la naturaleza que registra la evolución geológica de nuestro planeta».
Por eso sabemos que las rocas más antiguas de la Región tienen 600 Ma -muy anteriores a los dinosaurios- y quedaron depositadas en el centro del actual Mediterráneo hasta que la orogenia Alpina las trasladó a su ubicación actual y dio origen a los volcanes. «Están en la mitad sur de la Región, Sierra Espuña incluida», especifica.
Los geólogos tienen claro que los volcanes son fuente de recursos naturales y, tras la catástrofe inicial, dan origen a nuevas tierras muy fértiles y a explosiones de biodiversidad. «Mientras la Tierra esté viva, habrá vida en la Tierra».
Entre los recursos que generan, cita la actividad minera a la que han dado origen: yacimientos versicolores de metal (blenda, galena, pirita, hematites, plata, plomo, estaño, magnetita,...) como los de Mazarrón, La Unión, Cehegín y Cartagena; el azufre de Moratalla, y el apatito esparraguina en Jumilla, un mineral muy raro usado para fabricar fertilizantes, son solo tres ejemplos de las materias primas que aportan desde siempre.
Estas explotaciones de los recursos geológicos, destacan los especialistas, han generado «un hábitat específico, que aprovechan la fauna y la flora para establecerse», como las colonias de murciélagos de La Celia (Jumilla) y Cabezo Gordo (Torre Pacheco). Estos entornos mineros de la Región, como la corta Brunita (La Unión-Cartagena) o San Cristóbal (Mazarrón), albergan una biodiversidad adaptada a ambientes extremos. «Un ejemplo similar es Riotinto (Huelva), con medios muy ácidos, que están sirviendo para investigar la posible biodiversidad extraplanetaria, además de atraer a 100.000 visitantes al año».
También han sido «origen de un patrimonio minero, que debemos conservar». Y cita los hornos de azufre de Salmerón, junto al cerro del Monegrillo que es el volcán, como una oportunidad para recordar y recuperar los conocimientos y usos tradicionales de la geodiversidad y el patrimonio asociado, difundirlo y promocionarlo; una apuesta por el desarrollo sostenible en zonas rurales despobladas a través de la cultura y el geoturismo. Ya hay en la Región exitosas experiencias como las aguas termales que alimentan el turismo de salud, pero también la Mina Agrupa-Vicenta (La Unión).
Y aún quedan por aprovechar 60 afloramientos volcánicos, todos Lugar de Interés Geológico (LIG) y más de la mitad de relevancia internacional; solo esperan para sumarse al Cerro Negro de Calasparra, el único de la Región musealizado, y para abrirse a las visitas docentes, científicas y recreativas.
«Los geólogos son clave para la prevención de riesgos naturales y en la UMU solo somos 3»
Antes de salir a visitar algunos de los volcanes de la Región, el geólogo Francisco Guillén se cruza con su colega José Luis Arostegui, quien le ha cedido momentáneamente el protagonismo ya que es el experto más consultado en la crisis del Mar Menor por su conocimiento de los acuíferos. Y se lamenta: «Frente a una Región de Murcia que es una potencia mundial en recursos geológicos, un laboratorio-museo al aire libre, hay que llamar la atención sobre la carencia de geólogos a nivel nacional y a nivel regional», reclama una facultad en Murcia. Su papel «es clave en el estudio y prevención de los riesgos geológicos del territorio y en la UMU solo somos 3». Recuerda que se deben estudiar los riesgos de subsidencia, o hundimiento del terreno, por el descenso del nivel freático; de inundaciones, sísmicos y volcánicos; «hay que saber el medio en que se vive, elaborar mapas de riesgos y prevenirlos con medidas que permitan vivir en armonía con la naturaleza», resume Guillén Mondéjar haciendo referencia a que poblaciones y construcciones deben atender a criterios científicos.
¿Dónde ir para ver...?
Los más de 60 afloramientos volcánicos de la Región catalogados LIG son un completo muestrario de muchos de los episodios volcánicos del Sureste español, de los tipos de volcanes, de sus rocas y sus emisiones. Un libro de extraordinaria belleza abierto para ser leído en plena naturaleza y sobre firmes candidatos a ser monumento natural.
Lavas almohadilladas: Afloramiento submarino cuyo rápido enfriamiento al contacto con el agua da lugar a redondeadas estructuras. Difíciles de ver, en Sierra del Madroño (Zarzadilla de Totana) y en Sierra de Ricote.
Colada pahoehoe: Típicas de los volcanes de lava más fluida o hawaianos, generan rocas muy duras, habitualmente lisas, y pocos piroclastos y ceniza. Sus erupciones son menos explosivas y avanza más rápido. Se pueden ver en el volcán de Barqueros (Murcia), Cabezo de la Viuda y colada basáltica de la Rambla de Peñas Blancas (Cartagena).
Domos volcánicos: Se producen en erupciones de lava viscosa que se enfría en la chimenea taponándola. Suelen tener disyunciones columnares. Se pueden ver en El Carmolí (Cartagena) y, una gigantesca, en el Cabezo Negro (Calasparra), único musealizado en la Región.
Coladas aa y piroclastos: Se producen en erupciones de lava viscosa, más violentas y de movimiento lento que enfría y fragmenta la lava dejando un depósito de malpaís. Se puede ver en El Carmolí y Cabezo de la Viuda.
Dique volcánico: Loma del Tale (Abanilla) es el ejemplo mejor conservado y de fortunita (rarísima roca ultrapotásica de la Región). Dique de Puebla de Mula.
Afloramientos subvolcánicos: Muy extensos, de lava muy viscosa. No salen al exterior, pero deforman el terreno. Cerro Negro (Abarán), Cabezo Beaza y Mingote (ambos en Cartagena).
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