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Vienen a España guapos y sanos

Demasiado perro ·

Rajoy ha hecho con Murcia lo que sabe: nada. Ha dejado que esto se pudriera: en materia de agua e infraestructuras estamos como hace 30 años

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Viernes, 29 de diciembre 2017, 23:39

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Confieso, amigos, que no nunca fue santo de mi devoción, y eso que el tío lo tenía muy fácil: llegar al Gobierno tras el peor presidente de la historia, el ínclito Zapatero, es algo que te pone muy sencillas las cosas. Con dos cosicas que hagas bien, 'despachao', y a otra cosa mariposa. Sobre ZP predije que no sólo dejaría España hecha unos zorros sino que cuando se fuera, el propio PSOE estaría arrasado; a las pruebas me remito. El hecho de que Pablo Iglesias, en medio de sus delirios guerracivilistas diga que «ha sido el mejor presidente de la historia», demuestra precisamente que «ha sido el peor presidente de nuestra historia». El tipo, flojo flojísimo, acuñó aquella frase de, «Sonsoles, cualquiera puede ser presidente de Gobierno». Que produce pánico porque sí, cualquiera puede serlo, pero para llevar a una sociedad a la hecatombe. El tiempo nos ha demostrado, tras su marcha, que los gobernantes ineptos te llevan a la debacle. De eso aquí sabemos mucho.

No es un hombre de acción. Rajoy tuvo una dificultad añadida porque cogió el país inmerso en una crisis económica sin precedentes, pero era cierto que, con poco que hiciera bien, hubiera pasado a la historia. No acertó. Vive atenazado por el tipo de comportamiento que le permitió hacerse con el poder en su partido: la inacción. Practica el don Tancredismo más atroz y yo, opino, que en política hay que hacer cosas. Sí, amigos, ya me lo sé, sé lo que dicen los pelotas: que si… «maneja los tiempos de manera espectacular», o que…. «si te sientas en la puerta de tu enemigo…», y todas esas gilipolleces que loan la cobardía, la iniciativa de la tortuga que, desde su caparazón, ve el mundo pasar. Nos encontramos en una encrucijada tremenda. El avispero catalán se ha complicado. Rajoy, bajo mi punto de vista, acertó al aplicar el 155 -por una vez hizo algo-, pero se equivocó en dos cosas: una, no meter mano a TV3; y dos, convocar elecciones demasiado pronto. Ahora, el PP en Cataluña es residual y los separatistas tienen una carta espectacular. Si son listos y Puigdemont viene para ser investido y es detenido con luz y fotógrafos, el Estado español habría encarcelado a un presidente electo ante el mundo. Es una jugada que les puede salir muy bien. Quizá no la lleven a cabo por sus luchas intestinas, pero Rajoy les ha puesto el jaque mate en bandeja.

Bienvenido Mr Marshall. Tito Conesa ya habló de esto en su último artículo y tiene razón, esto es de 'peli' de Berlanga. Y es ahora que Rajoy viene a Murcia, a lo bienvenido Mr Marshall, que estuve ojeando la escenita de la 'peli' de Berlanga y siento que, en Murcia, poco ha cambiado. Que seguimos viviendo en el sistema caciquil del XIX y que la caspa empieza a sobrar y producir hastío. Rajoy ha hecho con Murcia lo que sabe: nada. Ha dejado que esto se pudriera: en materia de agua e infraestructuras estamos como hace 30 años, en situación cada vez más agónica. El aeropuerto de Corvera costaba antes de venir Rajoy 20.000 euros diarios; el día de su visita siguió costando 20.000, y ahora que se ha ido, nos sigue costando 20.000 'pavos' diarios. Nada ha cambiado. ¿Quién lo paga? Los murcianos. El 'Mesías' vino a refrendar un contrato entre la Comunidad Autónoma y Aena, ¿qué pinta ahí? Pasó por el tema del agua de puntillas. Como Woody Allen en 'Zelig', adapta su discurso al lugar en que está. Aquí pide agua, en Castilla-La Mancha, la niega. Tuvo el empacho de anunciar un estudio de viabilidad para el Arco Noroeste que ya se publicó en BOE el 6 de julio de ¡2006! Y se quedó tan pancho. O sea, como en 'Bienvenido Mr Marshall', los americanos pasaron de largo una vez más. Se ríen de nosotros. Una y otra vez, en un eterno 'déjà vu' de la 'peli' de Berlanga. Además, para rematar el brillante acto de propaganda, una distinguida seguidora del partido, la muy avispada Martínez Conesa, incendió las redes faltando al respeto a los manifestantes del agua y el soterramiento que aguardaban fuera. De nada sirvió el acto pues ya no se habló de otra cosa. La canción de la 'peli' dice: «Americanos vienen a España guapos y sanos». Yo, a este hombre, lo que se dice guapo nunca lo vi, pero es que sano, tampoco. Caspa a tope.

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