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La entidad ofrece terapia psicológica a menores de edad. Asociación Quiero Crecer

Una vida nueva que rompe con la violencia

Acción Solidaria - Fundación 'LaCaixa' ·

La asociación Quiero Crecer promueve la salud mental infantojuvenil y cuenta con programas de ayuda a menores víctimas de violencia de género. También reclama mayores recursos para el tratamiento de estos problemas en niños y adolescentes

BEA MARTÍNEZ

Lunes, 12 de octubre 2020, 07:27

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La infancia y la adolescencia son normalmente vistas como las etapas más idílicas de una vida. La falta de preocupaciones o la inocencia son dos aspectos que se consideran claves para entender estos años como aquellos con los recuerdos más preciados, pero no para todo el mundo es así. En algunos casos, los cambios normales que se experimentan en estas edades se entremezclan con problemas de salud mental, con distinto origen, que pueden generar conflictos emocionales o de comportamiento que necesitan ser tratados para poder superarlos.

La protección y el cuidado de la salud mental infantojuvenil es precisamente el trabajo de la asociación Quiero Crecer, que nació en 2008 de la mano de un grupo de profesionales que se dieron cuenta «de que el tema de la salud mental en estas edades era muy precario, había pocos recursos que integraran tanto investigación como tratamiento. Veíamos mucha problemática sin atender», apunta su actual presidenta, Concha López Soler.

Doce trabajadores y cien socios

Así, con esta idea como base, se fundó una entidad que ha conseguido ayudar a más de 1.500 niños y adolescentes de la Región gracias a un amplio equipo de 12 trabajadores con una dilatada experiencia en el ámbito de la psicología clínica, universitaria y la salud mental infantojuvenil. Prueba de este buen hacer es el apoyo con el que cuenta, no solo por parte de organismos públicos y entidades privadas, sino también por sus más de cien socios, ampliamente comprometidos con la labor que realizan.

La violencia de género es una lacra social que no solo afecta a las mujeres, sino también a los menores de edad que la viven de cerca. Pasar por esta experiencia es un trance difícil de digerir que requiere la ayuda de profesionales como los que integran el Servicio de Atención Psicológica a Hijos de Mujeres Víctimas de Violencia de Género (Sapmex), una iniciativa ideada por la asociación Quiero Crecer y subvencionada por la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social,

El programa abrió sus puertas en 2009, cuando «la Comunidad Autónoma decidió crear un servicio especializado para estos niños. Hasta ese momento solo estaban los Centros de Atención Especializada para Mujeres Víctimas de Violencia, Cavi, pero no había un recurso específico para ellos», explica la psicóloga y coordinadora del programa, Maravillas Castro. La iniciativa, que ha atendido a 1.682 niños y adolescentes desde su creación hasta el mes pasado, trabaja con edades comprendidas entre los 3 y los 18 años, aunque sus usuarios más comunes se sitúan entre los 6 y los 12. A pesar de estar centrado en ellos, Sampex también pone su foco en las madres, a las que ayuda a gestionar la complicada situación y a establecer un nuevo vínculo con sus hijos.

En primer lugar, los menores «pasan por una evaluación psicológica para saber en qué condiciones han estado viviendo y qué secuelas tienen a nivel emocional», resume Castro, para, posteriormente, determinar el tipo de tratamiento, «que siempre se ajusta a cada caso». Además, los profesionales seleccionan el formato de intervención más adecuado, «que puede ser individual, –solo con el menor–, grupal –con otros menores– o familiar, en la que se trabajan más las relaciones y los vínculos», aclara.

Las terapias las realizan psicólogos que llevan a cabo su trabajo de forma itinerante por toda la Región. Además de la asistencia en Murcia capital, se desplazan a Águilas, Alcantarilla, Bullas, Caravaca de la Cruz, Cartagena, Ceutí, Cieza, Jumilla, Lorca, Los Alcázares, Mazarrón, Santomera, Totana y Yecla, con el fin de facilitar el tratamiento. El programa no tiene un número de sesiones preestablecido, sino «que se va adaptando a sus necesidades. Hay que entender que esto es un acompañamiento en un proceso bastante largo. Hay casos que los podemos llevar dos o tres años, cuatro incluso. Por otro lado, aunque se establezca una alta terapéutica, en los años siguientes puede ocurrir algún acontecimiento o pueden aparecer otros síntomas que les lleven a retomar de nuevo este servicio», indica Castro. A pesar de los esfuerzos de los psicólogos, algunos menores que asisten a los servicios de la asociación presentan dificultades de expresión emocional y baja adherencia hacia la terapia tradicional.

Con esta realidad como marco de trabajo, la asociación Quiero Crecer buscó soluciones e inició en 2015 un proyecto complementario a Sapmex y también financiado actualmente por la Consejería: las terapias asistidas por animales, con las que se trabaja con menores desde su inicio y con sus madres desde 2019. «Notábamos que había algunos a los que les costaba conectar con el tratamiento y expresarse en el despacho», cuenta la coordinadora de estos programas, Mavi Alcántara, que hace hincapié en el valor de este método para «complementar la terapia tradicional en un ambiente mucho más facilitador: la naturaleza».

Esta profesional, que realiza este servicio en el Centro Ecuestre de Educación Ambiental El Valle, trata todas las semanas a grupos de madres y de niños (en equipos reducidos de ocho personas) con los que se trabaja en contacto con varios tipos de animales, principalmente caballos y perros (y puntualmente animales de granja), «que nos ayudan a conseguir los objetivos terapéuticos en diferentes contextos y tienen un efecto muy positivo en las personas». Así, ayudan a establecer vínculos «algo fundamental en el programa de estos pequeños, porque han sufrido maltrato y desconfían», y a trabajar de forma práctica sus emociones y aspectos como el autocontrol, el trabajo en equipo o la gestión de la frustración.

Trabajo diario

El éxito de estos dos programas no ha frenado los esfuerzos de Quiero Crecer, que continúa trabajando para fomentar la investigación relacionada con la salud mental infantojuvenil y promoviendo nuevas iniciativas que supongan avances en este campo.

Además, desde la entidad se reclaman más medios para su tratamiento. «A lo largo de la infancia aparecen muchos problemas psicológicos que disminuyen el bienestar del menor, su interacción familiar y su rendimiento escolar. Más de la mitad de los trastornos y problemas mentales de adultos se generan antes de la adolescencia. Estamos muy preocupados por estas etapas, porque no hay suficientes recursos», recalca su presidenta.

Además, pone el acento en la necesidad en España de desarrollar, dentro de la psicología, una nueva especialidad bajo el nombre de Psicología Clínica de la Infancia y la Adolescencia, «una carencia, el no contar con especialistas, que se suma a la falta de medios. Esa es nuestra preocupación y hasta donde podemos luchamos para avanzar en este ámbito».

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