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Verdades como puños

El exalcalde José López muestra la misma aversión a la crítica y a la fiscalización de los medios de comunicación que su predecesora en el cargo. Pero él va mucho más allá, sobrepasando lo razonable en un sistema democrático

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Domingo, 23 de junio 2019, 10:54

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No ha tenido Cartagena suerte con sus dirigentes en los últimos tiempos. La imagen que han proyectado de la ciudad trimilenaria no hace justicia a su realidad histórica, turística, cultural y empresarial. Las importantes transformaciones que, para bien, experimentó Cartagena en las últimas décadas se han visto manchadas por comportamientos muy alejados de la ética cívica. Cuanto más necesaria era la ejemplaridad en la vida pública, más se alejaron de ella quienes más obligados estaban. Por soberbia y por prepotencia. Lo que digo hoy se lo dije en persona a Pilar Barreiro cuando era alcaldesa y se quejaba de la cobertura informativa de determinadas actuaciones de su alcaldía que, decía, estaban dentro de la legalidad. Mi respuesta fue que no nos correspondía como periodistas dilucidar lo que es exclusiva competencia de jueces y fiscales, pero sí, desde luego, informar de las investigaciones judiciales a cargos públicos electos, como ella. Como también, en un ejercicio responsable de la libertad de expresión, opinar sobre comportamientos que a nuestro parecer pudieran ser políticamente inadecuados. Por ejemplo, que el Ayuntamiento de Cartagena llegase a acuerdos con empresas representadas por el exalcalde José Antonio Alonso. Si eso mismo ocurriera en Madrid, entre la entonces alcaldesa Ana Botella y su predecesor Gallardón, por ejemplo, se encontraría con un frontal rechazo social, le argumenté en una ocasión. Mi posición en apoyo de la independencia de los periodistas de 'La Verdad' de Cartagena, frente a una alcaldesa que le gustaba hacer gala de mandar mucho, hicieron que nuestra relación institucional fuera tensa, pero respetuosa y en ningún caso cicatera en el reconocimiento al impulso que dio a la ciudad. (Por nuestra indicación fue invitada a un foro internacional de Vocento para explicar el exitoso proyecto de recuperación patrimonial de Cartagena).

Lo que vino después es conocido. En la antesala de las elecciones, Barreiro encargó a la empresa de la 'operación Púnica' una limpieza de su reputación 'online', con notas de prensa publicadas en medios digitales 'zombies', que desplazaban en el buscador de Google a todas las noticias que 'La Verdad' y otros medios habían publicado, como era su obligación, sobre el 'caso Novo Carthago'. Según el Tribunal Supremo, no existió delito porque no quedó acreditado que ese lavado de imagen se hiciera con fondos públicos. Entre esas noticias poco favorables estaban no pocas protagonizadas por un concejal llamado José López, de verbo muy vehemente y que planteaba entonces una férrea oposición en asuntos de planeamiento urbanístico donde había intereses políticos y empresariales enfrentados en la ciudad. Como se comprobaría después, tras convertirse en alcalde con un pacto con la socialista Ana Belén Castejón, López mostró la misma aversión a la crítica y a la fiscalización de los medios de comunicación que su predecesora en el cargo. Pero él fue mucho más allá, con ataques a la prensa que sobrepasaban lo razonable en un sistema democrático. No solo señalaba a periodistas con nombres y apellidos, sino que les insultaba en televisiones, radios, redes sociales y actos públicos. 'Mono con bolígrafo' o tuercebotas fueron algunos de los calificativos recibidos públicamente del entonces alcalde por nuestros periodistas, cuyos nombres en las redes han llegado a aparecer junto a la imagen de un ataúd. López ha ido fabulando con todo tipo de relatos absurdos para convencer a los suyos de que es objeto de una persecución, una estrategia populista de manual de quien pretendió en el inicio de su alcaldía crear una web institucional para desmentir informaciones periodísticas y proporcionar una 'versión oficial' de su gestión. En una reciente resolución donde se le desestimaba una denuncia, interpuesta por López a raíz de la publicación en 'La Verdad' y otros medios de un vídeo de su presunto intento de agresión a un ex director general de la Comunidad Autónoma, la presidenta de la Agencia Española de Protección de Datos le ha tenido que recordar el valor preferente de la libertad de información cuando se trata de asuntos de relevancia pública.

José López suele acabar muchas de sus polémicas recurriendo a los juzgados. Lo hizo tras solicitarnos una retractación cuando 'La Verdad' desveló que el Ayuntamiento, en su etapa de alcalde, contrató a un primo suyo con un acuerdo negociado sin publicidad. En el ejercicio de sus derechos, López llevó a este director ante un tribunal, que desestimó íntegramente la demanda, dejando en no muy buen lugar a los Servicios Jurídicos del Ayuntamiento, que fue condenado al pago de las costas. El juez destacó en varios pasajes de su sentencia la «flagrante irregularidad» y el «abusivo ejercicio del derecho» cometidos por la parte demandante, dado que José López no estaba habilitado para presentar la acción judicial y fue la alcaldesa Castejón quien quiso hacerlo posible, dos años después, con un decreto aprobado exprofeso para que pudiera actuar contra 'La Verdad'. Lo discutible aquí no es que ejerza sus derechos en los tribunales, sino que para un asunto personal de su antigua etapa de alcalde haga uso de los jurídicos municipales y exponga al pago de las costas a los contribuyentes cartageneros. Hoy es muy probable que las redes sociales vuelvan a llenarse, una vez más, de insultos, contra mí y otros periodistas de 'La Verdad'. Y, una vez más, me preguntaré qué les hará pensar que lograrán con sus tuits anónimos lo que no consiguieron los etarras con sus pistolas. Nuestro compromiso con el derecho a la información de los cartageneros desde hace 116 años, 60 con edición propia, nunca decaerá. Como diría José López, eso es una verdad como un puño. Dicho sea sin acritud y con educación.

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