Fachada de un edificio abandonado y okupado en la ciudad de Murcia. Alfonso Durán / AGM

Vendo piso con okupa dentro

Particulares y grupos organizados anuncian en internet el alquiler y la venta de viviendas okupadas dentro de un mercado negro en alza

Lunes, 17 de septiembre 2018, 07:20

El movimiento okupa ha dado un paso más en su expansión por la Región. A las dificultades que existen para desalojarlos por los resquicios legales y la lentitud del proceso judicial para su desahucio -unos dos años-, se une otra pata de este fenómeno social: se ha creado un mercado inmobiliario paralelo en torno a las viviendas okupadas. Un negocio con diferentes actores que contribuyen a su crecimiento. Por un lado, están los okupas, particulares y grupos organizados, que venden el acceso a los inmuebles usurpados, normalmente a bancos, a precios de entre 100 y 1.500 euros.

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Por otro lado, se encuentran los okupas en potencia, que buscan en este mercado negro un techo. Y, en última instancia, están los dueños de las viviendas arrebatadas que, cansados del desamparo durante años, optan por la venta de sus casas a un precio irrisorio: la mitad del valor real.

De esta manera, las casas se transforman en escenarios que acogen el vaivén de nuevos y antiguos okupas, que negocian semanalmente con ellas y que tienen en el boca a boca y en los anuncios en webs especializadas los canales que mueven este mercado.

«Busco piso para okupar»

Solo amparados en el anonimato, los protagonistas de este submundo ilegal se atreven a hablar. Descuelga el teléfono y responde que sí, que él es el autor del anuncio de internet 'Busco piso para okupar'. Se lamenta de que no puede permitirse alquilar un piso con los 400 euros mensuales del paro y que por eso vive con sus padres, pero que, «en cuanto tenga casa, me pondré a buscar trabajo».

Con 18 años, su plan pasa por independizarse okupando una vivienda. En el anuncio detalla que está dispuesto a pagar entre 300 y 400 euros por una casa en Molina de Segura, Lorquí o Alguazas. El precio debe incluir la apertura ilegal de la cerradura y el cambio de la misma. «Me he leído el 'Manual del okupa' y sé cómo va esto. Lo malo es que estoy solo y para okupar se necesita al menos otra persona más», explica. Porque siempre debe haber alguien dentro de la casa, y una persona sola no podría salir a la calle sin arriesgarse a perderla.

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En la misma página de anuncios este chico podría encontrar lo que busca si no le importase vivir en otro municipio. Un breve rastreo muestra una casa que se 'cede' en Jumilla por 500 euros. No tiene agua pero «tiene al lado (una) fuente potable (y) luz enganchada». Existe otra vivienda de dos plantas en Yecla por el mismo precio ; tampoco tiene agua, pero sí «telecable y 200 canales».

También llama la atención la oferta de alquiler de una vivienda en la calle Mayor de Puente Tocinos por 123 euros, otra en Alcantarilla que se arrienda por 500 euros e incluso una casa de banco en El Algar, a la venta por 123.500 euros. En los tres casos, la persona de contacto y el número son los mismos.

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Casas a la mitad de precio

«Vivienda de 100 metros cuadrados con cuatro habitaciones, salón, cocina, aseo, patio y terraza». El propietario de esta casa en la calle Industria de Molina la ofrece por 12.000 euros. El precio lo bajó a principios de septiembre y, desde entonces no ha parado de recibir llamadas, «sobre todo de extranjeros».

Parece una 'ganga', pero un detalle justifica el precio. El dueño lo refleja en la descripción: «Piso muy céntrico. Frente a Cruz Roja. 4ª Planta. Sin ascensor. Con okupas». «Es la única salida que he encontrado desde que lo compré, tras una subasta del juzgado hace seis años. Cuando fuimos a tomar posesión del inmueble descubrimos que estaba okupado y fue imposible entrar». Según el informe policial, en el piso vive una mujer con sus dos hijas. Esa situación especial ha hecho que el proceso se ralentice: al haber una familia viviendo «está parado y la Policía me dice que poco se puede hacer», apunta.

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Ha intentado negociar con la mujer un alquiler, pero no le abre la puerta. «También acudí a Servicios Sociales para que mediaran en un acuerdo, pero no pudo ser. Llegados a este punto, no tengo más opción que vender la casa con los okupas dentro».

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