«Si la vida es teatro, cada persona es protagonista de una comedia sin final»

El mundo de la interpretación es para José Salguero (Madrid, 1960) su vida: «Trabajo por vocación. Yo no quiero ganar dinero, pero perderlo tampoco; a mí no me importa hacerlo gratis». Este año, en Carthagineses y Romanos, ha aportado una novedad: dirigir la primera comedia romana, un espectáculo que sustituye en el programa de fiestas al tradicional ajedrez viviente. Para ello ha adaptado la obra 'Lisístrata', de Aristófanes, escrita en el 411 antes de Cristo, cuando Atenas pasaba por uno de los peores momentos políticos, económicos y sociales de toda su historia.

-¿Cómo empezó todo?

- La Legión Vernácula se encargaba de organizar el acto oficial romano del ajedrez viviente, pero se hacía ya muy pesado y monótono. Hace unos años, un integrante sugirió incorporar un argumento teatral para agilizar la obra. En 2011 me hice cargo de la dirección, y este año pedí adaptar una comedia clásica, sin ajedrez de por medio, para que fuera más interesante.

- ¿Por qué eligió 'Lisístrata'?

- Elegí esta obra como podía haber cogido otra, también porque la mayoría de las personas que forman la Legión Vernácula son mujeres y los personajes de la obra de Aristófanes también lo son. Tenía la intención de acercar el texto al pueblo haciéndolo más fácil de comprender, aunque mantengo la esencia, el mensaje y el espíritu original. Lisístrata lucha por la igualdad de las mujeres en los asuntos políticos, que también se sigue haciendo ahora, porque en Atenas no tenían nada que decir.

- ¿Ha sido una gran responsabilidad o un reto?

- Para mí, todas las adaptaciones son retos, porque tienes que modificar los textos para que se entienda la historia. En los textos antiguos hay palabras arcaicas que como no las cambies por otras más actuales nadie se enteraría de nada. Es fabuloso ver una obra de teatro y que te llene. A mí me encanta.

- ¿Qué pensaría Aristófanes si viera su adaptación?

- Él me daría el visto bueno, porque siempre fue un mensajero de la libertad, de la igualdad y de la mujer. Utilizaba el teatro para lanzar mensajes. Para mí, lo más importante es que la gente se vaya con una idea de quién es Lisístrata, tanto los que se rasgaron las vestiduras como los que se fueron riendo.

- ¿Ya ha pensado en la adaptación del año próximo?

- Si me avisan otra vez, intentaré ser un poquito más fino. Buscaré un texto menos zafio con chistes más elaborados. Para mí es un acierto que este año la actuación se adelantara por primera vez a las ocho de la tarde, antes del Senado. Lo hemos agradecido, porque el aforo se ha mantenido en todo momento.

- ¿Cada uno es protagonista de una historia teatral continua?

- A mí me parece que cada uno tenemos nuestra propia historia, porque si la vida es teatro, nosotros somos actores de una comedia sin final. Solo tienes que hacer lo que haces en tu día a día, pero utilizando términos y herramientas teatrales.

- ¿Una mala crítica es un aguijón?

- Depende de quien venga. Los críticos tienen una responsabilidad muy grande, porque pueden hacer mucho daño si no lo hacen bien. ¿Quién es el dueño de la verdad? El público es quien tiene que decidir sí una obra vale o no. A mí no me gusta ser crítico tajante, porque la humildad es fundamental, tanto en el actor como en el director.

- ¿Cuáles son sus próximos retos?

- Este año he tenido que dejar la la Escuela Municipal de Teatro de Cartagena, después de 18 años, por diversos motivos. Ahora dirijo el grupo Teatro del Desván, sin ánimo de lucro, donde tienen cabida alumnos y exalumnos de la escuela, y también cualquier persona que le guste las artes escénicas. El 11 de octubre actuaremos en la Red Municipal de Bibliotecas interpretando el musical 'La unión salva a la Tierra', basada en la obra de Millán Salcedo. Y el 14 de enero haremos nuestro primer trabajo a gran escala en El Batel, de la mano de Cajamar, donde realizaremos un musical infantil, 'La obra mágica de los juguetes'.