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J. SALVADOR TORRES
Viernes, 2 de agosto 2013, 13:00
El escultor Miguel Llamas falleció en la madrugada del jueves en Murcia, después de haber estado luchando durante los últimos años contra un cáncer de colon. Tenía 62 años. La familia se ha trasladado con sus restos a su localidad natal, Vélez-Rubio (Almería), donde hoy se celebrará el entierro a las 10.30 de la mañana.
Miguel Llamas es el autor del monumento al Entierro de la Sardina, que está ubicado en el río Segura a su paso por la capital, entre el Puente Viejo y el de Hierro, junto a Los Molinos y enfrente del Ayuntamiento. La escultura, una de sus obras más conocidas, pesa 13 toneladas y de boca a cola mide 23 metros.
Miguel Llamas nació en Vélez-Rubio y, aunque siempre fue un profesional autodidacta, estudió en la Escuela de Artes y oficios de Murcia, en la facultad de Arte y en el taller de escultura de José Planes, donde adquirió la destreza necesaria para desarrollar piezas cada vez más complejas y arriesgadas. Lo que en un principio comenzó siendo un hobby para el artista terminó convirtiéndose en su oficio a principios de los años 90. El paso del tiempo y el esfuerzo hicieron que su obra fuera destacando hasta llegar a convertirse en un artista reconocido.
Algunas de las obras del escultor están repartidas entre Murcia, Alicante y Almería. Otros trabajos suyos se pueden contemplar en recintos cerrados y se reparten en centros oficiales, públicos y privados. Uno de los trabajos más recientes que el escultor almeriense ha dejado en Murcia fue su obra con ocasión del centenario del Colegio de Enfermería, que desde 2010 se puede contemplar en el acceso al Hospital Reina Sofía, además de El Génesis, inaugurado en Espinardo cinco años antes. Entre la producción artística de Miguel Llamas también se encuentra el homenaje al Carnaval de Cabezo de Torres, así como el monumento a la tuna, situado en el barrio de San Basilio.
En su tierra natal también organizó y participó en numerosas exposiciones individuales y colectivas y es el autor del monumento-homenaje a la sabina milenaria de Chirivel ubicado en el Jardín Botánico de María (Almería).
El alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, mostró ayer su pesar por el fallecimiento del escultor Miguel Llamas, a quien los murcianos «siempre guardaremos en nuestra memoria».
Cámara recordó la gran valía artística y personal de Llamas, destacando la esculturas que se pueden contemplar en distintos enclaves tanto de la ciudad como de algunas pedanías. «Murcia recordará siempre al artista a través de su obra, en especial el monumento al Entierro de la Sardina», dijo Cámara.
Miguel Llamas inició su carrera como escultor con el modelado en arcilla a principios de la década de los 80. Sucesivamente fue aprendiendo las técnicas propias del oficio, tales como sacar moldes, repaso de ceras, rudimentos de la fundición, mecanizado, pulido y patinado del bronce, y en general, todo el soporte técnico en el que se basa la profesión. Rápidamente fue entrando en contacto con otros materiales como la silicona, el poliéster, el hierro, la piedra y esencialmente el bronce. Las formas abstractas, geométricas y texturadas serían, desde un punto de vista formal, en las que primero profundizaría el artista; si bien poco a poco fue derivando a una expresión más figurativa, teniendo como referencia el cuerpo de la mujer.
El éxito de sus primeras exposiciones despejaron algunas dudas del artista y le animaron a dedicar su vida a la escultura.
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