Un 'self-made man' a la murciana

Con 23 años, apenas acabado el servicio militar, emigró a Francia junto a dos hermanos, que no tardaron en regresar a España con el dinero cosido en los calzoncillos para evitar que se lo robaran. Francisco Torralba siguió adelante con su aventura. Entró en Alemania y recorrió el país buscando un trabajo que no llegaba. Durante dos años y medio durmió en un nicho de un cementerio. De regreso a España trabajó como transportista de ganado y en otros mil oficios hasta que un día, con la sola ayuda de una mula, localizó un monte que escondía un yacimiento de arena de gran calidad para la construcción. Allí abrió la primera de las cuatro canteras que llegaría a poseer, junto a sus hermanos, hijos y sobrinos.

La exitosa historia de este hombre, un 'self-made man' a la murciana, recibió un duro golpe en junio de 1992, cuando fue detenido por la Guardia Civil acusado del que hasta ese momento era el mayor fraude fiscal conocido en la Región: 4.200 millones de pesetas supuestamente defraudados al fisco mediante la emisión de facturas falsas de IVA. Un asunto que lo llevó a permanecer dos meses en la cárcel, hasta que quedó libre bajo fianza.

Con el paso del tiempo y la labor de su equipo de abogados y asesores fiscales, coordinados por el letrado José Pardo Geijo, el caso fue desinflándose progresivamente. Ni siquiera llegó a celebrarse un juicio como tal, ya que la sentencia se dictó por conformidad: una pequeña condena de arresto y una multa de 500 millones de pesetas. Fue el negocio más rentable de Francisco Torralba. Hoy debe de seguir al frente de sus empresas. No en vano, es hombre de morir con las botas puestas.