«La prostitución es violencia sexual, por eso se debería penalizar al cliente»

Desde 1996 coordina la Comisión para la investigación de malos tratos a mujeres, tanto en el ámbito estatal como en el local o el internacional. Sara Vicente Collado (1970) es abogada y conoce de primera mano los abusos que sufren las mujeres secuestradas bajo tratas con fines de explotación sexual. Asegura que el 99% de ellas ejercen la prostitución en contra de su voluntad, aterrorizadas bajo amenazas y la desinformación que reina en sus lugares de origen. Allí son altamente vulnerables y caen en las redes de proxenetas sin ser conscientes de las circunstancias que les esperan. Desde su posición considera que es imprescindible dar un giro a la legislación para erradicar este problema. Mañana estará en Murcia participando en las jornadas internacionales 'La impunidad en materia de prostitución y trata de mujeres con fines de explotación sexual'. Será a las 18.30 horas en el salón de actos de UGT-CROEM.

-¿Cómo se encuentra la situación de trata de mujeres con fines de explotación en España?

-La situación se mantiene como estaba, no ha cambiado, ni en ningún caso ha mejorado. Existe una penalización específica del delito de trata, sin embargo su aplicación práctica no ha dado un resultado mejor al de la legislación anterior. Además se deberían penar otros aspectos que no se tienen en cuenta.

-¿A pesar de la información existente todavía vienen muchas mujeres engañadas por las mafias?

- No es cierto que haya información en los países de origen de estas mujeres. En ocasiones, incluso son los miembros de sus propias familias los que colaboran con estas redes de explotación. A veces saben a qué vienen, pero no conocen las circunstancias que van a tener que padecer, ni las deudas astronómicas impuestas por sus captores. Tampoco saben que van a vivir secuestradas y desconocen los peligrosos problemas para salir de esos círculos. Vienen con la promesa de obtener los 'papeles' pero la realidad es otra, que atenta directamente contar su libertad y contra la dignidad humana. Todas son mujeres en una situación vulnerable.

-¿Qué problemas tienen estas mujeres para escapar de estas redes y para denunciar su situación?

-Su principal barrera es no tener posibilidad de salir de las redes que normalmente las mantienen secuestradas. De forma física y a través del ejercicio de la violencia se les impide escapar de ese mundo. También suelen recibir amenazas, no solo contra su propia persona, sino con amenazas de muerte a sus familiares más directos. Además, cuando llevan un tiempo bajo este tipo de secuestro pueden sufrir el Síndrome de Estocolmo. Y llegan a pensar que cualquier vida, fuera de la que están llevando, sería peor para ellas. Otro de los factores que dificulta este paso es la falta de respaldo que reciben, o que para ser protegidas necesitan aportar datos esenciales para el esclarecimiento de los hechos, algo que es muy difícil de obtener por su parte, por lo que no tienen posibilidad de ser tratadas como víctimas de delitos de este tipo. Todo es bastante deficiente.

-¿Considera que se debería reformar la legislación para aumentar las penas?

- Claro. En primer lugar, habría que desvincular este problema de las políticas migratorias y de extranjería, ya que es un problema que atenta contar los derechos humanos. Pensamos que debería penalizarse al cliente y a todos los que obtienen beneficio alguno de la prostitución, aunque sea alquilando habitaciones. Porque es un problema que roba la libertad a miles de mujeres y las lleva a prácticas sexuales en situación de desigualdad; eso es muy grave. Por último, consideramos que sería necesaria una reforma del sistema educativo para que se eduque en igualdad de derechos sexuales, algo que aunque parezca sorprendente no se hace. Todavía se consienten muchos sometimientos al hombre, un problema que puede ser también una de las principales causas de malos tratos en las relaciones de pareja.