Borrar
Mari Carmen Ortiz, tomando el sol sobre su moto de agua, en el Mar Menor. :: GUILLERMO CARRIÓN / AGM
Mari Carmen Ortiz
DOCE TRAGOS

Mari Carmen Ortiz

PPLL

Martes, 23 de agosto 2011, 13:49

No dice su edad Mari Carmen Ortiz, nacida en Molina de Segura y deportista de éxito. Es su secreto, dice riéndose. Empresaria y viajera, es una institución en el mundo de las competiciones de moto acuática y un vendaval de vitalidad y vibraciones positivas. Está organizando el 'Campeonato del Mundo de Raids. Euro African Raid 2011'. Tiene un punto de Mary Poppins, otro de Maureen O'Sullivan en 'Tarzán y su compañera' (1934), y otro más de persona de la que te puedes fiar.

-¿Qué pensó que era y no lo era?

-Pensé que era un peruano y era un lobo de mar.

-¿Cómo?

-Estábamos en plena carrera, en Perú, a doce millas de la costa y con un calor insoportable. De pronto, vi una cabeza que salía del agua y pensé, '¡hay que ver lo locos que están aquí en Perú, macho!'. Pero era un lobo marino al que el sonido de la moto le estaba llamando mucho la atención.

-¿Dónde encontró el paraíso?

-En una isla de Malasia que es pura selva en pleno mar. Allí, a los clientes los cuidan a tope. Desde mi habitación, sobre un palafito de madera, veo pasar a los monos dándome los buenos días. Todos los años voy una semana.

-¿Se siente allí la reina de Saba?

-¡La reina de la selva! (Risas). Me siento bien, relajada, descansada. A mí me gusta mucho la soledad. Me ordeno cuando estoy sola.

-¿Dónde fue 'llegar y besar el santo'?

-En Santiago de Chile, en marzo. El primer día que llegué, en pleno 'jet lag' y después de una comida de trabajo y de haberme tomado no sé ni cuántos vinos, ¡no sabía ya ni cómo me llamaba!, llegué al hotel y me acosté. ¡Y me despertó un terremoto! Estaba en el piso trece o catorce, ¡madre mía! Me desperté atontada perdida, puse la tele, me enteré de que era un terremoto y me volví a acostar. No estaba yo para nada, ni para nadie, ni mucho menos para un terremoto.

-¿Miedosa?

-No. Me asustan muchas cosas pero nada me paraliza. No me da miedo ni la muerte.

-¿Qué le dicen?

-Que cómo puedo vivir sola en el campo. Pues sí, tan tranquila.

-¿Tiene perros?

-¡Me encantan los animales! Tenía dos, pero ahora solo me queda una perra, Alejandra, que ya es muy mayor la pobre y está sorda como una tapia. ¡Tengo que cuidar yo de ella! Bueno, la verdad es que, pensándolo bien, está mejor que yo la pastora alemana, está como una rosa la tía.

-¿En qué tiene suerte?

-Tengo la suerte de que caigo en la cama y me desmayo. Caigo redonda en la cama.

-¿Qué personas le han dejado alucinada?

-He conocido a muchas personas que no son nadie y que te venden la moto de que son muy importantes, y a gente maravillosa como Álvaro Bultó, que para mí es un ídolo. Alucino con él, de verdad, y tengo la suerte de que somos muy amigos.

-Dígame una verdad.

-Hay mucho lelo suelto, muchos lelos que porque son primos, hermanos o cuñados de no sé quién se piensan ya que pueden hacer lo que les dé la gana. Y también es verdad que hay mucha gente que merece la pena.

-¿Qué le dejó extasiada?

-La última vez que estuve con un hombre. (Risas). ¡Nooo! , voy a decir mejor otra cosa: me gustó muchísimo Australia, que está lejísimos, a tomar vientos a la derecha. Y me dejó completamente extasiada ver el glaciar Perito Moreno, ¡Dios mío qué grandeza!

-¿Pensó alguna vez en dejarlo todo e irse al desierto?

-¡Hoy, hoy lo he pensado, hoy es el día! Lo llevo muy mal. Me he pasado la noche soñando con guerras y con bombas que me caían encima. Así es que hoy cogería mi moto de agua, me adentraría en el mar y me quedaría allí a vivir, de verdad. Me llevaría un curricán para pescar, y ya está.

-¿Qué no le gusta?

-Depender de la gente. Soy muy autosuficiente, me valgo por mí misma, lo hago todo yo, y cuando dependo de otros lo llevo fatal. Hay mucho inútil.

-¿Qué estuvo a punto de hacer y no hizo?

-Estudiar Medicina.

-¿Cómo era de niña?

-Muy buena estudiante, deportista y muy trasto, mucho. Hacía las cosas por fastidiar, hacía todo lo contrario de lo que me decían, era rebelde y supongo que me gustaba llamar la atención; pero, para compensar, también era muy responsable.

-Huella, ¿qué le dejó?

-Todo me deja huella, todo me afecta muchísimo, me lo tomo todo muy en serio y me exijo al máximo a mí misma también en todo, demasiado. Muchas veces me digo: 'Si fueras un poco lela seguro que serías mucho más feliz'. Valoro muchísimo a la buena gente que he conocido por el mundo. Cada una de esas personas me ha dejado su huella.

-¿Qué le provoca placer hacer con las manos?

-Acariciarme el pelo. ¡Me doy yo misma unos masajes capilares estupendos!

-¿Cocina?

-No, prefiero abrirme una buena botella de vino y esperar a que cocine alguien.

-'Sexo, drogas y rock and roll'. ¿Qué?

-De sexo andamos no todo lo bien que qusiéramos (risas), de drogas paso por completo y el rock and roll tampoco me gusta. Soy imagen del Plan Nacional sobre Drogas. La droga es una pérdida de tiempo y de dinero.

-Dijo la exministra Bibíana Aído: «No podría tener una pareja de derechas». ¿Usted?

-Yo creo que el secreto, de todo en esta vida, es el respeto mutuo. Me daría igual que fuese de derechas o de izquierdas siempre que, eso sí, se tratase de una buena persona. Buena persona y humilde, porque hay que ser humilde sí o sí.

-Esta usted obsesionada con la humildad...

-... es que me he encontrado con mucho capullo en esta vida.

-¿Vivió amores perros?

-¡Claro que sí! Yo he sufrido mucho por amor, soy una incomprendida.

-¿Y qué más?

-Soy muy soñadora, e idealizo demasiado. Y cuando tomo conciencia de lo que hay en realidad, pues otra vez a sufrir. Y aquí estamos.

-¿Qué llego a hacer por amor?

-Nada fuera de lo normal, soy muy sensata. Bueno, he hecho miles y miles de kilómetros.

-¿Qué tal su cabeza?

-Tan bien amueblada que quizás debería ir pensando en quitar algún mueble. ¡Tengo que hacer reformas! (Risas).

-¿De qué disfruta?

-De tener una capacidad de desconexión tremenda. Y esto lo consigo con el deporte que practico. En el mismo momento en el que estoy echando la moto al agua, que pesa un montón, ¡3.000 kilos!, ya estoy desconectando. Y sobre la moto me olvido de todo. Cuando salgo del mar, después de una hora y pico, y me vuelvo para mi casa, tengo la sensación de que he estado una semana en la playa.

-¿Qué no tiene precio?

-La amistad incondicional no tiene precio.

-¿Qué no soporta?

-A los mediocres. No me gusta el montón.

-¿Qué más?

-No soporto a Zapatero.

-Feliz, ¿qué le hace?

-¡Que me quieran mucho!

-¿A qué no está dispuesta?

-A que me pisen, a que me humillen. ¡Tampoco estoy dispuesta a pasar desapercibida!

-¿Qué persigue?

-El éxito en todo.

-¿Qué batalla dio ya por perdida?

-La del matrimonio, no me caso ni 'pa' atrás. Eso lo tengo ya más claro que el agua.

-¿Su mayor aventura?

-La vuelta a España en moto de agua en 1997. Sufrí como nadie pero me lo pasé genial.

-¿Y la más inesperada?

-Más que una aventura fue una pesadilla. Me pilló un ciclón en Isla Mauricio. Cerraron el aeropuerto y se montó un berenjenal que no veas. Ahí sí que pasé miedo. Estaba tan feliz en una cabañita a la orilla del mar y, de pronto, nos avisaron de que teníamos que prepararnos para el ciclón que venía y pasamos del cielo al infierno. Afortunadamente no fue tan fuerte como podía haber sido, pero la experiencia no se me olvida. Yo miraba ya a ver cuál era la palmera más alta para subirme a ella y agarrarme y no soltarme. (Risas).

-¿Va por el mundo a pecho descubierto?

-No, protegida.

-¿Hay un Más Allá de la muerte?

-Sí. Mi padre murió y yo sé que él me echa una mano siempre, siempre, y que me protege un montón.

-¿Llora usted?

-También un montón. Llorar me sienta muy bien. Me relaja. Así es que de vez en cuando me digo, ¡a llorar! Y me autocompadezco de mí misma un rato.

-¿Qué parece que es usted pero no lo es?

-Parece que me como el mundo, pero no soy nadie, lo digo en serio. Trabajo en un mundo totalmente masculino, estoy en un deporte totalmente masculino, y la verdad es que a veces no resulta fácil.

-¿Qué le encanta?

-Estar descalza.

-De vez en cuando, ¿qué hace?

-Alguna vez que otra he ido a que me echen las cartas. Incluso me han dicho que yo tengo poderes para echarlas. Y me río un montón echándoselas a algunas amigas mías a las que se lo adivino todo; las pobres se quedan alucinadas. Y lo que pasa es que me conozco sus vidas mejor que ellas.

-¿Cambiaría algo de su vida?

-Creo que no. En el fondo me gusta mi vida, soy masoquista.

-¿Con qué se le hace la boca agua?

-Con las ensaladas. Algunos compañeros me llaman 'lady ensalada'. Y me encantan los vegetales crudos y la pasta.

-¿Su refrán?

-Al que nace para martillo del cielo le caen los clavos.

-¿Y su lema en la vida?

-Mirar siempre hacia adelante, para atrás ni para coger impulso.

-¿Para qué es un lince?

-Para organizar.

-¿Imprescindible en verano?

-El bikini.

-¿Quién es el enemigo?

-El capullo que te complica la vida siempre. Yo tengo a un capullo de esos metido en el congelador de mi casa.

-Vaya...

-... ¡en foto, tengo al capullo congelado en una foto!

-¿Qué sabor recuerda?

-Me encanta el del perejil, se lo prometo. Cuando era joven no lo soportaba y ahora me encanta, ¿significará eso algo?

-¿Qué podría hacer?

-Estar todo el día a remojo.

-¿Con qué se va a sorprender a usted misma?

-Voy a intentar ganar este año el Mundial. ¡Uff, ojalá lo consiga!

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad Mari Carmen Ortiz