«Tengo un montón de ideas, que no soy capaz de controlar»
Carlos Pardo. Pintor ganador del Premio de Pintura Villa de Fuente Álamo
PEDRO SOLER
Martes, 23 de agosto 2011, 13:44
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Hace unos años ya se presentó con un cuadro grande, pero «no me hicieron mucho caso. Y la verdad es que tampoco estaba pintando como lo hago ahora». Ha vuelto a presentarse y lo hizo «con el mejor cuadro que tenía en mi taller. Eché toda la carne en el asador». Parco en palabras, pero muy contundente, Carlos Pardo acaba de recibir el Premio de Pintura Villa de Fuente Álamo, en su XXXIX edición, que se ha convertido en un respetable reclamo, no solo por la permanencia -no muy usual de este tipo de convocatorias-, sino los ilustres pintores murcianos -o no- que lo han obtenido. La obra premiada, titulada 'Tierras' es un paisaje duro, un peñascal, al que el artista le ha insuflado vida, a base de colores y de unas paletadas rotundas y llenas de vigor
-¿Cómo se quedó cuando le comunicaron que había sido el pintor premiado?
-¡Qué susto me llevé...! Es que no me lo creía.
-¿Dónde cree usted que vieron los miembros del jurado las calidades de su cuadro?
-Quizá, porque, como yo pienso, es una obra redonda, bien acabada y bastante original; y, sobre todo, tiene mucha contundencia.
-¿Más que cuando pintaba aquel otro cuadro que no le premiaron?
-Hay mucha diferencia. Yo pienso que mi obra, en el transcurso de estos últimos años, ha alcanzado una simple madurez pictórica.
-¿Considera que era el mejor cuadro presentado?
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-Esa es decisión que depende del jurado, aunque yo creo que, entre las obras presentadas, había algunas muy buenas y muy bonitas. Especialmente, había dos, que me han gustado mucho.
-¿Este premio le supone una especie de consagración o reconocimiento a sus años de trabajo?
-Creo que puede ser un paso importante, porque es un premio de amplia trayectoria, durante la que se ha recompensado a muy buenos pintores. Algunos son artistas murcianos muy representativos, con cuadros excelentes, de mucha sustancia. Recuerdo los de Garza y Aurelio. No digo que mi pintura sea de la calidad de ellos, porque, para mí, citar a Aurelio son palabras mayores. La verdad es que esto me anima a empujar, para ir comprobando hasta dónde puede llegar uno, sin decir que ya se me han abierto las puertas de modo definitivo. En el mundo de la pintura hay que estar abriéndolas constantemente. Si pinto un buen cuadro, pero no vuelvo a hacer otro igual, me estoy cerrando esas puertas que permanentemente deben estar abiertas para mostrar lo que hago, y para que los demás puedan verlo. En la pintura hay que estar trabajando, investigando, para no acomodarse a una situación, y para evitar la degeneración que puede provocarnos la complacencia.
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-¿Qué investiga en estos momentos?
-Ver si puedo seguir el camino que estoy recorriendo; pero, a la vez, busco nuevas temáticas o modos de hacer. Tengo un montón de ideas en la cabeza, pero no soy capaz de controlarlas. Estoy intentando integrar figuras y paisajes. Otro proyecto es introducir la música en la pintura, a través del color, identificando colores y sonidos y armando estructuras rítmicas en los cuadros. Puede ser un trabajo muy laborioso, que actualmente me parece inconcebible, pero es cuestión de ir aclarando ideas, de insistir en los propios pensamientos.
-¿Y si alguien le dice que estaría loco de remate?
-No me preocupa, porque pienso que todos hemos perdido un poco la cabeza.
-Pese a ese anuncio de integración, lo suyo parece el paisaje. ¿Teme a las figuras?
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-No, pero en las figuras hay algo mucho más personal y quiero que el trabajo esté más redondeado. Las mostraré cuando me satisfagan totalmente.
-¿La satisfacción personal es lo importante?
-Lo mejor es que el artista se sienta conforme con su obra. Me he pasado diez años trabajando, y es ahora cuando puedo decir que estoy atravesando un buen momento. También, parece que es ahora cuando los demás se han dado cuenta de cómo ha sido mi trabajo, que es, junto al amor, lo más atrayente de mi vida. Todo lo demás viene dado, llega solo.
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-Esta dedicación suya a la pintura, ¿se basa en sus raíces familiares?
-Creo que sí. Cuando era pequeño ya quería ser pintor, aunque ahora entiendo que no era fácil despegar de los artistas y pintores de los que estaba rodeado. Me he criado en el taller del escultor Perico Pardo, y soy de la familia de los Gómez Cano, entre los grandes pintores murcianos del siglo pasado. Esto era un peso muy fuerte para romper cadenas y enfrentarse a uno mismo.
-¿Cómo consiguió independizarse?
-Porque también he sido y soy una persona muy trabajadora, luchadora, rebelde, y nunca quise estar con ellos o estudiar Bellas Artes. Huí, pero, a la vuelta del tiempo, lógicamente me puse a trabajar y me he dado cuenta de que dispongo de una vena pictórica, que permanecía oculta, pero que había que desarrollar necesariamente .
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