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JOSÉ ALBERTO GONZÁLEZ
Viernes, 19 de agosto 2011, 02:36
A la vista de nadie y, a la vez, de cualquiera. Así están las dos tuberías por las que llegan a diario a la desembocadura de la rambla del Albujón, y de ésta al Mar Menor, miles de litros de agua mezclada con productos químicos utilizados en los cultivos de la comarca. Perfectamente visibles bajo el puente de la carretera vieja de El Algar, los tubos echan al cauce un líquido que altera el equilibrio de la laguna salada al incrementar los nutrientes que, según estudios científicos, es una de las causas de la proliferación de medusas.
Aunque la puesta en marcha hace tres años de la depuradora de Los Alcázares ha contribuido a la mejora del calidad del agua en el Mar Menor, al eliminar el vertido de aguas residuales de viviendas o industrias, el drenaje agrícola sigue siendo un foco de contaminación pese a los planes de las administraciones públicas para ponerle fin.
Así lo denunció ayer la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse), que mostró a 'La Verdad' sobre el terreno cómo el flujo impregnado de nitratos y fosfatos, por efecto de las escorrentías, llega a la rambla a unos 200 metros de la línea costera, junto a la Marina del Carmolí.
Según el Plan de Cuenca de la Confederación Hidrográfica del Segura, antes de la apertura de la citada depuradora, el Mar Menor recibía al año entre 2.500 y 3.000 toneladas de nitratos y fosfatos disueltas en las aguas residuales urbanas y en el drenaje agrícola a través de la Marina de El Carmolí, la rambla de El Albujón y la playa de La Hita (entre Los Alcázares y Santiago de la Ribera).
Datos más recientes divulgados por el grupo de investigación de Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros de la Universidad de Murcia (UMU), que dirige el catedrático Ángel Pérez Ruzafa, muestran que en el entorno del Mar Menor hay 36 puntos de entrada de agua, cinco más que en 2007. Como recordó ayer Anse, según el estudio de la UMU, uno de los caudales máximos corresponde a la rambla del Albujón. En definitiva, el mar interior, que tiene 135 kilómetros cuadrados y una profundidad máxima de 7 metros, recibe unos componentes orgánicos que reducen el oxígeno y facilitan el crecimiento de algas y medusas, en su mayoría 'Rhizostoma pulmo' y 'Cotylorhiza tuberculata'.
El director de Anse, Pedro García, recordó que ha habido distintos proyectos cuyo objetivo, en una comarca seca como el Campo de Cartagena, es reutilizar al máximo las aguas en agricultura y otros usos. «Pero desgraciadamente hoy día, a pesar de las infraestructuras construidas, la mayor parte de las aguas depuradas que genera la población del Mar Menor sigue arrojándose a la laguna a través de las ramblas; o al Mediterráneo a través de emisarios submarinos». Y añadió que uno de los mayores problemas es que hay «mucha filtración de aguas salobres desde el subsuelo y eso dificulta su reutilización».
El colectivo ecologista destaca dos actuaciones prioritarias pendientes: la ampliación de la desalobradora de El Mojón (San Pedro), que permitiría reutilizar para riego las aguas de drenaje; y la aplicación de un plan de reducción del uso de productos químicos en la agricultura, con alternativas como la lucha biológica contra las plagas. El primero de los planes depende la empresa pública Acuamed, que depende del Ministerio de Medio Ambiente; y el segundo, de la Consejería de Agricultura y Agua.
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