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MANUEL BUITRAGO mbuitrago@laverdad.es
Martes, 18 de enero 2011, 11:44
Mirándole a la cara, la primera impresión es que ha tenido mucha suerte. Un fuerte derrame en su ojo izquierdo delata la brutalidad de los golpes que pudieron haberle dejado sin visión. El resto del arco ocular oscuro. Debajo, la cicatriz de la intervención quirúrgica que oculta un mini implante de titanio para soldar las fracturas internas. Los cirujanos se han esmerado. El pómulo y parte de la mandíbula un poco desfigurados... Pero la mayor herida del paciente de la habitación 515 es un 'Porqué' como una casa.
El consejero de Cultura Pedro Alberto Cruz trata de encontrar una explicación a su agresión. Le da vueltas y vueltas buscando un motivo. «En los últimos tiempos me han puesto en la diana queriendo desprestigiarme. No lo entiendo, porque nunca me he metido con nadie». «He sufrido un atentado terrorista», comenta más adelante para sí mismo, para significar que ha sido algo más que un montón de golpes.
Cruz comparte sus reflexiones con este diario ignorando que en esos momentos la Policía está interrogando a un sospechoso. Sobre la mesilla hay un enorme jarrón de flores. Tiene esparcidos sobre la cama los periódicos del día, con lecturas interrumpidas en varias páginas. Comenta que algunas cosas que está leyendo y escuchando no le gustan, pero no concreta cuáles. «Lo importante es mantener la calma y la tranquilidad. Espero que esto se sosiegue», recalca.
Llamadas de ministros
Quiso ir a Fitur
Acaba de recibir las llamadas de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y del titular de Industria, Miguel Sebastián, para interesarse por su estado. No han sido los únicos del Gobierno central y de amigos de la Cultura, como el ex ministro César Antonio de Molina. Lo comenta con agradecimiento y satisfacción. Lo que mejor le ayuda en estos momentos es la avalancha de visitas, llamadas y adhesiones que está recibiendo. «Luego vendrá la depresión post parto», bromea. El titular de Cultura, 38 años, se mantiene entero y con el mismo ánimo rompedor de siempre, aunque percibe que tendrá algunos momentos duros y complicados dentro de unos días -mejor nunca- después de abandonar el hospital. Quiere compensarlo con la vuelta al trabajo lo antes posible para mantenerse ocupado.
Su primera intención ha sido acudir el jueves a la Feria de Fitur de Madrid, pero todo el mundo se lo ha desaconsejado y ha desistido. Sí ha pedido un ordenador para escribir su próximo artículo dominical para 'La Verdad', donde probablemente verterá algunas consideraciones sobre lo ocurrido.
Su mujer Mercedes Alarcón organiza las visitas que llegan a esa zona de la quinta planta del hospital Reina Sofía de Murcia, vigilada por dos guardias de seguridad. Son incesantes. Compañeros del Partido Popular, cargos institucionales y sobre todo muchos amigos, camaradas y colaboradores del mundo de la cultura y el arte. Ayer acudieron el portavoz parlamentario del PP, Juan Carlos Ruiz, el rector de la Universidad de Murcia, José Antonio Cobacho y otros miembros del Claustro, y la concejal de Murcia María Isabel Valcárcel, entre otros.
El consejero se ve sobrepasado por la repercusión nacional que ha tenido el ataque que sufrió el sábado, el primero de estas características contra un alto cargo autónomo en medio de un clima socio laboral de protestas callejeras muy complicado, particularmente en la Región de Murcia, que ha servido de caldo de cultivo para algunos radicales. Cruz no alberga dudas de que los violentos han aprovechado la atmósfera de estos días para consumar su ataque.
«Fruto de mi esfuerzo»
«No me meto con nadie»
Comenta que ha sido señalado desde tiempo atrás por la oposición y por determinados grupos como el 'sobrinísimo' de Valcárcel con el objetivo de hacerle más daño político y personal al presidente de la Comunidad. Eso es lo que le ha puesto en el pimpampum, sobre todo después de la aprobación de la ley de recorte de gastos y las protestas de los funcionarios. Cruz estaría muy honrado de ser el sobrino del presidente, pero no lo es, subraya. Es hijo de un primo de la mujer de Valcárcel. Con todo, está convencido de que han ido a por él por ser 'el sobrino'.
«En una ocasión le dije a Begoña García Retegui, candidata del PSOE a la presidencia de la Comunidad, por qué insistía en llamarme sobrino y sobrinísimo, sabiendo perfectamente que no lo era».
Explica que nadie me ha regalado nada. «Saqué muchas matrículas de honor en mis estudios, tengo doce libros publicados sobre arte. Todo me lo he ganado con mi trabajo», indica para defenderse de las acusaciones de favoritismo.
«Me han puesto en la diana pese a que nunca me he metido con nadie. No me habrán visto atacando a ningún partido de la oposición. He actuado con respeto a todo el mundo. Entiendo que algunas gestiones puedan resultar polémicas, y que puede gustar más o menos lo que hago, pero todo se resuelve dialogando y manteniendo una controversia sana».
El consejero ha provocado una revolución en el mundo cultural regional con apuestas como Manifesta, el PAC, el SOS, la Conservera y la campaña Región de Murcia No-Typical para promocionar la imagen de la Comunidad, que ha tenido y tiene sus partidarios y detractores. No ha dejado indiferente a nadie. Como tampoco sus gestiones para el desembarco del parque temático de los estudios Paramount Pictures.
Al igual que el Partido Popular y el Gobierno regional, piensa que hay mucho veneno contra él y otros consejeros en determinados foros de Internet que han alimentado una campaña de acoso. Precisamente la dirección popular ha presentado una denuncia para que se investiguen ciertos mensajes y se ponga freno a la impunidad de quienes se refugian en el anonimato alentando acciones violentas.
Pedro Alberto Cruz hace un repaso de sus relaciones con el PSOE e Izquierda Unida para apuntalar su forma de entender la política. Por ejemplo, que Domingo Carpena, del PSOE, le ha comentado que le gustan algunas iniciativas suyas. José Antonio Pujante (IU) a quien le tiene mucha simpatía, aunque no por sus ideas políticas, y a García Retegui, a quien ha invitado personalmente en varias ocasiones a diversos acontecimientos culturales, entre ellos SOS 4.8.
Directo a Comisaría
Noqueado por los golpes
Pedro Alberto Cruz no tiene ni idea de quiénes le agredieron. Sólo percibe odio, intolerancia y fanatismo en el ataque. Con el pijama azul del hospital y unas zapatillas a juego se recuesta en el sillón rememorando los instantes que tiene más preclaros de la agresión que sufrió junto a su domicilio, como si a fuerza de repetir la secuencia a todos los que le visitan -centenares de personas en los tres últimos días- encontrara una especie de autoterapia para sobrellevar a este cambio radical en su vida.
«Menos mal que no iba con mi hijo de dos años», señala haciendo acopio de la parte positiva del grave suceso, si es que la tiene; como el hecho de que el ataque no le haya causado males mayores, como la pérdida de un ojo. Lo que recuerda con mayor crudeza es ese golpe contundente que le dejó noqueado, de los muchos que recibió. Pensó que el siguiente paso sería caer al suelo semi inconsciente y allí ser pateado por sus atacantes, como han relatado varios amigos.
Sus gritos atrajeron la atención de, al menos, un testigo, vecino del inmueble, que ahuyentó a los agresores que se perdieron entre las estrechas calles de la zona. El lugar de la agresión, cerca del antiguo edificio de Correos, está a pocos metros de la Comisaría de Policía. «Cuando se marcharon, no sabía dónde estaba», comenta.
Acto seguido, con el rostro ensangrentado y el ojo izquierdo muy afectado, llamó a su mujer y se encaminó directamente a la cercana Comisaría de Policía para denunciar los hechos. Fue su primera reacción, porque aún no era consciente del todo de la gravedad de las heridas. Desde allí fue trasladado inmediatamente al hospital universitario Reina Sofía.
Como reveló su padre el sábado, Pedro Alberto Cruz vio confirmadas sus sospechas de que estaba siendo vigilado por unos desconocidos que controlaban sus movimientos, ya que pocos dudan de que el ataque fue premeditado, eligiendo la hora y el lugar. Días antes rompieron el telefonillo de su vivienda. Cruz explica que no denunció los hechos porque no se imaginaba que podía pasar esto. «Ni yo ni nadie podíamos concebir que sucedería algo así».
Un político protegido
En busca de su foto
El consejero no piensa cambiar sus principales hábitos personales y laborales, aunque se haya convertido en uno de los políticos más protegidos fuera del País Vasco. El continuo trasiego de visitas les está ayudando a sobrellevar la situación. «Todo el mundo se está volcando conmigo, incluso personas que yo no me esperaba. Es lamentable que a alguien le tenga que suceder este tipo de cosas para que le muestren tanto afecto y apoyo».
Su rostro con las señales de la agresión es una de las fotos más buscadas por los medios de comunicación. Cruz comenta que ha recibido peticiones de varios de éstos y entiende la avidez de noticias, pero insiste en apelar a la calma y a la normalidad, aunque no se sustrae al revuelo nacional que se ha creado en torno al inusitado ataque.
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