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A.B.G.
Jueves, 9 de septiembre 2010, 12:25
Más de 24 horas después de que se declarara, el fuego que ha arrasado casi 900 hectáreas de monte bajo y pinar en las sierras del Molino, Palera, Losares y La Albalda pudo ser «estabilizado», según fuentes del Centro de Coordinación de Emergencias. Esta calificación implica que sigue habiendo llama y material en combustión, pero que el fuego no se va a extender y sus frentes son mantenidos.
Las mismas fuentes no quisieron hablar de fuego «controlado» -sin llama-al cierre de esta edición y recalcaron que su evolución dependería en gran medida de la del viento. La pasada noche, cinco retenes, una compañía de la Unidad Militar de Emergencias y bomberos del Consorcio de Extinción de la Región que sumaban más de un centenar de efectivos seguían en la zona trabajando.
El esfuerzo de 13 medios aéreos y 600 efectivos se alió por la mañana de ayer con la ausencia de viento para poder contener el avance del perímetro de las lenguas de fuego, que se iniciaron a apenas 1,5 kilómetros del casco urbano de Calasparra y se habían extendido peligrosamente hacia el este, afectando a la zona del pantano del Quípar.
Se trata del primer «gran incendio» -categoría que engloba a los que afectan a más de 500 hectáreas- registrado en la la Comunidad Autónoma desde el que tuvo lugar hace 16 años en Moratalla y que acabó con 30.000 hectáreas de monte en lo que fue el mayor desastre ecológico de este tipo documentado ocurrido en la Región.
El fuego estuvo a punto de entrar en el cañón de Almadenes y amenazó los enclaves arqueológicos de El Pozo, Calderones, Enredadera y Serreta. Un encargado del mantenimiento de la presa de La Morata tuvo que ser evacuado la noche del martes ante la cercanía de las llamas a su residencia. La Guardia Civil también cortó el camino que une Cieza con la aldea de La Jineta, además de controlar los accesos a la carretera hacia el pantano del Quípar. La virulencia de las llamas obligó a la Comunidad Autónoma a activar por primera vez desde mayo el nivel 2 de alerta del Plan Infomur, lo que implicaba la petición de ayuda a otras comunidades autónoma.
Pese a que el frente de llamas está siendo contenido, fuentes del Centro de Coordinación de Emergencia mantuvieron la cautela respecto a la evolución del fuego durante la pasada noche, una vez que los medios aéreos, cuatro de ellos procedentes de Andalucía y Castilla-La Mancha, tuvieron que retirarse de la primera línea por la falta de luz en la zona. Estas mismas fuentes señalaron que la evolución de los vientos la pasada noche sería clave a la hora de poder declarar oficialmente controladas las llamas.
El resto de los retenes y brigadas continuaron anoche con las labores de refresco de las zonas calcinadas y vigilan la evolución de las llamas, que han arrasado una superficie de gran valor ecológico que -además- ya había sufrido un incendio anterior en 1990. Rubén Vives, portavoz de Ecologistas en Acción en la Región, señaló ayer que el siniestro resulta «particularmente grave ya que el bosque no ha llegado a madurar cuando ha vuelto a quedar arrasado, lo que va a hacer imposible su recuperación natural». Gran parte de la zona consumida por el fuego estaba catalogada como Zona Especial de Protección de Aves -ZEPA- y Lugar de Interés Comunitario -LIC-.
Vives explicó que la superficie arrasada estaba cubierta por bosque de pino carrasco, espartal y matorral mediterráneo, y que el fuego ha destruido el hábitat de especies de gran importancia, como la cabra montés, «en una zona en las que las poblaciones de esta especie servía de puente para su extensión hacia la Vega Media».
En cuanto a las aves, ha dicho que gran cantidad de rapaces se han visto afectadas por el incendio , entre las que ha citado las poblaciones de búho real, halcón peregrino y águilas reales, perdiceras, culebreras y calzadas, entre otras. Las casi 900 hectáreas quemadas suponen siete veces la superficie que se había quemado en la Región durante los nueve primeros meses del año, que ascendía a algo más de 120 hectáreas repartidas en un centenar de incendios. De esta cifra, apenas nueve hectáreas quemadas correspondían a terreno arbolado.
La gravedad del incendio provocó que hasta el centro de mando y coordinación que desplegó la Dirección General de Emergencias acudiera ya el martes por la noche el presidente de la Comunidad Autónoma, Ramón Luis Valcárcel, quien se unió al consejero de Justicia y Seguridad Ciudadana, Manuel Campos; el director general de Emergencias, Luis Gestoso y el alcalde de Calasparra, Jesús Navarro.
Ayer, se sumaron el delegado del Gobierno, Rafael González Tovar, el consejero de Agricultura, Antonio Cerdá y el primer edil de Cieza, Antonio Tamayo. Junto al puesto de mando, Cruz Roja activó un hospital de campaña, aunque por el momento no hay que lamentar heridos graves.
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