Un resort a medio construir en el año 2013, en el municipio de Torre Pacheco. Pablo Sánchez / AGM

El 'urbanismo zombi' y el millón de casas que quisieron edificar en la Región de Murcia

El estudio del CES sobre la planificación urbanística regional destaca el exceso de segundas residencias y de los resorts que se quedaron en la estacada

Sábado, 2 de marzo 2024, 01:00

La baja ocupación de las segundas residencias va ligada a los desarrollos urbanísticos que florecieron en la primera década de este siglo, cuando se pasó ... del 'boom' urbanístico al estallido de la burbuja inmobiliaria. Muchos resorts quedaron estancados y a medio construir. En aquella época se planificó en la Región suelo urbanizable destinado a la construcción de casi un millón de viviendas, situadas en terrenos destinados anteriormente a la agricultura, o bien terrenos improductivos. Las actuaciones se centraron principalmente en el Campo de Cartagena y la zona limítrofe del Campo de Murcia, así como en otros municipios del interior.

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La empresa Polaris se pone como paradigma de este modelo. Este análisis viene recogido en el estudio sobre la planificación urbanística y del territorio publicado recientemente por el CES. Sus autores ponen el acento sobre lo que llaman «el 'urbanismo zombi'» de grandes resorts proyectados que quedaron en la estacada durante el 'boom' inmobiliario. «Observando el panorama global que esta situación ha ocasionado en la Región, podemos ver urbanizaciones ejecutadas sin edificaciones, grandes núcleos de viviendas que han estado muchos años sin venderse, en un proceso de deterioro, y mucho plan parcial y convenio urbanístico fracasado», apunta el estudio dirigido por Herminio Picazo y Rafael Pardo Prefasi.

El diagnóstico señala que los municipios de Murcia y Cartagena, junto a los otros del litoral, concentran el exceso de oferta inmobiliaria construida que altera los usos naturales del suelo. El desarrollo de nuevas urbanizaciones y de segundas residencias compite por el escaso suelo disponible con hoteles y otros usos naturales que aportan mayor calidad y valor añadido al territorio.

Los expertos que han participado en el informe explican que durante una época se produjo la transformación urbanística de grandes bolsas de suelo en gran parte de la Región. Fueron desarrollos con vocación turístico-residencial, en muchos casos ligados a la presencia de un campo de golf, en torno al cual se disponen un número muy elevado de viviendas, destinadas fundamentalmente al mercado extranjero, principalmente el inglés.

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«Este proceso supuso la calificación de una proporción enorme de suelo, descontextualizado de cualquier preexistencia, alejado en muchos casos de los servicios urbanísticos necesarios, así como de las vías de comunicación. Se trataba de un urbanismo prácticamente autónomo, alejado de la concepción anterior de sol y playa, donde ya sólo era necesario el sol», apuntan.

Tras la crisis de 2008, la mayor parte de estos complejos urbanísticos quedó parada, en muchos casos con grandes inversiones y actuaciones sobre el territorio e importantes repercusiones sobre el paisaje. En este sentido, mencionan un artículo del urbanista Carlos Felipe Iracheta que evalúa «con una mirada crítica, las características y circunstancias del nacimiento, evolución y situación actual de las principales urbanizaciones de este tipo, las condiciones que las generaron, sus inconvenientes y los conflictos ocasionados».

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En otro platillo de la balanza, el estudio señala, asimismo, que el fenómeno de la segunda residencia y del turismo residencial en el entorno del Mar Menor, junto con los servicios asociados, han promovido, en cierto grado, una tercialización de la economía de la comarca. Indican por último que entre las propuestas de las Directrices del Plan de Ordenación Territorial del Litoral se incluye un cambio en el modelo turístico de segunda residencia por el hotelero y de servicios.

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