Borrar
Tritinario Casanova, frente al edificio España. Belén Díaz
Trinitario Casanova: «Me dedico a comprar y vender aunque sea a los 5 minutos»

Trinitario Casanova: «Me dedico a comprar y vender aunque sea a los 5 minutos»

El empresario oriolano que saltó a la actualidad tras comprar al grupo Wanda el Edificio España de Madrid, para venderlo a las pocas horas a la cadena Riu, quiere seguir invirtiendo en la capital, Alicante y Murcia, mientras que descarta hacerlo en Cataluña

EFE

Domingo, 2 de septiembre 2018, 13:07

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Me dedico a comprar y vender aunque sea a los 5 minutos», defiende, en una entrevista, Trinitario Casanova, el empresario que saltó a la actualidad tras comprar al grupo Wanda el Edificio España de Madrid, para venderlo a las pocas horas a la cadena Riu y con el que está a vueltas en los tribunales.

Casanova (Orihuela, Alicante, 1965) comenzó a los 16 años vendiendo cítricos con su padre y, tras comprarse un «terrenito» y darse cuenta que lo de él eran las operaciones inmobiliarias, lleva 30 años en el sector. Hoy, preside el grupo Baraka, un holding empresarial inmobiliario que factura unos 500 millones de euros al año.

Condenado por haber manipulado en 2008 el precio de las acciones del Banco Popular y con asuntos pendientes en el juzgado de la época en la que fue presidente del Grupo Hispania, el empresario se hizo popular en junio de 2017 cuando compró a Wanda por 272 millones de euros el Edificio de España, que vendió a Riu, cadena que construye un nuevo hotel en el inmueble.

Alcanzó un «acuerdo puntual» con el grupo chino para la compra de este edificio e, inmediatamente, para su venta a la cadena hotelera, a la que ha llevado a los juzgados por una zona comercial del inmueble al «incumplir» Riu, según defiende, el «acuerdo» de «opción de compra» que tenía de estos locales, o de venta «con una comisión», extremo que niega Riu.

El precio pactado por la adquisición de este área comercial, unos 15.000 metros cuadrados, que «equivale a más del 20 % del edificio» fue, según asegura, de 140 millones de euros. «Ahora se ha publicado que Riu se lo están vendiendo a otra socimi».

«Reconozco que eso vale 200 millones, pero es que ya lo compré hace tiempo», asegura y añade que sospecha que Riu ha cambiado de opinión «porque el mercado ha subido».

«Encima no están construyendo como estaba pactado», afirma, basándose, según él, en un informe de la empresa Intermarc, que «decía claramente que había que reforzar una serie de pilares y forjados, algo que no se están haciendo». «Como copropietario futuro del edificio, exijo que se corrija», defiende.

El Grupo Baraka, con 300 trabajadores, ha entrado en la Operación Chamartín, en Madrid, después de comprar los derechos de reversión de unos 800.000 metros cuadrados de edificabilidad provenientes de cientos de familias a las que en su día le fueron expropiados los terrenos en la época en la que se construyó la estación.

«No es lo mismo que el suelo sea público que lucrativo», sostiene, al tiempo que confía en que los tribunales «este año» les den la razón.

Casanova fue condenado a pagar una multa de 108.000 euros por un delito contra el mercado y los consumidores tras difundir rumores de una opa en el Banco Popular, con el fin de tratar de aumentar el precio de las acciones en 2008. «La pagué y ya está».

Según recuerda, «quería vender mi participación en el Banco Popular, que entonces era de 500 millones de euros, y decían que había difundido noticias falsas».

«Eso es mentira. Yo simplemente dije que vendía y la prensa se hizo eco de mi venta», defiende, al recordar que apareció un señor que le hizo una oferta de compra, que luego no cumplió.

Con el paso del tiempo, afirma que «si hubiera hecho caso del Banco, ahora» su «participación valdría cero».

Casanova, con la Fundación Baraka, proyecta construir una residencia de mayores en Orihuela, precisamente donde tenía el almacén de frutas su padre, unas obras que prevé que comiencen el próximo año y en las que se invertirán unos 3 millones de euros.

Con su empresa, quiere seguir invirtiendo en Madrid, Alicante y Murcia, mientras que descarta hacerlo en Cataluña, no por la coyuntura actual, sino porque en esa comunidad autónoma ya invirtió en el pasado, y «hay que repartir en varias cestas».

Casanova, con cuatro hijos, el menor de un año, niega que sus orígenes estuvieran en una tienda de frutas. «Mi padre tenía un almacén de compra y venta de limones y naranjas, pero no una tienda de frutas como se ha publicado».

Casado en segundas nupcias, el empresario sorprendió no hace mucho a propios por su faceta musical. Sacó un disco de rancheras cantando junto a su esposa, que regaló a sus allegados. Ahora, planea grabar un segundo que saldrá «probablemente el próximo año», también para sus amigos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios