Pedro José Sánchez, de peón en el campo a alcalde de Totana

Habla con seriedad, tranquilo, y mide cada una de las palabras que pronuncia. Su mente está pendiente de las inquietudes de los vecinos porque su objetivo es que Totana se convierta en un lugar mejor. Esa es su única obsesión, continuar con la estela del legado que ha dejado el desaparecido Juan José Cánovas, fallecido el pasado 16 de enero. A sus 26 años, Pedro José Sánchez se convirtió esta semana en el nuevo alcalde del municipio y en uno de los más jóvenes de la historia de la Región [el más precoz fue Luis Férez Peñalver (IU), alcalde de Albudeite en 1995 con 21 años, en su día el más joven de España].

Este totanero nació en el barrio de la Era Alta, en el seno de una familia humilde y dedicada en cuerpo y alma a la agricultura. Desde pequeño, sus padres, Pedro y Eugenia, le inculcaron los valores del esfuerzo y el sacrificio tanto a él como a sus tres hermanos mayores. Aún no había cumplido los diez años cuando el pequeño de la familia ya ayudaba a su progenitor en las labores propias del campo. Y entre cultivos de brócoli, alcachofa y sandía pasó su infancia. Sus familiares recuerdan que de chaval era «un chico muy responsable y muy estudioso».

Los años fueron pasando y Sánchez siguió cursando sus estudios en el IES Prado Mayor, un centro del que se siente especialmente orgulloso. En ese tiempo compaginaba su formación con las tareas de peón agrícola, aunque también trabajó como auxiliar mecánico y camarero para costearse el instituto y continuar contribuyendo a la economía familiar. «Era tan bueno en los estudios que logró una matrícula de honor en el Bachillerato de Ciencias y Tecnología», relatan sus allegados. «De pequeño, con ocho o diez años, ya se sabía las capitales de todos los países del mundo».

Su hermano Juan Daniel cuenta que el hoy primer edil se pasaba los días leyendo e interesándose por la historia, porque es algo que siempre le ha apasionado. A la hora de acceder a la universidad, Sánchez se decantó por la arquitectura después de barajar otras opciones. «Siempre le había gustado todo lo relacionado con el urbanismo y las ciudades sostenibles», explica Juan Daniel. De hecho, «durante la carrera hizo numerosos proyectos de pueblos eficientes y sostenibles. Le tiraba más eso que las grandes obras arquitectónicas de autores reconocidos».

Al cumplir los dieciocho años, nada más acceder a la Politécnica de Cartagena, Pedro José tenía que votar a las municipales por primera vez. Ante sus dudas, decidió ponerse en contacto con cada uno de los líderes de los partidos que concurrían a aquellos comicios de 2015. «Les escribió a todos para interesarse por los programas electorales y los proyectos, y el único que le contestó fue Juan José Cánovas», sostienen sus familiares.

En ese momento comenzó una relación de amistad entre el desaparecido alcalde y un joven con muchas inquietudes. Pedro José participaba en las actividades de Ganar Totana-IU, pues siempre se consideró una persona con unos ideales de izquierdas. En aquel tiempo acompañaba a Juan José a numerosos actos, y poco a poco se fue implicando cada vez más en el proyecto de Cánovas.

Pero fue de cara a las siguientes elecciones cuando Cánovas le propuso que fuera en las listas de Ganar Totana-IU. «Ese proyecto le pareció increíble desde el primer momento, por lo que no dudó en aceptar el reto», cuentan sus allegados. Y salió elegido. Para la tarea, Cánovas lo puso al frente de los departamentos de Urbanismo, Infraestructuras, Servicios, Medio Ambiente, Aguas, Agricultura, Ganadería y Pedanías.

Para el nuevo alcalde de Totana, la ciudad perfecta es aquella en la que las diferencias entre grupos se entierran y se sacan proyectos adelante gracias a acuerdos. «Cree en la igualdad de oportunidades, en el reparto equitativo de la riqueza y en el valor colectivo frente al individualismo».

Le gusta viajar a pueblos pequeños en sus días libres, aunque también se declara un enamorado de otras culturas europeas. Y adora Italia, país al que regresaría para continuar contemplando la belleza arquitectónica y el legado del mundo clásico en ciudades míticas como Roma.

Este totanero, que comparte su vida con Sheila, su novia, no bebe alcohol, le gusta salir con sus amigos y es un apasionado de la gastronomía. «Le encantan las migas que prepara su madre», confiesa su hermano. Pero ahora, Sánchez tiene la mente puesta las 24 horas del día en seguir con el proyecto de Cánovas, su maestro, su mentor. Ese añorado alcalde que un día le enseñó el camino para «construir un mundo mejor».

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