Ver fotos
La concienciación animalista y el descenso de la natalidad cambian los modelos familiares
«Se ha puesto de moda el término 'perrijo' porque, a veces, lo que se busca con un can es ese bebé eterno que nunca crece; pero eso no es sano»
Hace treinta años casi nadie lo hubiera creído y, sin embargo, ya puede decirse que, en las grandes ciudades, hay más perros que niños. Paradójico o un escándalo para los que piensan que la ciudad no es lugar para animales. Maravilloso para los que creen que cualquier sitio es un lugar mejor si hay presencia de peludos. En este cambio social y en comparación con otras comunidades, los niños de la Región mantienen el pulso a los perros, situándose solo en 739 por debajo. En total, según datos del Sistema de Identificación de Animales de Compañía de la Región (Siamu) proporcionados por el Colegio Oficial de Veterinarios, en la Región hay registrados con microchip 229.193 perros. A estos, se le añaden unos 30.000 que, según estimaciones del Colegio, viven en esta comunidad sin estar registrados en el Siamu. Por su parte, a finales de 2018, el Instituto Nacional de Estadística (INE) cifraba los menores de 15 años en la Región en un total de 258.454 niños.
Las cifras están equiparadas entorno a los 89.000 niños en las franjas de 5 a 10 y de 10 a 14 años, mientras que en el grupo de 0 a 4 años hay 10.000 menos. Aunque todavía se mantienen en índices positivos, diferenciándose así de lo que sucede en otras comunidades, las tasas de natalidad bajan cada vez más en la Región y las mascotas son también cada vez más frecuentes en los hogares. ¿Pueden relacionarse estos fenómenos o son paralelos e independientes entre sí? La respuesta se elabora como un postre, y algunos de los ingredientes sí que apuntan a una relación entre niños y perros, aunque no de causalidad. Para Pedro Sánchez Vera, catedrático de Sociología en la Universidad de Murcia, el aumento de mascotas tiene mucha relación con el cambio social que se viene experimentando en los últimos años: «Hay que tener en cuenta varios factores. Por un lado, hay una oleada global e imparable de crecimiento de la concienciación sobre el bienestar animal. Las mascotas tienen un estatus muy importante, son un fenómeno social y están presentes en los medios de comunicación, en las redes sociales, tienen una relevancia que antes era imposible de imaginar. Además, esta defensa de los animales es interclasista, antes era algo más característico de grupos residuales, pero ahora ha invadido a todas las clases de la sociedad. Por otro lado, también hay un crecimiento de los hogares unipersonales y de hogares de menos de tres miembros».
Las cifras del cambio social
-
259.193 perros hay en la Región, según datos proporcionados por el Colegio Oficial de Veterinarios, que cifra los canes con microchip en 229.193, y calcula que, sin identificación, hay unos 30.000 más.
-
258.454 niños menores de 15 años que, según el INE, viven en la Región. Las cifras están equiparadas entorno a los 89.000 niños en las franjas de 5 a 10 y de 10 a 14 años, mientras que en el grupo de 0 a 4 años hay 10.000 menos.
Al unir esas dos realidades, se confirma una tendencia positiva sobre la tenencia de mascotas. Aunque los datos están por debajo de la media nacional, el INE señala que, en la Región, el 20,8% de los hogares son unipersonales, el 28,5% los forman dos personas, y en el 21% habitan familias de tres miembros. Son escenarios perfectamente compatibles con un perro. Y aunque Sánchez considera que es la soledad el principal motivo que inspira la decisión de adoptar un perro, -«porque ahora ya no se compran, se adoptan», señala-, sucede en ocasiones que se decide tener una mascota porque previamente se ha decidido no tener hijos: «Hay quienes piensan que un perro conlleva menos responsabilidades, que es más fácil, más barato». Pero luego también hay quienes quieren las dos cosas, «niños y perros no son excluyentes, adoptar mascotas y tener hijos son fenómenos que pueden producirse de forma simultánea», concluye Sánchez.
El aumento de hogares unipersonales y de pocos miembros aviva la adopción de mascotas
Hijos o 'peludos'
En cualquier caso, hay otro fenómeno característico de este cambio social que no puede pasarse por alto. «Hemos pasado de tratar al animal como un objeto a humanizarlo demasiado. Antes se le enseñaba en negativo, para unas funciones muy específicas, como guardar la casa o cazar, y ahora se le educa para formar parte de la familia», explica Pedro Ferrer, educador canino y especialista en perros de terapia, quien apunta también en otra dirección: «Se ha puesto de moda el término 'perrijo', porque a veces, cuando se adopta un perro, se va buscando a ese niño eterno, que no crece, que se muere siendo niño, que depende siempre de papi o mami, y eso no me parece sano. Utilizar al perro como si fuera un hijo es un error. Se puede tener al animal como parte de la familia, pero respetando su esencia, teniendo en cuenta que el perro tiene que ser un perro. Espero que no estemos utilizando a los perros para suplir carencias emocionales con ellos».
Este auge de las mascotas ha llegado a las sociedades en una nebulosa de desinformación sobre las mismas. «Convivimos con los perros sin saber realmente lo que son», afirma el especialista en canes. Es por eso que «confundimos los límites que les podemos exigir, y para tener un perro, todos deberíamos tener conocimientos sobre perros, saber que, cuando lo llevamos a socializar, debemos permitir que jueguen como perros, que sean brutos y no estar preocupándonos por si se hacen daño. No debemos llevarlos en brazos, ni con trajes para pretender que no se manchen».
El problema de esta educación canina humanizada, para Ferrer, tiene relación con la «mentalidad conolizadora que tiene el ser humano para relacionarse. Parece que tenemos que convertir a los perros en personas. Pensamos que son las demás especies las que tienen que adaptarse a nosotros y ser como nosotros queramos, y no debería ser así».
De una forma u otra, para el sociólogo está claro que la sensibilidad animal ha llegado a las sociedades para quedarse, y una prueba de ello es que esa concienciación «está teniendo cada vez más influencia en las legislaciones de todo el mundo desarrollado». Por eso, él afirma con rotundidad que «el futuro estará cada vez por garantizar más el bienestar animal. Esta ola no hay quien la pare. Cada vez va a haber más respeto hacia los animales».
Legislar sí, pero escuchando a los expertos en canes
El auge de las mascotas implicará, en algún momento, el desarrollo de nuevas legislaciones que velen por sus intereses. «En bienestar animal deberían pactarse unas normas mínimas. No es lo mismo tener a un perro cinco horas solo en un campo que en un piso, o tener un caniche que un gran danés», apunta Pedro Ferrer y matiza que «cualquier perro puede estar solo en un piso si su dueño tiene conocimientos realmente para tenerlo bien». La ley actual permite tener hasta cuatro perros por domicilio, «pero no especifica qué tipos de perro ni qué tipos de vivienda. Hay más de 400 razas de perro con caracteres totalmente distintos. Y en algún momento todo eso debería reflejarse en la legislación, por eso creo que, en el desarrollo de las nuevas normativas, se debería tener mas en cuenta a los profesionales del mundo canino».