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«A la hora de actuar ante una emergencia, es imprescindible tener muy claro qué está pasando y qué necesidades existen para realizar una eficiente ... distribución de los recursos. Si no hay coordinación, al final se genera otra emergencia».
Así lo dice Francisco Martínez, fundador y CEO de Civilio, una 'startup' de la Región cuyo 'software' especializado en la coordinación de respuestas en situaciones de emergencia y recopilación de datos en el terreno se está utilizando en los municipios valencianos afectados por la terrible DANA del 29 de octubre, que ha dejado ya 214 fallecidos en la Comunidad Valenciana.
La tecnología de la empresa innovadora murciana, que se inicia a raíz de la experiencia vivida tras los terremotos de Lorca en el año 2011, sirve para coordinar a los equipos de arquitectos que evalúan el estado de los edificios tras la riada, analizando el riesgo de derrumbe de los mismos y el peligro de caída de elementos a la vía pública. Se ha empleado por primera vez en Alfafar, donde se examinaron un total de 633 inmuebles, y ahora se extenderá al resto de localidades golpeadas. El objetivo es detectar las necesidades prioritarias de servicios básicos y de habitabilidad que tienen cada uno. Una valiosa y detallada información que será clave ahora en el proceso de reconstrucción.
«Lo que permite la plataforma Civilio es detectar las principales necesidades en las emergencias para así coordinar a los grupos de intervención, consiguiendo una respuesta eficiente y personalizada», señala Francisco Martínez. «Las aplicaciones ofrecen formularios de recolección de datos adaptados a las necesidades específicas de cada situación, lo que permite asignar las tareas de forma más eficiente, realizar el seguimiento y obtener un 'feedback' de los resultados», añade el empresario, que ha ido a Valencia de la mano del Ayuntamiento de Málaga, así como de la universidad y los colegios de arquitectos y de aparejadores de la ciudad andaluza.
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La plataforma Civilio había sido ensayada anteriormente en simulacros de emergencia, pero en Alfafar fue la primera vez que se enfrentó a una catástrofe real. La experiencia ha sobrecogido a Francisco Martínez. «A nivel estructural, según la información que llega de las inspecciones que hemos coordinado, no parece haber muchos daños en los edificios. Eso sí, los bajos están muy dañados por agua y escombros, llegó a una altura considerable, y no digamos de los sótanos inundados», relata el empresario.
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