Sobrevivir al estigma del suicidio
Joaquín Marín perdió a su hijo Antonio; cree que ha llegado el momento de romper el silencio y poner voz «a esta otra pandemia, ante la que no se hace nada»
No ha pasado un día, desde el año 2007, en que Joaquín Marín no recuerde el último café que se tomó con su hijo Antonio ... Ángel. Fue una mañana, temprano. «Yo vivo en el campo, en Yecla, y mi hijo me dijo que me acompañaba al pueblo, como solía hacer. Quería un bombón, y le dije que tenía que ser descafeinado. Después le llevé de vuelta a casa y yo me fui a trabajar, a vender cupones», relata. Joaquín estaba en la ONCE porque había sufrido una grave pérdida de visión, aunque consiguió evitar la ceguera gracias a una operación. Pero a partir de ese día comprendió que en esta sociedad hay cegueras más graves: las que invisibilizan el suicidio, y a sus supervivientes.
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Su hijo Antonio se quitó la vida esa mañana, a los 28 años, después de una década luchando contra una enfermedad mental. «Vino mucha gente a casa, a decirnos que lo sentían mucho. Pero no encontramos ayuda en ninguna administración, ni siquiera apoyo psicológico», recuerda. «No hubo nada, ni atención al duelo, y todavía hoy sigue habiendo poca o ninguna ayuda».
En 2020 se produjeron 122 muertes por esta causa en la Región, y los expertos avisan de un aumento en 2021
La familia de Antonio había soportado el estigma de la enfermedad mental, y a esto se unió el tabú del suicidio. «No comprendo que se hable de los accidentes de tráfico y se hagan campañas para reducir la siniestralidad, pero no se haga nada para prevenir lo suicidios. ¿No saben que ocho o diez personas se quitan la vida al día en España? ¿Y qué pasa con los supervivientes? Hay familias que están muy mal, personas a las que esto les cuesta la vida».
Joaquín consiguió salir adelante. Tenía otros tres hijos por los que luchar, y continuó su labor en la Asociación de Familiares de Enfermos Mentales de Yecla (Afemy), que ahora preside. También está a la cabeza, desde hace algunos meses, de la Fundación Curaementis, que gestiona varias viviendas tuteladas y una centro de atención especializado en Salud Mental en Beniel.
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Señales de alerta
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1. Expresar verbalmente deseos de «acabar con todo», «acabar con su vida», hablar de un plan específico de suicidio o indirectamente de «dejar de ser una carga».
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2. Abuso de alcohol y otras drogas.
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3. Ansiedad, agitación, pérdida del sueño.
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4. Pérdida de un propósito en la vida. Rabia, ira, cambios del estado de ánimo bruscos.
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5. Aislamiento de amigos y familiares. Desesperanza, sentimientos de que no hay salida.
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6. Actividades de riesgo, como conducir ebrio o tener relaciones sexuales sin protección.
Más de una década después de la pérdida de su hijo, Joaquín está convencido de que es imprescindible romper el silencio que rodea al suicidio, y crear conciencia. «Estamos ante otra pandemia, pero nadie hace nada», se lamenta. Los datos están ahí. 122 personas se quitaron la vida el año pasado en la Región de Murcia. Aunque esta cifra representa una estabilización con respecto al ejercicio anterior, la tendencia a lo largo de la última década es claramente ascendente, advierte la psiquiatra Loreto Medina, responsable del programa de prevención regional del suicidio que se desarrolla desde el Hospital Román Alberca.
Además, y aunque aún no hay datos oficiales, los expertos alertan de un incremento de las muertes por suicidio en 2021. «Es destacable el aumento en adolescentes y jóvenes, tanto en la Región como en España. Es un grupo de mucha vulnerabilidad, que ha sufrido un mayor impacto durante la pandemia», señala Medina. En 2020 fallecieron por suicidio once menores de 29 años en la Región.
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El también psiquiatra Jesús Mesones, vicepresidente de la Sociedad Española de Suicidología, matiza. «Hay incremento, pero no desmedido si lo comparamos con años anteriores. Esa sensación de muchos más suicidios puede estar relacionada con el hecho de que ahora se esté hablando más del tema». Esto último, subraya, es positivo.
«No encontraba escapatoria»
No cabe duda, en cualquier caso, de que el impacto de la pandemia es muy importante. La red de salud mental ha atendido a un 25% más de pacientes este año, según datos del Servicio Murciano de Salud, y muchas personas han sufrido un empeoramiento de su estado. Pilar, una jumillana de 37 años, se intentó suicidar hace ahora ocho meses. «Llevo dos años con depresión; estaba estable, pero con la pandemia empeoré. Creo que no fue por el confinamiento, sino por la situación en general, por el miedo», recuerda. «No podía ver a mi psiquiatra, me atendía por el móvil. Me sentía cada vez más agobiada, no encontraba escapatoria». Al final, la situación derivó en una crisis y en la autolesión.
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También ella, como Joaquín y como tantos otros, siente la losa del estigma, del tabú y del desconocimiento. «No me siento comprendida; la depresión no es algo que puedas ir contando, porque la gente piensa que quieres llamar la atención, que eres una floja».
El hijo de Joaquín padecía esquizofrenia. Sintió el rechazo muchas veces. «Antonio pasaba por periodos en los que estaba bien, pero la gente, a veces, es cruel. Encontró un trabajo en Yecla, y le iba muy bien. Pero empeoró, ¿por qué? Pues porque la gente se reía, le tomaba el pelo».
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«No trivializar»
La reciente muerte de Verónica Forqué ha puesto de nuevo el suicidio en primer plano, y es un recordatorio de lo fundamental que es la sensibilización. «Es bueno hablar del suicidio, pero con este caso se está trivializando mucho. En lugar de montar estos circos hay que hablar de cómo ayudar a las personas en riesgo, de cómo prevenir. Hay que informar de las alternativas», reflexiona el psiquiatra Jesús Mesones.
Dónde acudir
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1. En caso de riesgo inminente, llame al 112.
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2. Si observa señales o síntomas, acuda a su médico de familia, que le podrá derivar a los recursos de salud mental.
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3. Más información en el Teléfono de la Esperanza (717 003 717 - 968 343 400), en la Federación de Salud Mental (saludmentalrm.com o ) y en Prevención Suicida Murcia, a través de 'murciasalud.es'.
En «un problema tan complejo como este, todos tenemos que ser agentes de prevención, parte de la solución». Porque, en nuestro entorno, puede haber personas que están mostrando señales de alerta. Por ejemplo, verbalizando sus deseos de «acabar con todo» o de «dejar de ser una carga». «Es mentira eso de que quien dice que se va a suicidar no lo hace. No es así; lo hará a la primera, a la segunda o a la tercera, pero lo hará», avisa Joaquín Marín. Queda mucho por hacer. «Muchos suicidios se pueden prevenir», recuerda el presidente de Afemy. El primer paso para ello es romper el silencio.
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Reclaman una «estrategia nacional» de prevención
La presidenta de la Federación de Salud Mental, Delia Topham, reclama un «plan de prevención del suicidio tanto a nivel nacional como regional, con actuaciones coordinadas de todos los ámbitos implicados y con dotación de recursos suficientes». Entre las iniciativas prioritarias, Topham destaca la puesta en marcha de un teléfono nacional y gratuito de tres cifras, atendido las 24 horas del día «por profesionales expertos». Esta medida ya ha sido anunciada por el Gobierno de España dentro de la Estrategia Nacional de Salud Mental 2021-2026, y la Federación solicita que se haga efectiva de forma urgente.
El plan presentado por el Gobierno central incluye cien millones de euros para abordar el impacto de la pandemia en la salud mental. El Ejecutivo regional ha traslado esta línea de actuación a los presupuestos de la Comunidad para el próximo año, con una partida de un millón de euros. Todavía están por concretar las actuaciones concretas en este campo.
El psiquiatra Jesús Mesones, experto en la prevención del suicidio, coincide en la necesidad de una «estrategia nacional» y apuesta por la formación, especialmente de los médicos de Primaria. Pero también se necesitan más recursos para abordar todos los aspectos relacionados con la salud mental, subraya Delia Topham. «Hay que aumentar los profesionales y reducir las listas de espera, ya que tenemos una media de dos o tres meses para el psiquiatra y de tres o cuatro meses para el psicólogo». La Federación también reclama más plazas para la Dependencia.
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