La selectividad, a examen
La prueba de madurez planteada por el Ministerio aviva la reclamación de quienes piden un examen único, y replantea las opciones de mejora del sistema de acceso a la universidad
El Ministerio de Educación ha revolucionado la selectividad con el nuevo modelo planteado a las autonomías, que reduce a la mitad el número ... de exámenes y gira principalmente en torno a una prueba de madurez académica, que tendrá un carácter competencial. El nuevo sistema comenzará a introducirse en 2024, pero el cambio de modelo no será completo hasta 2027. Su presentación a las autonomías ha reabierto el debate sobre una selectividad a punto de cumplir 50 años que presenta márgenes de mejora y que no termina de convencer a comunidades del PP, partidarias de una prueba única para toda España. De fondo, la preocupación por la inflación de las calificaciones, disparada por la pandemia, que ha devaluado el sistema.
Prueba única nacional
Los currículos autonómicos complican la ecuación
La Consejería de Educación se ha posicionado entre las autonomías -del PP en su mayoría- que reclaman que la selectividad consista en una prueba única estatal igual para los alumnos de toda España: «Consideramos que el nuevo modelo de Ebau no avanza en la definición de unas pruebas más homogéneas a nivel estatal que garanticen una igualdad real de todos los aspirantes en su acceso a la universidad, ya que en España sí se cuenta con un distrito universitario único», reivindica la consejera de Educación.
La reclamación es antigua, y parte de la creencia de que existen desigualdades entre las comunidades en el acceso. El problema radica en el desajuste que supone que convivan 17 currículos de Bachillerato autonómicos y por tanto, 17 pruebas de la Ebau autonómicas; y a la vez, el acceso a la universidad se base en el distrito único. Los estudiantes se examinan en sus autonomías de temarios que difieren hasta en un 40% con exámenes similares, pero no iguales. Sin embargo, compiten con esa calificación por plazas en todos los campus españoles, lo que despierta los recelos de algunas comunidades, que creen que sus alumnos se quedan sin hueco por la competencia de otros estudiantes en grados que exigen una calificación muy alta, como el de Medicina. Lo cierto es que la competencia es recíproca: el pasado curso, casi 4.000 estudiantes, 2.700 de ellos de otras comunidades, compitieron por uno de los 200 puestos de Medicina de la UMU.
La presidenta de la Comisión Organizadora de la Ebau, Sonia Madrid, considera que es muy complicado diseñar una prueba única «cuando los currículos no son iguales. Hay un porcentaje de contenido autonómico que no coincide». El coordinador de la selectividad, Joaquín Lomba, recuerda además que las comunidades matizan los currículos en función de sus particularidades: «En la asignatura de Historia, por ejemplo, en Andalucía dan más carga a Al-Andalus, y en Asturias a los Reinos Cristianos», ejemplifica.
La Ebau ordena y prioriza la demanda de plazas cuando está limitada, pero no es una reválida del Bachillerato
Margen de mejora
Criterios homogéneos para limitar las diferencias
Entre la prueba única estatal y el actual sistema hay caminos intermedios dirigidos a homogeneizar las pruebas. Los coordinadores de la Ebau de toda España han propuesto mejoras para que los modelos sean más uniformes. Plantean, entre otros cambios, armonizar los exámenes, de manera que los esquemas sean similares, y no que unas comunidades se planteen preguntas cortas y en otras de desarrollo como ocurre ahora, por ejemplo. También proponen que la penalización por faltas de ortografía sea la misma en todas las comunidades (unas las castigan más que otras, y Murcia está en entre las primeras), que el uso de las calculadoras sea homogéneo (en la Región se permiten las no programables, en Castilla-La Mancha todas), y que las ponderaciones de asignaturas en la fase voluntaria sea uniforme.
Inflación de las calificaciones
Notas altas y disparadas desde la pandemia
La inflación que ya apuntaban las calificaciones medias de los estudiantes en los últimos años ha dado otra vuelta de tuerca durante la pandemia. Que las notas que llevan los estudiantes del instituto (y que cuentan un 60% en la media de acceso) han subido en el último lustro de forma considerable y generalizada ya no lo discute nadie. «Las calificaciones han subido, eso es una evidencia. Al final nadie quiere dejar abandonados a sus alumnos, y si los concertados las suben, los públicos terminan haciéndolo también, y al buen alumno que quiere estudiar Medicina, si está con un 9,5, en lugar del 9 se tiende a ponerle el diez», admite Andrés Prieto, director del IES Alfonso X. La escalada se ha completado en las tres últimas convocatorias de la Ebau, que han mantenido el modelo de examen, más fácil, acordado en pleno confinamiento para compensar las dificultades que habían tenido los estudiantes por la suspensión de las clases.
El 'modelo pandemia' da más opciones para elegir a los estudiantes, que pueden 'dejarse' un porcentaje de contenido. En la UMU entienden que la aplicación de ese modelo especial de Ebau tuvo sentido en 2020, pero su prolongación los años posteriores ha dado lugar a una situación anómala.
La consecuencia de su aplicación ha sido la subida de las notas de forma casi generalizada en las asignaturas curso tras curso. Los perjudicados de esta tendencia al alza son, coinciden los docentes, los alumnos más brillantes: «Ya no se distingue al alumno realmente bueno, al que le corresponde el 10 de verdad», alerta el catedrático de Física de la UMU Pablo Artal, en coincidencia con otros profesores. Los que llegan a la universidad 'raspados' terminan «estrellándose tarde o temprano», alerta Nieto, lo que explica la elevada tasa de abandono (cercana al 15%) de los estudios universitarios en el primer año del grado.
¿Reválida o acceso?
El 60% de la calificación llega de los institutos
En la Universidad de Murcia, que es en la práctica la organizadora principal de las pruebas de acceso, no terminan de entender que la polémica sobre el modelo de acceso se centre en la Ebau, «y nadie tome en consideración que el 60% de la calificación viene de los institutos», reivindica Sonia Madrid, molesta porque el Ministerio de Educación no cuente con la opinión de las universidades en el desarrollo del nuevo modelo.
Para calcular la nota acceso hay que tener en cuenta tres conceptos: la nota de Ebau (la que obtienen en la fase obligatoria de la Selectividad), la calificación de acceso a la universidad (la ponderación de la nota de Selectividad con la de Bachillerato) y la note de admisión (la suma de la calificación de acceso con la nota de la fase voluntaria). De ahí que en la UMU consideren que el Ministerio se equivoca si plantea la Ebau como una prueba de reválida del Bachillerato. «Los estudiantes no se examinan de esos cursos, que los han aprobado. La Ebau ordena y prioriza las solicitudes en los grados en los que la oferta supera la demanda, pero no es una reválida del Bachillerato», insisten.
La nueva prueba de madurez
Los criterios de calificación no están claros
La llamada prueba de madurez académica se estrenará de forma progresiva desde 2024 hasta 2027, y medirá la capacidad del alumnado para «analizar, valorar, extraer información e interrelacionar toda la documentación» respecto a un mismo tema. La prueba de madurez académica, que tendrá un carácter competencial, no convence a miembros de la Comisión Evaluadora de la Ebau, que denuncian que las asignaturas de Humanidades pierden peso y no ven claros los criterios de calificación.
Para el curso 2026-2027, el ejercicio general de madurez pasará a tener una ponderación del 75% y sustituirá a los ejercicios de las materias comunes (Lengua, Inglés, Historia e Historia de la Filosofía). La prueba interdisciplinar está «aparentemente orientada a evaluar la madurez y el juicio crítico de los estudiantes, pero se desvanece al analizar su estructura», critican los evaluadores, entre ellos, Esther Vivancos, coordinadora del área de Lengua Castellana y Literatura de la comisión de la Ebau en Murcia.
Desde la Consejería de Educación, que ha pedido una moratoria en la aplicación de la nueva Ebau, consideran que «la nueva propuesta de ejercicios con pruebas abiertas y respuestas diversas puede implicar una pérdida en la objetividad de la calificación de los ejercicios y una dificultad añadida para compartir los mismos criterios en todas las comunidades autónomas».
La presidenta de la Asociación de Directivos de Educación Secundaria, Isabel Saturno, también entiende que el modelo propuesto «se presta a la subjetividad. Se puede avanzar en la unificación de los exámenes, pero manteniendo el esquema».
Los cambios no empezarán a aplicarse hasta 2024
El examen de la Ebau se mantiene este curso sin cambios, con la estructura tradicional y más opciones a elegir de acuerdo al 'modelo pandemia' implantado en 2020. El Ministerio pretende que el cambio de modelo de selectividad se haga de forma paulatina y gradual a partir de 2024, cuando realizarán la prueba los alumnos que este año comienzan primero de Bachillerato, y el formato ya definitivo, con transformaciones notables, llegará en cinco años, en junio de 2027, lo que afectará a los que ahora están en segundo de la ESO o en cursos inferiores.
En junio de 2027 se pasará de las actuales cuatro pruebas obligatorias -un examen de cada una de las tres asignaturas comunes (Lengua Castellana y Literatura, Historia de España e Idioma Extranjero) -más un cuarto si hay lengua cooficial- y una examen de la materia obligada de modalidad que elija el alumno, a solo dos. La primera será similar al actual examen de la materia de modalidad. La segunda fundirá todas las asignaturas comunes en una sola «prueba general de madurez académica», que englobará las materias comunes y valdrá el 75% de la nota de selectividad.
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