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El condenado, Francisco Javier López, ayer, en la Audiencia. E. Botella
Seis años por forzar y tratar de matar a su compañero de celda

Seis años por forzar y tratar de matar a su compañero de celda

Francisco Javier López asume que cometió una agresión sexual para cerrar una sentencia de conformidad

Alicia Negre

Murcia

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Sábado, 24 de febrero 2018, 01:54

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Francisco Javier López entró a la sala de vistas cabizbajo y reticente a sellar un pacto que ya se daba por cerrado. Este preso, acusado de tratar de matar y forzar sexualmente a su compañero de celda, se negó, en un primer momento, a asumir parte de los cargos. «Reconozco la tentativa de homicidio, pero no la agresión sexual», recalcó rotundo. Las dudas del reo, sin embargo, se disiparon una vez que el magistrado le advirtió de que, en ese caso, afrontaría «un juicio más complejo con todas sus consecuencias» y este acabó asumiendo todos los cargos, aunque de forma muy sucinta.

Francisco Javier afrontaba una petición de pena inicial de diez años que ayer, tras su reconocimiento expreso de los hechos, se redujo hasta los seis años de cárcel. La sentencia, que el tribunal dictó en ese mismo momento y que ya es firme, le impone, además, cinco años de libertad vigilada -una vez que concluya su estancia en prisión- y la obligación de indemnizar al perjudicado en 28.890 euros.

La letrada de la defensa, Beatriz Navarro, remarcó, al término de la vista, que Francisco está «arrepentido». El abogado Antonio Segura, que ejerce la acusación particular, explicó que al perjudicado, que ya se encuentra en libertad, «le han quedado bastantes secuelas psicológicas»

El 12 de octubre de 2015, el ya condenado se encontraba preso, de forma preventiva, en el módulo tres de la cárcel de Sangonera. Ese día, en torno a las ocho de la tarde, ingresó un compañero -también preso preventivo- en su misma celda. Desde el primer momento Francisco desplegó una actitud amenazante hacia el otro reo, llegando supuestamente a decir que estaba allí para matar a alguien y registrando la bolsa de su compañero, haciendo uso de sus pertenencias. Esa «situación de vejación y menosprecio», como la definió la fiscal, se fue alargando toda la noche hasta que en un momento Francisco le exigió que se desnudase, se metiese en la ducha y, propinándole golpes, le obligó a frotarle todo el cuerpo, incluida la zona genital.

Después, el acusado descolgó una ventana de su celda y, tras romper el cristal, cogió un trozo en cada mano. Francisco le asestó varios golpes con los cristales, llegando a perforarle el estómago. Unas lesiones que podrían haber causado la muerte del reo de no haber sido atendido rápidamente. El interno fue detenido por un funcionario de guardia.

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