Suciedad y maleza en los alrededores del edificio abandonado en el barrio de Los Pinos. A. S.

Casi 200 firmas para exigir que limpien y desalojen un edificio con okupas junto a un colegio en San Pedro del Pinatar

Una joven denunció un intento de violación a punta de navaja por un hombre que quería arrastrarla al bloque próximo al centro educativo de Los Pinos

Lunes, 25 de febrero 2019, 07:42

La convivencia se ha vuelto cada vez más tensa en el barrio de Los Pinos de San Pedro del Pinatar. Durante los últimos seis años, los vecinos han soportado la acumulación incesante de basura dentro y fuera de los dos edificios a medio terminar que, como dos monumentos al pinchazo inmobiliario, se mantienen en pie a pesar de que les han arrancado puertas y ventanas y han reventado paredes y techos para llevarse los cables.

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En lo que aún es un esqueleto de edificio, en los huesos de paredes y escaleras, encontró cobijo una familia hace ya seis largos años, pero no tardaron en llegar nuevos ocupantes que, con cierta movilidad, han ido turnándose en este alojamiento gratuito. Sin red de saneamiento ni las mínimas condiciones de habitabilidad, han llegado a vivir en la torre más de 30 personas.

Para desesperación de los vecinos, el entorno de los dos edificios se ha convertido en un vertedero. No solo los huecos de los locales de la planta baja desprenden un hedor insoportable, sino que el solar que rodea el edificio se ha convertido en una empalizada de defensa odorífera frente a los intrusos o incluso la Policía. El foco de insalubridad que desde hace años ha ido creciendo se encuentra además justo al lado de un colegio de Educación Primaria, Los Pinos. «Nos preocupa por la suciedad y los cristales que se encuentran alrededor, ya que los alumnos pasan por ahí», explica el director del colegio, Cristóbal Crespo, quien mantiene reuniones frecuentes con los responsables municipales sobre el conflictivo edificio. Cree que «nos faltan mecanismos legales para solucionar situaciones como esta», ya que ni el Ayuntamiento ni el juzgado ni la Policía ha tomado medidas para evitar males mayores en la barriada. Los profesores no ocultan su malestar por el abandono, la insalubridad y la inseguridad que genera el edificio de okupas. «Hay alumnos que han entrado en plan aventura, y nos preocupa que algún día pase una desgracia», afirma un grupo de maestros. «Ya estamos cansados de comunicarlo al Ayuntamiento», aseguran.

El último incidente grave

La última chispa saltó el pasado diciembre, cuando una mujer de 30 años que reside en una vivienda del barrio fue asaltada en plena calle y, entre forcejeos, se libró de que el agresor la arrastrara al bloque denunciado para intentar violarla. «Salió a sacar a la perra a primera hora de la mañana y la atacó un hombre magrebí a punta de navaja», explica Antonio, el marido de la víctima. Intentó llevarla al edificio para violarla, comenta el marido de Noemí, quien forcejeó con el agresor con todas sus fuerzas para evitar que la metiera entre las paredes de ladrillo, donde pensó que allí ya estaría perdida.

«En el forcejeo con él se hizo un esguince y varios cortes de la navaja, menos mal que un vecinos oyó los gritos y paró con su furgoneta, así que el agresor salió corriendo», cuenta Antonio, quien al ver a su mujer en ese estado salió enfilado hacia el inmueble. «Entré allí tirando puertas pero no lo encontré. Tampoco la Guardia Civil. O se escondió o huyó», explica Antonio, quien asegura que «tras la denuncia, los agentes encontraron allí la caja registradora de un restaurante donde habían robado y otros objetos».

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El Ayuntamiento intentó tapiar la manzana, pero se topó con la negativa del juez

Tras el trauma de la agresión, Noemí se ha recuperado. «Ella es guerrera, pero ya no se acerca por allí», cuenta el marido. La pareja pensó entonces que no podía permanecer al margen del problema y, con la ayuda de un abogado que ha redactado el formulario para la recogida del apoyo de los vecinos, llevan ya casi 200 firmas para que las autoridades actúen en el edificio de la calle El Greco con la de Salvador Dalí «por los problemas de salubridad y seguridad que produce por el abandono». Han organizado incluso una reunión con los padres de alumnos, entre los que continúa la preocupación.

Inacción municipal y judicial

Los registros de la Guardia Civil animaron a algunos de los ocupantes a buscar otro alojamiento, pero aún quedan siete grupos repartidos en diversas dependencias, según los datos de la Policía. «Solo hay hombres y de origen magrebí. Hasta hacen hogueras dentro del edificio», indica un vecino que prefiere no identificarse.

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«La empresa que construyó los bloques se fue a la quiebra y los dejó ahí, abandonados y en un limbo legal entre los acreedores y la entidad bancaria», señala el concejal no adscrito Pedro Fenoll, quien lo denunció en el último Pleno municipal. También el portavoz de Ciudadanos, José Luis Ros, ve «lamentable que el Ayuntamiento no haya tomado medida alguna. Es el responsable y tiene que mover todas las instancias legales».

El Ayuntamiento de San Pedro del Pinatar quiso tapiar la manzana que incluye los dos edificios para evitar tanto el uso de los restos de la obra, como la entrada de curiosos y, sobre todo, de menores que puedan sufrir heridas a causa de los cristales y el mar de residuos que se ha acumulado en el recinto.

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El juez sin embargo ha negado la autorización. «Se inició un procedimiento de ejecución subsidiaria con auxilio judicial, pero el juzgado nos lo denegó», explica el concejal de Urbanismo, Pedro Sánchez. El edil asegura que «la Policía ha identificado a varios moradores, a quienes se dio un plazo de diez días para abandonar el edificio, pero no cumplieron». Nadie sabe ya cuánto tiempo más se prolongará la situación de este precario 'hotel' en pleno casco urbano.

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