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Nayat y Juan Carlos en la casa de un familiar de la novia en Marrakech, durante uno de los viajes a Marruecos de la pareja.
Matrimonio de inconveniencia

Matrimonio de inconveniencia

Un español y una marroquí llevan dos años intentando casarse ante la negativa del juez

ALEXIA SALAS

Domingo, 8 de junio 2014, 02:18

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Un noviazgo de papeleos para un matrimonio casi imposible. Una pareja formada por el español Juan Carlos González y la marroquí Najat Bahoul lleva más de dos años intentado casarse tanto en Melilla como en Murcia, sin conseguirlo.

La última palabra del juzgado de San Javier ha sido otra negativa, porque lo considera un matrimonio de conveniencia. Juan Carlos González ha presentado ya una reclamación administrativa, sobre la que tendrá que pronunciarse el Registro Civil de Madrid, según explica su abogado, Aurelio José Ros. «No se han molestado en investigar sobre nuestra vida y nuestro entorno, que nos conoce y sabe que hemos vivido más de un año juntos», explica el afectado. El problema de la pareja se agravó con el traslado de Juan Carlos al aeropuerto de San Javier, ya que forma parte de la plantilla de Aena. «Le he enviado una carta a la ministra de Fomento para que me envíen de nuevo a Melilla porque al menos podemos estar juntos, ya que ella es de Marrakech y aquí no puede venir si no nos dejan casarnos», asegura.

Juan Carlos cree que las preguntas que suelen hacer las autoridades judiciales, por separado, a la pareja, se convirtieron en «una trampa». «A ella le preguntaron en el Consulado de Marruecos por qué, siendo musulmana, quería casarse con un cristiano, mientras que a mí me interrogaron por el nombre de un familiar de ella, que no recordaba porque no es mi idioma», afirma el recurrente. Según su abogado, «finalmente te das cuenta de que dependes de estos matices, de un elemento subjetivo».

«Hay amor detrás»

«Estamos vendidos al criterio de quien tenga que valorarlo, y sabemos que hay mucha ilegalidad en estas cuestiones, pero no es el caso porque Juan Carlos presenta sus nóminas, contratos de arrendamiento en común, fotografías juntos de viajes por distintos sitios del mundo y testimonios de personas que los conocen», asegura Ros. Cree que «se nota en los últimos tiempos más control en este tipo de uniones y una actitud más reticente ante este tipo de uniones que pueden ser puerta de entrada para extranjeros, pero no es el caso porque tenemos documentos con peso específico». «Hay amor detrás, y se está convirtiendo en una historia triste», afirma.

Todo comenzó con una simple pregunta en la calle a una desconocida. Juan Carlos acababa de llegar a Melilla y el destino colocó a Najat en la misma calle del planeta donde él se hallaba perdido. «La invité a cenar nada más conocerla, hace ya cuatro años», cuenta el novio, que ve la boda alargarse más de lo que pensaba en un principio. «He conocido a su familia, he pasado temporadas con ellos en Marrakech y estoy dispuesto a superar todos los obstáculos para casarnos», dice Juan Carlos, quien lo tiene claro: «Solo queremos estar juntos. Donde sea».

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