César Oliva, en el despacho de su casa.

«Salir y vivir será lo más hermoso»

#Cuandotodoestoacabe ·

César Oliva, catedrático emérito de Teoría y Práctica de Teatro de la Universidad de Murcia

Sábado, 2 de mayo 2020, 01:49

Desde hace ya siete semanas, contabiliza los días César Oliva, hay una rutina todavía extraña que repite con frecuencia. Acaba de llegar a casa. ... Ha salido a comprar y lleva guantes. Se los quita para coger mejor el teléfono: «Tomo todas las precauciones: mascarilla, guantes, gel...; salgo casi todos los días, a por el periódico y el pan, fundamentalmente, y cumplo con todo; de momento, no nos va mal».

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Desde el pasado domingo también ve a sus nietas, pero no las abraza. Las saluda de lejos: «No poder ejercitar el cariño es lo más gordo que nos está pasando», admite. A él, y a todos los amigos con los que ha hablado, confirma, esta crisis sanitaria sin parangón les ha «removido algo»: «La falta de la caricia, el contacto con los nietos... Si pensáramos demasiado en eso sería terrible, nos deprimiríamos. En mi caso, tengo la suerte de hacer un montón de cosas; pinto, dibujo, escribo, hablo con amigos, veo series... Si me quedara una sola hora pensando en lo que tenemos encima...».

Cuenta César Oliva, catedrático emérito de Teoría y Práctica de Teatro en la Universidad de Murcia que, «de la misma manera que no he sido capaz de prever que iba a venir este virus ni este sartenazo que ha golpeado a la sociedad dejándonos encerrados en casa, soy incapaz de vaticinar qué va a ocurrir en los próximos meses. La realidad es que se ha paralizado todo y me cuesta trabajo pensar en cómo vamos a solucionar esta situación, porque me da la impresión de que fórmulas mágicas no hay».

Deja Oliva esta cuestión «a los especialistas» para que sean «ellos quienes nos digan cómo volver a la normalidad. Creo que este parón debería servir para replantearnos muchas cosas; lo que ocurre es que no confío demasiado en mi sociedad para hacer esa reflexión».

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Y añade Oliva: «El cuidado, por ejemplo, del medio ambiente debería ser la primera asignatura de niños y mayores. Y, sin embargo, por lo que me cuentan aquellos amigos que se han quedado confinados cerca de la playa, la situación del Mar Menor sigue igual o peor. Lo de la 'sopa verde' es tremendo, y no veo ningún movimiento en el Gobierno regional para que cesen los vertidos de nitratos o deje de construirse en ramblas. Es cierto que en Murcia y Cartagena ha bajado la contaminación, pero solo porque los vehículos no han salido. Está claro que no se puede pensar en una sociedad sin coches, pero sí debería haber un mayor control. No creo que vayamos a sacar lecciones de lo que nos está pasando, porque, además, conociéndonos, en cuanto llegue el calor y desciendan considerablemente los contagios, nos vamos a poner a tomar cañas en grupo». Esto, cuenta Oliva, le da «miedo», pero a la vez, le «apetece muchísimo recuperar la normalidad».

Cree que «después de esta experiencia que ha dejado atrás a algunos amigos cercanos lo más hermoso va a ser vivir. Salir y disfrutar de la vida». El inicio de la desescalada le va a permitir trasladar a la calle sus paseos diarios. Está cansado, dice, del circuito casero que trazó en su propio domicilio.

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