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Una de las trabajadoras de la residencia Virgen de la Fuensanta, en Murcia, toma a otra la temperatura en la aduana higiénica del centro, en la entrada al turno del viernes. ros caval / AGM

La resistencia en las residencias

Los geriátricos valoran los protocolos para evitar nuevos contagios y la «mejor coordinación» con Salud y Política Social, pero muestran su «preocupación» por la evolución de la pandemia

Domingo, 30 de agosto 2020, 07:51

«Algo hemos aprendido», resume el presidente de la Asociación de la Dependencia de la Región de Murcia (Adermur), José Miguel Marín, al echar la vista atrás y referirse a los estragos que provocó el coronavirus en las residencias de mayores entre marzo y junio, con 68 fallecimientos y centenares de contagios, la mayoría en Caser Residencial. Y eso a pesar de que Murcia fue una de las regiones del país con menos incidencia de la enfermedad en estos centros. Ahora, los geriátricos afrontan la segunda ola de la epidemia con «preocupación», pero también con «más herramientas y mayor planificación» para ofrecer toda la resistencia posible a un virus que, pese a todo, sigue siendo «imprevisible».

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Hasta el momento, la segunda ola epidémica sigue sin traspasar las puertas de las residencias en la Región. O casi. El positivo de un trabajador de la Residencia de Pensionistas Ferroviarios de Águilas ha obligado a realizar más de cien pruebas PCR a empleados y usuarios. De momento, todas han dado negativo. Otro trabajador de la residencia de mayores Santa Isabel, en Villanueva del Río Segura, también ha dado positivo y ha provocado que una docena de ancianos permanezcan en cuarentena. Todas las pruebas practicadas aquí también han dado negativo. Estos «casos aislados entran dentro de la normalidad y son situaciones con las que tenemos que acostumbrarnos a convivir», admite el presidente de la Sociedad Murciana de Enfermería Geriátrica y Gerontológica, Carmelo Gómez.

La carta que motivó el nombramiento del director de Mayores

«A la dificultad de encontrar el liderazgo suficiente y cualificado en el IMAS, tan necesario para la enorme empresa que le fue asignada, se suma la desaparición de cargos intermedios que agilizan y coordinan los trámites fundamentales del día a día. Esto ha producido la sensación de no tener a quién dirigirnos con capacidad suficiente para resolver nuestros problemas. Nos sentimos desamparados». Esto es solo parte del contenido de una carta que las principales asociaciones del sector de las residencias en la Región remitieron en junio a la vicepresidenta y consejera de Política Social, Isabel Franco, en lo que suponía una durísima crítica a la directora del IMAS, Raquel Cancela, y a la propia Franco. «La representación del IMAS [en el Corecaas] debe caer en persona relevante y conocedora de la realidad sociosanitaria», señala la misiva, a la que ha tenido acceso LAVERDAD. Pocas semanas después, Franco se sacó de la chistera el nombramiento de José López Mellado al frente de la Dirección General de Mayores. A Mellado «se le quiere dar más relevancia por su mayor conocimiento del sector», según fuentes consultadas por este periódico. En la práctica, ha asumido la punta de lanza en el trabajo diario con las residencias y Cancela «se ha quedado para firmar documentos y poco más», critican.

El SMS alertó la semana pasada del «alarmante incremento» de positivos entre cuidadores de centros sociosanitarios, entre los que se incluyen los 12 trabajadores de un centro de menores de Alguazas o el usuario de una residencia psiquiátrica en Las Torres de Cotillas. En este sentido, la Consejería de Política Social dictó una orden que obliga a todos los trabajadores de centros sociosanitarios de la Región (alrededor de 2.600) a realizarse una PCR antes de volver a su puesto tras las vacaciones, que es «la mejor medida que se podía tomar», aplaude el director de la residencia Virgen de la Fuensanta, José Forner. Y eso que «estas pruebas no son del todo fiables», duda José Miguel Marín. «Muchos funcionarios ya temen que las pruebas no lleguen a tiempo para el 1 de septiembre –este martes–, con lo que eso supondría», lamentan otras fuentes. Porque, según coinciden todos los profesionales consultados, los empleados de los geriátricos son «el principal vector de contagio» en los centros, define Carmelo Gómez. Así que toda precaución es poca. «¿Quién te dice que un trabajador no puede traer el virus porque lo ha cogido en casa con su familia o con sus amigos?», se pregunta José Forner. «Somos los únicos que entramos y salimos de los centros y que tenemos contacto con los residentes. Toda precaución es poca», razona Gómez.

En primera persona

  • José Miguel Marín - Presidente de Adermur «El nivel de contagios está subiendo de una manera descontrolada, pero en ningún momento hemos relajado las medidas de protección en los centros»

  • Carmelo Gómez - Presidente de la Sociedad Murciana de Enfermería Geriátrica «Tenemos que poner la prudencia por delante, pero hay mayor sensación de planificación; y mucho de ese trabajo lo hemos hecho las residencias»

  • José Forner - Director de la residencia Virgen de la Fuensanta «La segunda ola solo acaba de empezar, pero Política Social se ha puesto las pilas y ha cogido el toro por los cuernos»

  • Pablo Castelló - Director de la residencia Altavida «Hemos vivido muchas cosas negativas, pero hemos aprendido muchas cosas positivas»

«Mayor seguridad»

Tal y como recuerda la responsable de una residencia concertada que prefiere mantener su nombre en el anonimato, «si todo el mundo es responsable y hace bien su trabajo, el virus no tiene por qué entrar en las residencias, o al menos no de la forma en la que lo hizo en marzo. Nuestros mayores están mucho más protegidos que hace cuatro meses», señala. «En ningún momento hemos relajado las medidas de protección que tenemos en los centros», sentencia José Miguel Marín. Asegura también Marín que, «sin querer pecar de vanidoso, donde más seguros están los mayores ahora mismo es en una residencia».

A pesar del «miedo» que sobrevuela estos centros con cada actualización de las cifras de la pandemia por parte de la Consejería de Salud, con una inquietante segunda ola que «solo acaba de empezar», advierte José Forner, todos los profesionales consultados reiteran la «mayor sensación de seguridad» que reina en los geriátricos en comparación con la primera embestida de la Covid-19. No solo en lo relativo al material de protección sanitario, del que todas las residencias han hecho acopio suficiente para los próximos meses. Y eso a pesar de que el precio de los guantes de nitrilo, por ejemplo, se ha multiplicado hasta por cuatro en los últimos meses. «A final de mes nos cuestan más los guantes que la nómina de un auxiliar», lamenta la directora del centro concertado.

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El «miedo más grande»

En la práctica, las residencias disponen ahora de más instrumentos para hacer frente al coronavirus y evitar que, por ejemplo, «tengamos que volver a confinar a nuestros mayores en las habitaciones. Es el miedo más grande que tenemos, porque eso sería un golpe muy duro para ellos y no sé hasta qué punto podrían soportarlo otra vez», admite Pablo Castelló, director de la residencia Altavida, en Abanilla, que tuvo que ser intervenida por el SMS en abril. «La experiencia es un grado», recuerda Castelló. Los profesionales están preparados para seguir dando la talla y ya tenemos buena parte del trabajo hecho». Buena parte de ese trabajo se concentra en los muchos protocolos de actuación elaborados por la Consejería que suponen una auténtica barrera frente al virus. Ahora se controlan al detalle las reguladísimas visitas de los familiares (en los municipios en los que aún es posible hacerlo), los traslados de residentes a centros sanitarios y los nuevos ingresos y, por supuesto, las entradas y salidas de los trabajadores. «Hemos vivido muchas cosas negativas pero también hemos aprendido muchas cosas positivas», resume Castelló.

«Nuestros mayores están más protegidos ahora que hace cuatro meses», reconoce la directora de un centro concertado

De hecho, han sido las propias residencias las que han consensuado estas extensas y detalladas guías con el IMAS y el SMS. Y son los responsables de los centros los que aplauden la labor desarrollada hasta ahora por la oficina para la Coordinación Regional y Estrategia para la Cronicidad Avanzada y Atención Sociosanitaria (Corecaas), formada por profesionales de Salud, Política Social y las residencias, lo que permitirá «dar una respuesta más eficaz, específica y coordinada» ante nuevos contagios, valora el presidente de Adermur, José Miguel Marín, quien valora la creación de este organismo como «todo un acierto».

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Más sobrecostes

Según destaca también José Forner, las residencias están «manteniendo el virus a raya porque la Consejería de Política Social se ha puesto las pilas y ha cogido el toro por los cuernos». En marzo «iba cada uno por su lado», y ahora «estamos trabajando todos de forma conjunta», explica. «El grupo Corecaas estuvo en mi residencia tomando la temperatura a todos los trabajadores y los usuarios. Y no solo es la labor profesional que hacen. También la pedagógica, que es muy valiosa». De hecho, cree Forner que «hay que dar más información a los trabajadores», que son los que «están luchando a brazo partido contra el virus».

Los profesionales recuerdan que el principal vector de contagio son los propios trabajadores

En este punto también coincide Carmelo Gómez, quien recuerda que las residencias «han ampliado plantillas para sectorizar los centros y organizar los turnos» y están soportando «sobrecostes» derivados de la «atención sanitaria, no solo social», que ahora debe prestar el sector. «Esto supone una situación de grave riesgo para la sostenibilidad del sistema», advierte. Mientras los positivos entre trabajadores sociosanitarios no dejan de crecer, las residencias siguen resistiendo frente al virus tratando de cortar de raíz cualquier atisbo de brote haciendo pruebas PCR incluso «ante el más mínimo estornudo». Ese que antes se pasaba por un simple catarro.

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Franco: «La experiencia y el trabajo coordinado nos han hecho aprender y prevenir»

Isabel Franco. LV

La vicepresidenta del Gobierno regional y consejera de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social, Isabel Franco, recuerda que la Región «ha sido una de las comunidades autónomas con menor incidencia de muertes a causa de la Covid». Según Franco, «la rapidez de gestión del Gobierno regional en la toma de decisiones fue un factor clave para que así fuera. Sin duda, las drásticas medidas adoptadas desde el principio, adelantándonos al resto de comunidades autónomas, favoreció que la situación no fuera a más».

También reconoce «la rapidez de gestión en las residencias» para que las cifras de contagios y fallecimientos «no fueran tan altas como en otras comunidades. El hecho de ser los primeros en cerrar las residencias y los últimos en abrirlas supuso que la incidencia fuera mucho menor en la Región que en el resto de España», explica la consejera. «Desgraciadamente muchas personas fallecieron» a causa de la enfermedad, lamenta Franco, «pero la experiencia, el trabajo coordinado de reuniones periódicas con los directores de residencias y con las autoridades sanitarias nos ha hecho aprender y prevenir con medidas y planes de contingencia (protocolos de prevención, rastreo de contactos, seguimiento de la evolución, Sansonet, etcétera) que aplicados a las residencias han permitido controlar la transmisión del virus», explica la consejera.

Franco, que en junio se mostraba convencida de que no se producirían nuevos brotes en las residencias, recuerda que «en los meses de junio y julio no se ha registrado ningún positivo entre residentes». Y esto, a su juicio, «tiene mucho que ver con la constancia de todos los trabajadores que prestan servicio en estos centros, que además de tener que prevenir dentro de la propia residencia han tenido que hacer un esfuerzo doble cuando se encontraban fuera de las instalaciones».

«La seguridad de los centros se ve reforzada ahora gracias a las medidas adoptadas a través de la orden de la Consejería – por la que se obliga a todas las residencias a realizar pruebas PCR a todos los empleados que vuelven de vacaciones o se incorporan por primera vez», recuerda Isabel Franco.

Cribado periódico a la espera

La misma orden, por la que se aplica en la Región el acuerdo del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud para responder ante la «situación de especial riesgo derivada del incremento de casos positivos por Covid-19», recoge también la posibilidad de «establecer la realización periódica de pruebas PCR a los trabajadores de estos centros que tengan contacto directo con residentes, de conformidad con los protocolos elaborados por los órganos competentes en coordinación con las autoridades sanitarias».

Sin embargo, este protocolo para el cribado periódico entre trabajadores sociosanitarios, con el objetivo de detectar posibles casos de forma aleatoria (principalmente asintomáticos), aún está pendiente de elaboración por parte de Salud y Política Social. «Estarán listos en breve», según fuentes oficiales.

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