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Diego conesa y Óscar Urralburu, ante la sede del CES. LV
Una relación fantasma

Una relación fantasma

El pacto presupuestario de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias implica también a PSOE y Podemos en la Región, pero los socialistas se esfuerzan en mantener las distancias. En Princesa piensan ya en clave electoral y creen que una estrecha vinculación con la formación morada podría perjudicarles

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Jueves, 1 de enero 1970

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El PSOE debería ser el mismo en todas partes. Sin embargo, ni Ferraz es Princesa, ni el Congreso la Asamblea, ni Pedro Sánchez Diego Conesa, porque lo que es prioritario para unos pudiera no serlo tanto para otros.

Ante la debilidad parlamentaria del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, PSOE y Podemos han formalizado su relación en la política española con un trascendental acuerdo para intentar sacar adelante los Presupuestos del Estado de 2019. El documento, suscrito públicamente para evidenciar la nueva entente izquierdista, incluye medidas sobre asuntos de repercusión directa en la Región, lo que obligaría a ambos partidos a implicarse por estos pagos en el éxito del pacto. Es algo que el secretario general de Podemos, Óscar Urralburu, lleva proponiendo desde el día siguiente de la firma, aunque sin respuesta por parte del PSOE murciano.

El acuerdo con Pablo Iglesias puede dar oxígeno al Gobierno de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, pero en las comunidades autónomas, a poco más de cinco meses de unas elecciones regionales y locales, las circunstancias son muy distintas y el abrazo entre ambos puede acarrear consecuencias dispares.

«Es que la situación aquí no tiene nada que ver con la de España», reflexiona un dirigente socialista. «Llegar a las elecciones en comunión con Podemos puede trasladar al electorado el mensaje erróneo de que da igual votar a cualquiera de los dos partidos porque ambos defienden las mismas opciones, lo cual favorecería a Podemos y nos perjudicaría a nosotros. No está nada claro que entre los dos podamos obtener la mayoría suficiente en la Asamblea para gobernar. El PSOE no puede prescindir del voto moderado para llegar al Gobierno», agrega.

La misma lectura se ha hecho en otras comunidades autónomas. De ahí las declaraciones reticentes a la alianza con Pablo Iglesias hechas desde Andalucía por Susana Díaz, y desde Castilla-La Mancha por Emiliano García-Page.

Escenificar ahora un frente de izquierdas con Podemos podría ahuyentar al votante de centroizquierda que no conecta con la radicalidad de los morados.

Alcaldías anaranjadas

El líder socialista en la Región de Murcia, Diego Conesa, no es tan explícito, pero por sus declaraciones sobre la posibilidad de estrechar los lazos con Podemos se deduce que comparte estos pensamientos. «Aquí la realidad es muy distinta a la del Congreso -señala a 'La Verdad'-. Lo primero que tenemos que hacer es ganar las elecciones del próximo mes de mayo, aunque sea por un solo voto, y luego hablaremos con todos, con el programa en las manos, para ver la posibilidad de formar gobierno».

Conesa recuerda, además, que desde que llegó a la secretaría general del PSOE murciano se ha reunido una vez con Óscar Urralburu, su homólogo en Podemos, pero también lo ha hecho en tres ocasiones con la dirección de Ciudadanos.

De hecho, el PSOE tiene en la Región más vínculos institucionales con Ciudadanos que con Podemos, ya que buena parte de las alcaldías que ahora ocupa sin mayoría absoluta se las debe precisamente a la aquiescencia naranja.

Sin embargo, y a pesar de este equilibrismo que practican los socialistas entre sus socios a izquierda y a derecha, lo cierto es que la colaboración con Podemos en la Asamblea Regional está siendo estrecha y fructífera hasta ahora, aunque, como en todo lo demás, siempre manteniendo las distancias, sin exhibiciones públicas de ello.

En Podemos, por el contrario, propugnan que la colaboración sea expresa y manifiesta. Para ellos es importante que los ciudadanos perciban que tienen capacidad de gobierno y que pueden formular propuestas realizables, y el pacto con el presidente Pedro Sánchez les brinda una magnífica oportunidad para ello.

«No se trata de hablar ahora del futuro Gobierno, sino de trazar una agenda regional a la luz del acuerdo nacional», explica Urralburu. «De hecho, hay asuntos incluidos en el pacto presupuestario que ya se han tratado en la Región», añade.

El líder regional de la formación morada expone, por ejemplo, el punto del acuerdo que se refiere a la transición energética y que abarca de lleno la iniciativa legal sobre el autoconsumo eléctrico, desarrollada por Podemos en la Región con el apoyo del PSOE, y debatida en el Congreso como norma de ámbito estatal gracias a que el Gobierno de Pedro Sánchez levantó el veto que había impuesto el Ejecutivo de Mariano Rajoy.

Urralburu se refiere también a la proposiciones de ley 'antifracking' y del cambio climático regional registradas conjuntamente por ambos partidos en la Asamblea, y al rechazo que las dos formaciones comparten sobre la nueva rebaja fiscal del IRPF prometida por el Gobierno autónomo.

Enmiendas e inversiones

Hay, además, una cuestión relevante que ambos deberán tratar más pronto que tarde si el proyecto presupuestario que abanderan sigue su trámite en las Cortes. Lo lógico sería que PSOE y Podemos coordinaran en la Región las propuestas de enmiendas e inversiones de calado murciano, que presentarán a sus jefes en Madrid para incluirlas en las cuentas del Estado del próximo año, porque no tendría mucho sentido que los padres del retoño presupuestario fueran cada uno por su lado.

En este sentido, Urralburu ya lo tiene claro y adelanta que planteará a los socialistas que las prioridades inversoras del Estado en la Región en 2019 deberían ser el Corredor Mediterráneo, la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) de Cartagena y los Arcos Norte y Noroeste de Murcia.

El secretario general de Podemos reconoce que habla más con el portavoz socialista en el Parlamento autónomo, Joaquín López, que con Diego Conesa, pero insiste en que ambas formaciones tienen asuntos en común más que suficientes y trascendentes como para regularizar la relación como socios preferentes.

No parece, sin embargo, que vayan por ahí las intenciones de los socialistas, que han decidido supeditarlo todo a la «oportunidad histórica» que para ellos representan las próximas elecciones autonómicas, convencidos de que nunca antes han estado tan cerca, desde que en 1995 lo perdieron, de volver a recuperar el gobierno en la Región de Murcia.

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