«Nuestra Región no es solo sol y playa»

Cuenta Eva Celdrán, arqueóloga y miembro del equipo de investigación del proyecto La Bastida que, desde la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), estudia los yacimientos argáricos de La Almoloya y La Bastida (en Pliego y Totana), que, además del aplauso que la población dedica cada tarde a los sanitarios, todos los ciudadanos deberían agradecer a estos profesionales su labor y lucha diaria contra la Covid-19 «comportándose educada y respetuosamente con el resto de las personas».

La pandemia por coronavirus recluyó a Celdrán en su domicilio, al igual que a la mayor parte de españoles, a mediados del pasado marzo. Sin poder realizar trabajo de campo, el confinamiento no le otorgó otra salida que sentarse frente al ordenador a desarrollar las tareas de 'oficina' pendientes. Personalmente, reconoce, lo ha llevado bien: «Trabajar en casa –dice– es algo que necesitaba, y tanto el equipo como yo estamos rindiendo mucho; estamos conectados a todas horas y no paramos». Llevan años reconstruyendo el puzle que la Historia dibujó sobre el corazón de la Región hace más de 4.000 años, y este verano esperan volver a él para continuar con las tareas de restauración y consolidación de La Bastida, paralizadas por la expansión de la pandemia. La vuelta, asegura, no tiene por qué comportar riesgos especiales: «Se trata de un yacimiento en la sierra, alejado de la ciudad», y lo suficientemente grande como para que «la gente esté bastante repartida», por lo que, detalla la arqueóloga unionense, «debe retomarse la contratación de trabajadores» parada por el virus.

Confiesa Celdrán que le preocupan las consecuencias que la aparición de la Covid-19 pueda tener en el ámbito de la cultura y, en concreto, en el terreno arqueológico. Cree que «sería un error no apostar por el patrimonio. Nuestra Región no es solo turismo de sol y playa, sino que también tenemos que potenciar el turismo cultural de interior», lo cual, añade, «depende fundamentalmente de las administraciones y de la voluntad de querer apostar por ello».

En relación a la excepcionalidad de la pandemia, precisa la arqueóloga unionense que esta experiencia debería suponer un «antes y un después» en cuanto a conciencia social. Eso es, al menos, lo que le gustaría: «Tendríamos que echar la vista atrás, ver lo que no funciona de nuestra sociedad, e intenatar cambiarla». Por ejemplo: «Concienciarnos de lo que tenemos, de lo que nos es útil y de lo que no, porque hay cosas –agrega– que se supone que son necesarias pero realmente no las necesitamos». Y añade otro ejemplo: «El consumismo tan exagerado que tenemos y ese afán por comprar cosas no son necesarias».