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La presidenta de la Asamblea Regional en la IX Legislatura, Rosa Peñalver, fotografiada en la puerta del Salón del Príncipe. J. M. RODRÍGUEZ / AGM
Rosa Peñalver: «La Región sigue adelante por el impulso de personas emprendedoras, no porque alguien dirija su destino»

Rosa Peñalver: «La Región sigue adelante por el impulso de personas emprendedoras, no porque alguien dirija su destino»

La presidenta de la Asamblea Regional de Murcia afirma que «me he sentido muchísimas veces invisibilizada por ser mujer. En ocasiones voy a actos donde no me miran»

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Domingo, 7 de abril 2019, 18:05

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El despacho de Rosa Peñalver Pérez (San Javier, 3 de febrero de 1954), en la segunda planta de la Asamblea Regional, no es excesivamente amplio, pero sí muy luminoso y ordenado. Bajo la cristalera que da a la calle se alinean diferentes esculturas y figuras de pequeño tamaño, regalos a la institución. Enfrente, sobre un aparador, recuerdos personales de una legislatura que se consume como el incienso que ha perfumado la estancia. Están listos para ser recogidos en dos minutos. Desde el altavoz de un ordenador, Ludovico Einaudi pone banda sonora a esta entrevista con la presidenta que propició la reforma del Estatuto de Autonomía.

«Está para impulsar y controlar, pero aquí se ha suplido mucho al Gobierno»

El Legislativo

-¿Cómo se ve la Región desde la presidencia de la Asamblea?

-Empezaré diciendo que me ha gustado tener una visión completa de las enormes potencialidades que tiene la Región. Se ven los problemas grandes y pequeños, lo que se ha hecho y lo que habría que hacer. Tenemos una región mucho más valiosa del nivel en el que se encuentra. Sorprendentemente, con casi un 30% de fracaso escolar, hay unas personas muy emprendedoras, con muchas ideas y con capacidad de lanzar esta tierra a unas cotas de bienestar que en estos momentos no tiene. Por eso es fundamental hacer una gestión seria, planificada y rigurosa de lo que debe ser esta región, porque se están haciendo políticas de intuición y no se dan soluciones profundas o estructurales.

-¿En qué proporción, respecto al Ejecutivo, debe actuar la Asamblea para cambiar esa dinámica?

-La Asamblea puede y debe jugar un papel importantísimo. En estos momentos se ha convertido en una especie de eje sólido diamantino sobre el que gira la política regional. Aunque parezca que no, o suene pretencioso, es así. Por lo tanto, debe jugar un papel clave con políticas de impulso al Ejecutivo que sean potentes, serias, argumentadas, debatidas y reflexionadas. Y, por otra parte, debe hacer una labor de control y de oposición seria. La Asamblea próxima va a reflejar el sentir mayoritario de los ciudadanos nunca tan bien expresado, porque va a tener más grupos políticos que nunca. Va a recoger muy bien hacia dónde quieren ir los ciudadanos, qué sienten, qué piensan y qué opiniones políticas tienen.

-Vamos hacia un escenario político más fragmentado. ¿Eso puede provocar ingobernabilidad?

-Podía haberse temido eso antes. Esta legislatura ha sido un ensayo general que nos indica que la diversidad no necesariamente es conflicto y caos. Todo lo contrario. La diversidad ha supuesto que pudiéramos sentarnos para hacer entre todos la norma más importante que puede elaborar un parlamento regional, que es su estatuto de autonomía, y hacerlo por consenso. La diversidad ha permitido reformar el Reglamento [de la Asamblea], que llevaban años intentándolo sin conseguirlo. La diversidad es más difícil de gestionar, pero qué duda cabe que sus resultados están más próximos a lo que siente la ciudadanía y son siempre mejores que los de una mayoría con poder absoluto.

- En esa diversidad a la que alude es posible que esté el populismo extremista. ¿Tiene miedo?

- El populismo extremista me da pavor. Entrará [en la Asamblea], no hay duda. Pero sigo confiando en que se imponga la sensatez de los ciudadanos, en que las encuestas se equivoquen y su representación sea mínima. Y confío, sobre todo, en el resto de las opciones políticas, que son democráticas, que son del siglo XXI y que van a tener la capacidad suficiente y la altura intelectual para frenar los impulsos populistas que puedan entrar en el Parlamento.

«He notado diferencias de un presidente a otro, se nota el saber estar y la buena educación»

Relación con San Esteban

-¿Ha habido urgencia para aprobar la reforma del Estatuto para evitar en el futuro un boicot de los partidos populistas?

-No sé lo que pensaban los cuatro portavoces, pese a lo mucho que hemos hablado. Es posible que hayan influido mis peticiones de responsabilidad política. Y les insistí en que si el Parlamento va a ser más plural no será tan fácil esa reforma. Por tanto, debíamos ser serios, rigurosos y ejemplares, dejando a la siguiente legislatura el mejor Estatuto posible, para que sea de todos. Posiblemente no es el que yo querría, ni el que querría algún grupo parlamentario determinado, pero tampoco es el de mínimos. Sinceramente, creo que por encima del partidismo ha pesado la responsabilidad política, la generosidad y el rigor intelectual de los representantes de cada partido.

-¿Qué le dicen en la calle sobre la labor de la Asamblea? ¿Los murcianos conocen su cometido?

-Ha habido un cambio en estos últimos cuatro años. No voy a decir que las masas han entendido lo que se hace aquí, porque no es así. Pero sí es cierto que cuando llegamos hace cuatro años éramos otros diputados. En mi discurso de despedida les dije que podían decir con orgullo: «Yo estuve en la IX Legislatura». Insisto, no es que nos aplaudan por la calle, pero hemos tocado muchos temas y eso ha hecho que cada ciudadano se interese por el suyo, por lo que hemos dicho y aprobado aquí. De hecho, el Patio de las Comarcas ha estado lleno de público en muchos plenos. Hemos restado desafecto a la clase política. Cuando llegamos, la Asamblea era una de las instituciones más desconocidas para los ciudadanos; la última encuesta del Cemop dice que es la institución mejor valorada.

-¿Qué grandes asuntos han quedado pendientes?

-Quedan por hacer temas muy potentes, que requerirían lo que hemos hecho con el Estatuto: poner de acuerdo a más de un partido. Hay que estudiar detenidamente un modelo económico sostenible para esta región, que no puede avanzar a base de «por aquí le doy un toque a la agricultura, por aquí le doy al Mar Menor, por aquí veo un poco de turismo y por aquí hay un poco de cultura». Esto requiere tratar de forma global y con mucho rigor cuatro o cinco temas que son pilares de futuro y bienestar. Hay que abordar sin parches el tema del desempleo y la educación necesita un plan integral para ver qué modelo queremos para el siglo XXI. Con la sanidad algo habrá que hacer. Esto no va de meterle más dinero al Servicio Murciano de Salud, que es un pozo sin fondo, sino de cambiar el modelo de gestión; así de claro. Aquí hemos hecho todo lo que hemos podido. Pero esta región sigue adelante por el impulso tan fuerte de las personas emprendedoras. A veces digo que Murcia se puso en marcha con el Big Bang y funciona por inercia, como el Universo, no porque alguien dirija sus destinos. La Asamblea está para controlar e impulsar, no para suplir al Gobierno. Y aquí se ha suplido muchas veces al Gobierno con propuestas y leyes que eran necesarias.

«El PSOE considera que no soy útil en sus listas. No voy a entrar en eso. Yo quiero que gane»

Su exclusión

-¿Cómo ha sido su relación con el Ejecutivo?

-Como con el resto de los grupos, de 'paz y amor'...

-¿Han tenido choques?

-En algún momento. Pero no se me ha dicho a mí directamente, me ha llegado el aviso por otro lado de que podía estar incurriendo en deslealtad. He sido muy cuidadosa y le aseguro que he notado diferencias de trato de un presidente a otro. Se nota el saber estar, la buena educación y el ver en mí a la presidenta de la segunda institución de la Región y no otra cosa. Pero siempre hay necios que ven el dedo cuando se señala la luna.

-¿Cuándo ha sido más fácil la relación, durante la presidencia de Pedro Antonio Sánchez o con Fernando López Miras?

-[Sonríe] En algunos momentos he sentido falta de respeto, de saber estar, de cuidar las formas... Se me ha impedido entregar algún premio, no se me ha esperado para alguna inauguración, pese a estar ya dentro del recinto e ir con tiempo. Son detalles tan nimios que al final dices: «¡Madre mía, qué poquito nivel!». Pero, en fin, uno está en un gobierno porque lo ponen en una lista, no porque haya pasado las pruebas de capacidad y de mérito.

-¿Ha sido una buena presidenta de la Asamblea?

-Pues no lo sé. Ahora es cuando tengo que decir eso de que a mí no me corresponde (sonríe). Sí que diré que ahora es cuando empiezo a darme cuenta de que posiblemente hemos hecho un buen trabajo todos los diputados. Me están llegando por tierra, mar y aire las felicitaciones, los mensajes de gente que se siente representada. Noto que los ciudadanos nos han sentido cerca. El balance es muy positivo.

-¿Por qué se necesita más presencia femenina en los puestos de poder, como usted reivindica?

-Porque son un modelo y un referente para las niñas, que deben saber que no hay techos de cristal y que cada una llega donde le llevan su talento y sus capacidades. Pero no nos engañemos: una mujer puede defender posturas progresistas o reaccionarias. Mujeres que defiendan una involución no nos ayudan a avanzar. Por lo tanto, más mujeres, sí, pero que tengan claro que todavía hay una discriminación social, sutil, que convive con nosotros, de cara a que cualquier niño o niña se sienta absolutamente libre, capaz y con todos su sueños por delante, que no dependa de una sociedad que mira de una manera a unos y a otros.

«Gestionarla es difícil, pero da mejor resultado que el poder absoluto»

Diversidad Política

-¿Se ha sentido muchas veces invisibilizada pese al cargo que ocupa?

- Muchísimas. Tengo una carpeta donde guardo fotos y recortes de periódicos. En estos últimos dicen: «Asisten el presidente de la Comunidad, el delegado del Gobierno y otras autoridades». Y yo digo, esa soy yo. En la foto, cuando estoy, no se me menciona. A veces no sé qué pensará el lector: la novia del presidente, no. ¿Su madre? A veces voy a actos donde no me miran. Por eso tiene que haber más mujeres, para que las niñas tengan referentes.

-¿Rosa Peñalver entiende que el PSOE haya dejado fuera de las listas a la primera mujer que ha presidido la Asamblea, a la segunda autoridad de esta región?

-Los caminos de los partidos son inescrutables, casi como los del Señor. No voy a entrar en eso. Mi partido ha considerado en estos momentos que no era útil en ninguna de sus listas. Yo quiero que mi partido gane las elecciones y gobierne esta comunidad. Porque los socialistas compartimos unos valores que son fundamentales y necesarios para el despegue total de la misma, y estaré donde me pongan. ¿Cuesta comprenderlo? No voy a negar que a mí se han dirigido muchas personas como si fueran los afectados.

-¿Está dolida con Diego Conesa?

-Bueno... La política es así. Sigo defendiendo algo que he dicho muchas veces y, al final, se ha confirmado: que las mujeres todavía entramos en la política por cooptación. Un varón, que es quien hasta ahora dirige los destinos de los partidos, pone y quita. Será cuestión de tiempo transformar eso. Al PSOE nadie le puede negar que ha sido siempre el partido de la igualdad. Yo me siento muy orgullosa de haber representado a todos los partidos políticos en esta institución, tratando de ser la presidenta de todos y de todas, y muy agradecida. Esa alegría no me la va a quitar nadie. Ya veremos qué trae el futuro.

-¿Qué va a hacer a partir de junio?

-Yo soy docente. Podría haberme jubilado ya antes de venir a la Asamblea. Lo que pasa es que soy vocacional y creo que mi cabeza todavía da para no pararme. En septiembre me plantearé si sigo en el instituto algún año o si me jubilo. Pero me apetece hacer cosas, quizás en alguna ONG; tengo una experiencia acumulada que puede ser útil para ayudar a esta región. En estos momentos faltan manos, hay gente que aún no ha salido de la crisis. Hay que entrar a saco con la pobreza y el fracaso escolar.

«Quizás no es el que yo o algún partido querríamos, pero tampoco es de mínimos»

El Estatuto

-¿Qué ha sido lo peor de la legislatura?

-Toda la etapa de la moción de censura a Pedro Antonio Sánchez. Había un choque muy fuerte de partidos y fueron momentos complicados.

-¿Y lo mejor?

-Ha habido muchos momentos por los que ha merecido la alegría, que no la pena. Recuerdo cuando las 70 asociaciones contra la pobreza y la exclusión social me dieron las gracias por dejar que leyeran su manifiesto dentro del Parlamento y no en la puerta, como hasta entonces. Cuando vi a tantas personas que llevan tantos años luchando por la inclusión y que lloraban aplaudiendo a los diputados, y los diputados a ellos, pensé que solo por eso había merecido la alegría.

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