Los regantes calculan una pérdida del 42% de agua si se sube el caudal del Tajo
Un estudio del Scrats muestra que en los siete últimos años se habrían trasvasado 578 hm3 menos a los cultivos, y los abastecimientos habrían perdido otros 210
Los regadíos del Levante habrían recibido hasta un 45,7% menos de agua del Tajo en los últimos años en el caso de que ... ya estuvieran en vigor los nuevos caudales ambientales que propone el borrador del Ministerio para la Transición Ecológica. El Sindicato Central de Regantes (Scrats) ha analizado el impacto que habría tenido el aumento de caudal de 6 a 8,5 metros cúbicos por segundo en Aranjuez, tomando como referencia los volúmenes transferidos entre los años 2013 y 2020 para el abastecimiento y los cultivos: la cuenca del Segura habría recibido un 42% menos para atender ambas demandas.
Para realizar una estimación sobre lo que se avecina con el plan hidrológico del Tajo –saldrá a exposición pública las próximas semanas–, el Scrats ha realizado una simulación comparando lo trasvasado entre la situación actual y la futura. Si hubiera pasado un caudal ecológico de 8,5 metros por segundo en Aranjuez, los regadíos habrían recibido un 45,7% menos de agua del Tajo. Entre los años hidrológicos 2013/14 y 2019/20 se han transferido 1.271 hectómetros de la cabecera del Tajo, con un caudal mínimo de 6 metros cúbicos por segundo en Aranjuez. Con el futuro escenario, no obstante, se recibirían 693,8. Es decir, 568 hectómetros menos.
En cuanto a los abastecimientos a la población, el descenso de aportaciones habría sido del 34,6%: los 606 hectómetros recibidos se reducirían a 396.
Según el análisis de los regantes, en un año no se habría trasvasado nada, y en otros la caída habría sido hasta del 48%
Considerando ambos usos, el descenso medio sería del 42%: de 1.877 hectómetros recibidos en los últimos siete años hidrológicos se bajaría a 1.089.
Según esta simulación del Scrats, en un año hidrológico no se habría recibido ningún trasvase. Es el que corresponde al periodo 2016/17. En aquella época, el acueducto permaneció cerrado once meses por falta de recursos trasvasables, a raíz del fuerte descenso de aportaciones en los embalses de Entrepeñas y Buendía. A caballo entre las dos anualidades (el año hidrológico comienza el 1 de octubre), el Segura pudo recibir 142 hectómetros (82 para los regadíos). Sin embargo, con el nuevo escenario habría trasvase cero.
Se aprecia una tendencia similar en los años anteriores y posteriores al cierre del acueducto, caracterizados por la excepcionalidad hidrológica en la cabecera del Tajo: los regadíos habrían recibido entre un 41,5% y un 48% menos, según las fases de declive y recuperación de las aportaciones.
La comparativa se basa en incrementar de 6 a 8,5 metros cúbicos por segundo el caudal mínimo del Tajo en Aranjuez
Si se incrementa el caudal ecológico en Aranjuez a 8,5 metros cúbicos por segundo, los embalses de cabecera deberán desembalsar río abajo un mínimo de 443 hectómetros cúbicos al año. Oficialmente, ahora son 365 hectómetros, aunque la media real es superior y se sitúa en 9.
Caudales generadores
La fijación del caudal ambiental comporta establecer cuatro parámetros, entre ellos los caudales máximos y mínimos, así como el caudal generador para garantizar el buen estado del ecosistema de ribera en caso de emergencia. A raíz de la sentencia del Tribunal Supremo, el caudal generador debe incorporarse a la planificación como una nueva reserva, en este caso en la cabecera del Tajo. Los estudios previos de la Confederación del Tajo hacen referencia a un máximo de 54 hectómetros, un volumen que se estimó en análisis anteriores pero que no se ha llevado a la práctica.
Ahora, sin embargo, sí hay que generar este nuevo volumen en el Sistema de Entrepeñas y Buendía, y se estima que probablemente será inferior a 54, aunque aún se desconoce el dato. Este caudal estará a disposición de la Confederación del Tajo para cuando sea necesario recurrir al mismo y soltarlo río abajo. De hacerlo, sería en los meses de febrero. Existe un periodo de retorno de 5,2 años, que sería el periodo de tiempo dentro del cual habría que aplicarlo. Con independencia de ello, la planificación obliga a fijar esta reserva, que iría en menoscabo de los caudales trasvasables.
La curva de explotación
Por otra parte, y en lo que concierne a la modificación de las reglas de explotación del Tajo-Segura, que acaba de pasar el filtro del Consejo Nacional del Agua, el director del Instituto Euromediterráneo del Agua, Francisco Cabezas, considera que también habría que recalcular la llamada curva de explotación: las existencias de agua en Entrepeñas y Buendía que marcan cada mes el límite entre las situaciones de normalidad hidrológica y excepcionales. Esto se traduce en que haya que transferir al Segura 20 o 27 hectómetros por mes. Cabezas considera que la explotación del acueducto es una unidad.
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