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Mario Riorda. LV

Mario Riorda: «Las redes sociales potencian los contenidos falsos a un nivel extremo»

«Las 'fake news' son un serio problema hoy, cuando existe un descontento con la democracia y una ebullición digital», afirma el politólogo y profesor de la Universidad Austral de Argentina

Jueves, 20 de septiembre 2018, 04:07

Mario Riorda es docente, politólogo e investigador argentino. Ha trabajado como asesor y consultor de comunicación para gobiernos y partidos políticos en Argentina y en otros países de América Latina. Es profesor de la Universidad Austral, de Argentina, y próximo presidente de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales (Alice), cargo en el que sustituirá al catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Murcia Ismael Crespo. Entre hoy y el sábado participa en Murcia en el VII Congreso Internacional sobre Comunicación Política, que organiza Alice.

-¿Qué elementos caracterizan la nueva comunicación política?

-El primero es la profundización de un elemento del siglo pasado que hoy ha tomado dimensiones inconmesurables, y que es el tránsito de la personalización hacia la hiperpersonalización; personas que son capaces de tensionar las instituciones existentes o bien crear institucionalidad a su medida. En segundo lugar, la convergencia. También es un elemento que se veía en el siglo pasado, pero antes combinar mensajes y contenidos 'offline' y 'online' era una opción, y hoy es una necesidad. Las audiencias son migrantes y el consumo de contenidos, especialmente en las redes, se da de forma azarosa y asistemática. También hay nuevos elementos que tienen un impacto superlativo, entre los que destaco la tribalización. Tiene que ver con una vieja teoría, la predisposición a consumir contenidos de modo selectivo en función de mi punto de vista o mis creencias, lo que hace que la circulación de los contenidos sea gregaria, parcial o literalmente en tribus. A ello podría agregarse la hipersegmentación, que suele tener algún riesgo, como la saturación. Antes la comunicación se basaba en grandes hitos, grandes eventos y campañas, y ahora se trabaja de modo hipersegmentado mediante la persistencia, algo así como un goteo constante.

«Antes la comunicación se basaba en grandes hitos y campañas, ahora se trabaja de modo hipersegmentado»

-En este proceso de cambio, las redes sociales han tenido una influencia trascendental.

-Las redes sociales son el epicentro de la cultura gregaria o tribal, es el modo en el que la producción de contenidos falsos, conocidos como 'fake news', se potencia a un nivel extremo. Acabo de hacer un estudio en Argentina en el que analizamos 1.119 discursos pronunciados durante los últimos diez años, y solamente el 25% de esos discursos de los políticos en Argentina era verdadero, el resto era falso o tenía serios problemas de veracidad. Las 'fake news' no son nuevas, lo que es nuevo es el ambiente tecnológico o de consumo tribal que hace posible la diseminación. Según estudios recientes, entre el 60% y el 70% de las sociedades suelen tener dudas de lo que leen, pero definen la duda en función de sus creencias previas, es decir, a más cultura gregaria más creencia radicalizada. El otro elemento importante que permiten las redes sociales es la coexistencia de agendas múltiples. Se aproxima mucho a lo que en psicología se denomina la atención distribuida, que es lo que realiza un piloto de avión y tiene que ver con la posibilidad de discernimiento de múltiples elementos simultáneamente. Hay veinte tendencias en Twitter que duran una hora y media cada una, esa es la dinámica. Ningún tema tapa a otro, sino que hay una dispersión de temas en la agenda.

«Trump es un emergente que supo destapar una cantidad de miedos y darles forma a través de prejuicios»

-Las 'fake news' y la posverdad, o directamente las mentiras, es algo común en el discurso político...

-Es un fenómeno mundial.

-¿Hasta qué punto se ha impuesto en el debate político la mentira?

-La conducta tribal facilita la diseminación y se convierte en una plataforma fenomenal de propagación de las 'fake news'. No es un tema menor si no se adoptan acciones de regulación o de autorregulación. Como mínimo genera una serie de distorsiones importantes en el sistema de representación política, ya que puede facilitar la competitividad a alguien, dañar reputaciones, privar de oportunidades... En segundo lugar, hay una dosis autoritaria, de cultura fascista, en la generación de 'fake news', como es el intento de desacreditar al adversario con argumentos irreales que no pueden ser probados. En tercer lugar, modifica las reglas de juego y produce una exacerbación de las radicalizaciones asociadas a humillaciones públicas o conductas que propician el racismo o la xenofobia. Las 'fake news' son un serio problema hoy, en que existe un descontento ciudadano con la democracia y una ebullición digital. Si no se avanza en cuestiones de regulación por parte de la política y los medios y de autorregulación por parte de las redes, vamos a estar frente a situaciones cada día más delicadas.

Autorregulación

-¿Cuál es el antídoto?

-La autorregulación por parte de las propias redes es lo más rápido, de hecho ya parcialmente Facebook y Twitter han comenzado a hacerlo. La existencia de plataformas de chequeos de noticias, la regulación por parte del Estado, la transparencia de los algoritmos, particularmente en campañas electorales. El algoritmo favorece tendencias y por tanto es importante que haya transparencia y publicidad. Los medios convencionales, que también están desacreditados, hoy tienen una oportunidad muy rica de reconvertirse como organismos chequeadores de la verdad. Son múltiples las posibles acciones, pero robándole un poco la esencia a la Organización de Transparencia Internacional, hay que hacer de la mentira una empresa de alto riesgo. Esto no se va a frenar, pero sí se puede generar un proceso en el que la simetría de la mentira merme un poco.

-¿De qué son ejemplo en el mundo de la comunicación política Nicolás Maduro y Donald Trump?

-Maduro es ejemplo de la mala política en un Estado fallido. Y Trump es un emergente del descontento ciudadano, de discursos cerrados que pueden tener una dosis de xenofobia, pero que tienen que ver con una conducta de un tipo de votante que estudiamos desde hace mucho tiempo, aunque muchos no le presten atención. Es el voto egoísta, que se preocupa solo por sí mismo y no por el resto. Trump es un emergente que supo destapar una cantidad de miedos y darles forma a través de prejuicios. Si es bueno o malo, no sé, pero es un liderazgo democrático con todo lo indefendible que pueda ser.

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