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La imagen de Luqui preside la presentación del libro. / Ó. Chamorro
La memoria musical de Joaquín Luqui
LITERATURA

La memoria musical de Joaquín Luqui

Un libro reúne textos inéditos del popular locutor y periodista sobre grandes leyendas del pop y el rock

PILAR MANZANARES

Jueves, 27 de marzo 2014, 07:19

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«Tú y yo lo sabíamos». Basta esta frase para saber que hablamos de Joaquín Luqui, el hombre que se convirtió en toda una leyenda de la radio y el periodismo musical y que nos puso al día de lo que se cocía en casa y en el mundo. Una figura esencial para hablar de aquella edad de oro del pop español a la que contribuyó dando a conocer a grupos como Mecano, Héroes del Silencio, El Último de la Fila y hasta un jovencísimo Alejandro Sanz que ahora escribe en el prólogo del libro '3, 2 ó 1.' (Aguilar) que recoge sus memorias musicales. «La primera vez que hablaste de mí en la radio yo te estaba escuchando y fue una de las sensaciones más abrumadoras de mi carrera. Tú no vendías canciones ni artistas; tú regalabas tu intuición y los que te escuchaban sabían que no les defraudarías». Tres, dos o uno. Joaquín ya sabía que aquel chavalito de Moratalaz viviría deprisa para llegar a lo más alto. Él y tantos otros de los que ahora podemos leer anécdotas y vivencias gracias a estas memorias inéditas que el periodista navarro escribió durante 1991 y 1992 y que un amigo halló en su casa años después. Unas memorias que su hermana, junto a sus compañeros de la Ser, nos desvelan hoy.

Descubriendo a Jacko

Decía Luqui que se podía conocer mejor al 'Peter Pan del pop' a través de la portada de su 'Dangerous', el octavo álbum de Michael Jackson publicado en 1991. Una portada en la que el diseñador Mark Ryden trabajó seis meses y en la que se aprecia la «total influencia de Michael». «La primera, su gusto por la pintura, algo que quedó demostrado cuando en su primer viaje a España insistió en visitar el Museo del Prado», contaba el periodista, que fue capaz de dar 20 claves del músico a través de su álbum.

Entre otras, que el nombre de Michael sobre sus ojos refleja su interés por el cine, ya que el dibujo recuerda mucho a la película que hizo junto a Diana Ross, 'El mago de Oz' de 1978. También aparece en esta cubierta el mono Bubbles, su mascota favorita, que había muerto en 1989 y que aquí está seguida de otros animales entre los que se encuentra una morsa, un homenaje a su admirado John Lennon que cantaba junto a The Beatles 'I am the walrus'. Y cómo no destacar la imagen del niño que sostiene en sus brazos un esqueleto, que parece ser el del hombre elefante. «Michael estaba obsesionado con él desde que vio la película de David Lynch e incluso intentó comprarlo, aunque finalmente no lo logró».

La universal popularidad de 'Jacko', Mick Jagger, Little Richard o Bob Marley no llega si buscarla y sin un gran talento. Muchas de las grandes leyendas tuvieron antes que dedicarse a otros menesteres, algo que Luqui conocía muy bien. Así, por sus memorias sabemos que el líder de The Rolling Stones fue portero en el Hospital Mental Bexley por cuatro libras y diez peniques a la semana. Un trabajo que le gustó mucho. Todo lo contrario que Little Richards, que contaba lo «horrible» que fue para él trabajar lavando platos en la cafetería de una estación de autobuses. «Afortunadamente, no mucho tiempo después mi carrera musical salió a flote». ¡Y de qué manera!

Más duro fue para Bob Marley trabajar como soldador en su Jamaica natal cuando tenía 15 años. Sobre todo cuando un día, reparando una bicicleta, el candente metal se disparó contra su ojo derecho. Afortunadamente de este trabajo sacó beneficio: sus compañeros le introdujeron en el mundo de la música, sobre todo Desmond Dekker, el responsable del enorme éxito 'The Israelites', uno de los grandes temas del reggae.

El susto de David Bowie

Decían de Luqui que sabía escuchar y sacar lo mejor a sus entrevistados. Quizás por ello llegó a ser el confesor de interioridades de músicos como George Michael, Phil Collins o David Bowie. Este último le contó la experiencia más angustiosa de su vida, a bordo de un avión durante su gira 'Glass Spider'. «El avión recibió un aviso del aeropuerto de Roma para que volviéramos y todos pensamos que había una bomba a bordo. Solo en tierra supimos la razón: el jefe de policía quería mi autógrafo. No me molestó tanto como para enfadarme. ¡Esto solo pasa en Italia!». Confesiones así solo las consigue alguien que, como Luqui, estaba convencido de que el importante es el entrevistado. Algo que, como cuenta su compañero y amigo Luis Merino, le frranqueó las puertas de músicos legendarios.

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