«Si hay que quitarlo de en medio, se quita»
José Alonso Marín se marchó en coche de su casa el pasado 19 de junio por la tarde y no regresó; su desaparición está catalogada como de alto riesgo
«Un empleado del alojamiento turístico escuchó una conversación entre tres colombianos, dos putas y a un chico de aquí. Uno de los extranjeros decía: 'Si hay que quitárselo de en medio, se quita... ¡pum!'». Este es uno de los inquietantes 'whatsapp' que han recibido en sus móviles muchos vecinos de Moratalla. El mensaje se refiere a la desaparición de José Alonso Marín, alias 'El Rosao', de 35 años y natural del municipio, desaparecido el miércoles 19 de junio por la tarde. El hombre, de complexión delgada y pelo moreno, vestía un pantalón oscuro y una camiseta gris cuando salió de su casa en un Audi A4 de color azul. Desde que se le perdió el rastro, en la localidad muchos creen que a 'El Rosao' «lo han matado». Los pocos vecinos que hablan del asunto no quieren revelar su identidad por miedo. «Si a él se lo han cargado, lo pueden hacer con cualquiera. Los pocos que vayan a contar algo, no van a decir su nombre», aseguran.
Los indicios de que a José Alonso lo hicieron desaparecer son muchos. Desde el principio, los agentes de la Guardia Civil que llevan la investigación les dijeron a la familia que la desaparición no era voluntaria y que está catalogada de alto riesgo.
Nada parecía indicar que tuviera la intención de marcharse sin decir nada. Ese día, a las seis de la tarde fue al gimnasio y cuando salió estuvo jugando con su sobrina, hasta que a las 20.30 horas se fue en su coche y ya no volvió. A los pocos días empezaron a llegar informaciones y testimonios de empleados y testigos de un alojamiento turístico que advertían de la posibilidad de que detrás de la desaparición de José Alonso había un crimen.
«Vaya movida. Se ve que están investigando a uno del pueblo que tiene todas las papeletas de haber contratado a los colombianos», escribió un vecino por WhatsApp
Otro 'whatsapp' que circuló por la localidad: «Vaya movida. Se ve que están investigando a uno del pueblo que tiene todas las papeletas de que ha contratado a los colombianos». Las declaraciones de algunos habitantes apuntan a que lo asesinaron unos sicarios colombianos que se alojaron en una casa y que fueron contratados por dos personas de la localidad. «Dicen que llegaron a preguntar que dónde podían alquilar una lancha. Lógicamente les dijeron que en la zona no había nada de eso porque en Moratalla no hay zonas navegables con embarcaciones a motor», explica un conocido del desaparecido. Al parecer, cuando el grupo llegó dos de ellos hicieron el registro en la entrada del alojamiento, pero el tercero no dio sus datos porque explicó que él no se quedaría allí, aunque los testimonios afirman que, finalmente, sí se hospedó.
«Han identificado a las mujeres y a dos de los suramericanos, pero, qué casualidad que al tercero no», escribió alguien en un mensaje que envió por la misma aplicación móvil. El día de la desaparición, las cámaras del establecimiento grabaron la imagen de los colombianos saliendo a las ocho y media de la tarde de allí. Es la misma hora a la que el desaparecido dejó su casa.
Las sospechas apuntan a que cuando José Alonso se fue de su vivienda había quedado con alguien de su confianza y que esa persona hizo de 'gancho' en un crimen planificado. Él se encargaría de llevar a la víctima a un lugar acordado donde los colombianos lo harían desaparecer.
La familia, «en caída libre»
Los familiares no quieren creer que el final de José Alonso haya sido el que apuntan estos relatos, que «nos hacen daño». Pero aseguran que no se fue voluntariamente. «Nunca había hecho algo así ni había comentado nada que indicara que se quisiera ir, o incluso suicidar. No tiene vicios. Es un hombre sano que hace deporte y que no se va por ahí de fiesta y que se pasa días sin aparecer. Le ha pasado algo. No sabemos qué, pero vivimos en una caída libre en la que aún no hemos tocado el suelo, estamos hundidos», indica un familiar.
En las batidas de búsqueda de los días posteriores a su desaparición, participaron más de un centenar de personas entre vecinos, expertos que conocen la zona, cazadores, voluntarios de Protección Civil, así como Guardia Civil y Policía Local. Se rastrearon los parajes próximos al municipio y todo el perímetro de la Sierra del Buitre, ríos y el entorno del pantano del Cenajo.
«No logramos encontrar ninguna pista y a partir de aquello me volví loca. Cada día es horrible. El día que se fue, un rayo me partió por la mitad, y ahora solo soy esa mitad. Me he vuelto pequeña. Y que no haya noticias de él, ni nadie nos diga nada oficial, hace que tengamos la sensación de que, eso que a ti tanto te duele y que no te deja vivir, no importa a nadie, que es solo un número. Me paso los días en el juzgado y en el cuartel de la Guardia Civil para saber si se sabe algo, y ya desconfío de todo el mundo porque nadie nos ayuda», afirma otra familiar entre lágrimas.
Una incógnita que esconde un posible crimen
Una desaparición calificada como de alto riesgo confirmada y validada por los investigadores corresponde a una serie de criterios objetivos que analizan los expertos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En esa relación entran los menores desaparecidos -excepto en caso de ausencias reiteradas o en los que se aprecie que la fuga es evidente-, las personas con enfermedad mental, los que requieren de un medicamento, quienes abandonaron un lugar con un destino y nunca llegaron a este, y los casos en los que existen indicios claros de un secuestro o de un crimen. En este último, considerado como desaparición no voluntaria, la investigación cambia totalmente. «Son investigaciones en las que se trabaja como en las de los homicidios con la dificultad añadida de que no hay cadáver ni escenario, solo el entorno», indican fuentes policiales. José Alonso Marín no sufría ninguna enfermedad, ni necesitaba medicación. No tenía planeado marcharse. Además, a los pocos días, surgieron testimonios verosímiles que relacionaban su desaparición con un riesgo real para su vida. Los resultados de la investigación de la Guardia Civil aclararán finalmente qué le ocurrió.