Los promotores de las dos nuevas desaladoras reciben peticiones para 100 hm3

La plataforma de productores y exportadores hortofrutícolas que promueve la construcción y explotación de dos plantas desaladoras ha pisado el acelerador y se dispone a constituir una comunidad de regantes. Es el paso previo para solicitar al Ministerio de Agricultura las autorizaciones y concesiones de los nuevos recursos. La gestión recaerá en un organismo de derecho público.

Entre los impulsores del proyecto se encuentran dieciocho grandes empresas hortofrutícolas, cooperativas y plataformas de comercialización del Campo de Cartagena, que mueven el 90% de la industria agroalimentaria de la zona. La plataforma ha realizado en las últimas semanas consultas y encuestas en el sector para calcular la demanda futura de agua, y ha recibido peticiones para producir más de cien hectómetros cúbicos anuales.

Estas previsiones apuntan a que actuará en una doble vía para tratar de construir una desaladora en el Valle de Escombreras y otra entre Torrevieja y Campoamor, cada una con una capacidad de 60 hectómetros. Los promotores han convocado una asamblea general informativa abierta a todos los regantes interesados en conocer la situación en la que se encuentra el proyecto, que tendrá lugar el miércoles en los salones Aquario de Torre Pacheco. Los usuarios que se sumen al proyecto deben comprometerse a afrontar los costes, en función del agua que estén dispuestos a consumir.

José Antonio Cánovas, gerente de Kernel Export y presidente de la Sectorial de Hortalizas Varias de Proexport, aunque puntualiza que actúa a título particular, explicó que ya se ha creado un grupo de trabajo para lanzar el proyecto. El primer paso consistirá en constituir una comunidad de regantes que agrupe a los titulares de aguas subterráneas, lo cual servirá de base para solicitar las concesiones de las nuevas desaladoras. La finalidad es mezclar ambos recursos para obtener un doble resultado: abaratar el precio final y recuperar el acuífero del Campo de Cartagena, contribuyendo a la regeneración del Mar Menor.

En la zona hay peticiones de sobra para construir una desaladora; mientras que en la comarca del Guadalentín también hay solicitudes para más de 40 hectómetros que justificarían construir una segunda planta. La inversión necesaria es de dos millones de euros por hectómetro. La plataforma ha mantenido reuniones con varias entidades bancarias interesadas en respaldar el proyecto, y espera financiar un 35% con ayudas de la Unión Europea a través del Plan Juncker, para compensar la amortización de las obras. La intención es acogerse a las líneas de subvención para proyectos de recuperación medioambiental. Los estudios preliminares señalan que el coste de producción oscilaría entre los 27 y 32 céntimos por metro cúbicos, a los que habría que añadir los gastos de amortización.

José Antonio Cánovas recordó que la Directiva Marco de la Unión Europea apunta a que las masas de agua subterráneas que estén sobreexplotadas o en mal estado -una situación muy común en la cuenca del Segura- quedarán protegidas a partir del año 2027, cuando vence el plazo de la moratoria concedida a España. Para entonces, el sector agrario debe tener aseguradas fuentes alternativas de suministro, y no hay otras a la vista que el aumento de la desalación.

La plataforma recalcó que las dos desaladoras proyectadas -si se llevan finalmente a cabo- solo resolverán el 25% del déficit de la cuenca del Segura. Quieren asegurar un caudal mínimo con el que puedan producir, pero que está muy lejos de cubrir todas las necesidades.

El grupo de trabajo nació el año pasado con la primera reunión que tuvo lugar en Torre Pacheco para presentar una macrodesaladora demás de 350 hectómetros a los productores del Campo de Cartagena. El proyecto derivó después en dos desaladoras de 60 hectómetros. Ya hay contactos con el Ministerio de Agricultura. La plataforma señaló que no se trata de desaladoras en manos de empresas, sino que serán gestionadas por un organismo de derecho público.