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MANUEL BUITRAGO
MURCIA
Domingo, 14 de enero 2018
Las reflexiones que Juan Bernal desea compartir son una bomba en el núcleo del PP, para que reaccione. Apartado de la primera línea política desde 2014, quien fue dos veces consejero de Hacienda y también vicepresidente, rompe su silencio y no deja títere con cabeza. Postula una elección democrática y transparente del presidente del partido, y una actuación decidida contra la corrupción. Juan Bernal fue el único consejero que se rebeló en un Consejo de Gobierno, por sus discrepancias con el aeropuerto de Corvera, y el tiempo le ha venido a dar la razón. Protagonizó una lucha acerada contra el déficit en los años más terribles de la crisis. Estuvo a punto de sustituir a Valcárcel, aunque se apartó de la carrera por el relevo presidencial, que se planificó y diseñó mal. Ahora se ven las consecuencias. Con 61 años, está volcado en su despacho de asesor, aunque mantiene vivo el gusanillo de la política. Avisa de que el PP va camino de perder las elecciones, que hay descontento en la militancia, y que el Gobierno de López Miras está instalado en la foto y el eslogan. Más claro, imposible.
-¿Cómo se ven los toros desde la barrera?
-Muy bien. La política hay que entenderla de forma temporal. Estás un tiempo y luego vuelves a tu actividad, lo cual es sano. Me encuentro muy bien en mi asesoría haciendo un trabajo que me gusta. También sigo la política porque me interesa. Pero está claro que la vida sin la política es absolutamente posible.
-¿Volvería a ocupar un cargo de primera línea si se lo pidieran?
-No. Eso hay que descartarlo. Estuve dos veces, algo que no todo el mundo puede decir. Hace cuatro años que me fui y lógicamente no habrá una tercera vez. Aparte de que no creo que nadie me lo pida. También hay que saber cuándo ha llegado el momento de que estén otras personas. Además, a la actividad política hay que llegar o estar entre los 35 y 40 años, que es la edad ideal.
-Valcárcel le pidió ayuda en un momento crítico. Regresó y estuvo unos años. Esperaba salir al final de la forma en que lo hizo...
-Valcárcel me pidió que volviera en 2011, en un momento muy difícil, en unos años desastrosos en España y en Murcia. E hicimos lo que pudimos. No guardo un mal recuerdo de mi salida. Lo hice en abril del 2014, y tres meses antes dije que dejaría la política cuando se fuera Valcárcel. Los tres meses siguientes fueron tremendamente movidos y dio lugar a muchísimas interpretaciones. Cierto que Garre no llegó a llamarme. Y tampoco Valcárcel me dijo que siguiera. Pero yo tenía previsto marcharme, entre otras cosas porque no compartía el enfoque de ciertos asuntos y de cómo se estaban llevando.
-¿Como qué?
-Grandes proyectos como la sanidad y el aeropuerto, en los que hubo una situación controvertida. Mi posición fue difícil de mantener en mitad de un escenario económico tan difícil y problemático como el de aquellos años. Entiendo que el resto de miembros del Gobierno pudiera no ver las cosas como yo.
-Hace justo cuatro años que renunció a la carrera para suceder a Valcárcel. El presidente fue Garre, para que Valcárcel se fuera a Bruselas. Tras la dimisión de Sánchez, le ha tocado a López Miras... ¿Qué sensaciones tiene? ¿Se siente injustamente tratado por su partido? Porque usted fue candidato para presidir la Comunidad.
-Si, sí.. Yo estaba entre las personas que podían haber aspirado a la presidencia de la Comunidad. Aquello no pudo ser por las discrepancias que había en la sanidad, la educación y el aeropuerto. Las opiniones eran divergentes e impidieron que hubiera el entendimiento y la sintonía necesarios para que yo pudiera ocupar el puesto de presidente. Tengo que añadir que el cargo de Economía y Hacienda es desagradable porque uno está siempre enfrentándose al resto de consejeros, a los alcaldes, y a muchos miembros del partido para contener el gasto. Sinceramente, no se daban las circunstancias para que yo pudiera ser el candidato. Fue otra persona, y ya está.
-¿Qué piensa del ascenso meteórico de Fernando López Miras?
-Con la perspectiva de los años, creo que algunas cosas no se han hecho bien en el Gobierno y en el PP, al que me siento tan unido. Si hay que recuperar la confianza de la gente, pues que se eviten cuanto antes algunos errores y que se modifiquen ciertos comportamientos. Quiero que el PP gane las elecciones porque la sociedad murciana lo necesita, pero cuando observamos lo que ha ocurrido en estos años, hay una serie de circunstancias que hacen que la acción de Gobierno no se perciba como satisfactoria e ilusionante. Creo que la sociedad murciana no está contenta con la acción del Gobierno, y ello pese a que hay un buen equipo de consejeros. Pero en los momentos actuales veo un recurso excesivo de lo que llamaría política de gestos inmediatos, de recurrir mucho a una foto, a mensajes rápidos, a un eslogan e incluso a una improvisación, frente a lo que son los grandes proyectos, que en política requieren silencio, discreción, eficacia, y sobre todo paciencia. Hay mucha prisa por hacer cosas que no están suficientemente meditadas. El AVE, el aeropuerto, las carreteras... son proyectos que se plantearon en el pasado, que tuvieron sus años de maduración y que ahora se están culminando. ¿Pero hay una posición en el Gobierno sobre los grandes retos de la Región para los próximos diez años? Yo no percibo eso, y me gustaría. Veo una acción poco sólida.
-¿Puede ser por falta de liderazgo de López Miras?
-Podría ser. Lo que está claro es que algo se está haciendo mal. En el año 2011 el PP tuvo 33 diputados, en 2015 bajó a 22, y por desgracia todo parece indicar que en el año 2019 las perspectivas son de reducir significativamente ese número. La pérdida de confianza en el PP en los últimos siete años ha sido brutal... Brutal. Para que la acción de Gobierno resulte ilusionante hay que hablar de los grandes retos de futuro, planificarlos y apostar por ellos. Y hay que evitar la imagen que algunas veces se ha dado de falta de eficacia en el aeropuerto, el AVE ... Lo cual no es achacable a López Miras, sino a los gobiernos anteriores, incluso en alguno en el que yo haya podido estar.
-¿Usted habría apostado por otro presidente, por otro candidato?
-El presidente debe ser elegido por todos los militantes del partido. Es un hecho clave que no admite discusión en los tiempos actuales. El presidente no puede resultar elegido en un proceso de nombramiento a dedo sin saber muy bien por qué y cómo se ha hecho. Esa no es la forma en la que queremos tener a un presidente del PP. Si deseamos que realmente transmita ilusión y confianza, tiene que ser alguien que pase un proceso de elección dentro del partido. ¿No? Debe existir también una mejora de la cualificación de las personas que se dediquen a la política. Hay que evitar eso que llaman profesionales de la política; aquellos a los que hay que buscarle un puesto cuando cambian de un sitio a otro. Hay que disponer de gente, y la hay abundante en el PP, que demuestre que ha trabajado en otro sitio. También se debe actuar de forma decidida contra la corrupción...
-¿Les sigue pasando factura?
-La corrupción ha producido muchísimo daño al partido. Creo que de una forma injusta, en el sentido de que la inmensa mayoría de los políticos, del PP y de otros partidos, son gente honesta y trabajadora. Pero el no haber hecho frente a ciertos casos que se han presentado, incluso aparentemente, ha dado lugar a una desconfianza de la sociedad murciana, que ahí la tenemos.
-¿A qué casos se refiere?
-Va en general. No personalizo en las etapas de Pedro Antonio, Alberto ni Fernando. Incluiría incluso los últimos años de Valcárcel, entre los que yo estaba. Se han cometido errores de varios tipos y eso ha dado lugar a esa pérdida de confianza. Si se pretende que el PP vuelva a ganar las elecciones, es el momento de hacer una reflexión y de acometer unos cambios que se tenían que haber realizado hace tiempo.
- López Miras es candidato 'in pectore' ¿Debería ser otra persona?
-No sé si va a ser candidato. Parece ser que sí. Pero insisto, ¿no sería mejor que hubiera un proceso de elección del candidato dentro del partido, y por tanto de candidato a la presidencia de la Comunidad? Tiene que haber una elección más transparente. Si López Miras pasa ese proceso, pues estupendo. Eso le haría ganar muchos enteros a él y al PP de cara a la sociedad.
-Cuando habla de personas cualificadas y no de profesionales de la política, ¿a quién señala?
-Las hay en el partido y están en la mente de todos. Sería fácil hacer una lista de seis o siete personas que podrían ser candidatos y que lo harían muy bien. Necesitamos justamente dar esa imagen de una elección democrática, transparente, y de un proceso en el que participa toda la militancia. Es algo a lo que no podemos negarnos por más tiempo.
-Pertenece al PP, ¿qué voces oye en el partido? ¿Hay descontento?
-Hay descontento. Hablo con militantes, cargos... y existe un cierto descontento que no toma forma de protesta organizada. Los resultados no son buenos. Como digo, hemos pasado de 33 a 22 diputados y tenemos tendencia a seguir cayendo. Corremos el riesgo de no ganar las próximas elecciones, lo cual sería malo para el PP y también para la Región. Hoy hay unas amenazas importantes, con un partido Ciudadanos que puede estar creciendo, y con la Plataforma Cívica de Alberto Garre.
-¿Cómo lo está haciendo Andrés Carrillo? El déficit sigue incorregible. ¿Cree que está comulgando con ruedas de molino?
-Con Carrillo no soy objetivo porque le tengo muchísimo cariño y respeto profesional. Su gestión técnica, muy bien... Ahora bien, ¿el Gobierno en su conjunto se está planteando una lucha contra déficit, con la seriedad con la que se tomó en el año 2012? Y Carrillo conoce bien esto porque estaba entonces en la trinchera. Pienso que el Gobierno regional no le está dando al déficit la importancia que tiene. Debe enfrentarse a él con una actitud más decidida. No vamos a tener un FLA eternamente. Hay que pensar en cómo se va a reducir una deuda de casi 8.000 millones, aunque se le deba al Estado.
-Inmaculada García empezó con los primeros recortes; y su etapa fue más decisiva en este sentido. ¿Se tiró todo por la borda con los gobiernos posteriores?
-Entre 2012 y 2014 tuvimos una posición muy firme contra el déficit. Vino el FLA y nos salvó de una situación terrorífica. Viví un periodo en el que no se podían pagar las deudas de la Comunidad, que le debía a un montón de proveedores. Tampoco se podían pagar nóminas, contrataciones. Hubo que recurrir a préstamos de tesorería y medidas límite. Lo que vivimos en aquellos años podría volver, y por eso hay que tomar medidas para que el control de las cuentas públicas sea más fiable.
-López Miras dijo literalmente que «los impuestos en la Región son pasado». Anunció que bajará el tramo autonómico de IRPF, sin detalles. ¿Es una política acertada?
-Pues hombre, bajar impuestos está muy bien. Por ejemplo la reducción en Sucesiones y Donaciones es sin duda una buena medida porque ayuda a muchísimas familias. Ahora bien, ¿la bajada de impuestos puede ser una política generalizada? Creo que no. Reducir impuestos debe ir acompañado con los ajustes de gasto que se van a hacer paralelamente. Si no, llegaremos al absurdo de bajar cuanto más mejor todos los impuestos. Y no; hay que pagar la sanidad, la educación, las carreteras y a los funcionarios. Es mucho más fácil gobernar bajando impuestos que subiéndolos, ¿pero quién garantiza al final el sostenimiento de la actividad pública?
-Hablando de la Sanidad...
-Recomiendo vivamente el artículo del cardiólogo Domingo Pascual que publicó su periódico. Dijo que la sanidad murciana está en situación de agotamiento y de necesidad urgente de tomar decisiones que no son fáciles. Los problemas hay que mirarlos de frente y tomar medidas. Los retos de futuro tienen que ver con el Mar Menor, la innovación... No vamos a ningún sitio si gobernamos con medidas de hoy para mañana y de cinco minutos.
-Parece que el PP está muy necesitado de votos y recurre a gestos y anuncios. ¿Lo ve a la desesperada?
-No creo que sea a la desesperada. Otra cosa es que la sociedad no compre, entre comillas, este tipo de medidas puntuales, imprevistas, rápidas e injustificadas. Pide otra cosa de la política. Para ganar elecciones hay que generar confianza e ilusión, y eso requiere un programa de gobierno coherente y sólido. Las medidas deslavazadas, aisladas, la foto... no sirven para captar votos.
-Siendo una Comunidad del FLA, ¿cómo sienta en el Ministerio que se estén reduciendo impuestos? ¿No resulta contradictorio?
-No debe de sentar bien porque es contradictorio: por una parte recurrir a mecanismos de financiación extraordinaria, y al mismo tiempo aplicar este tipo de medidas. Se pueden tomar si se fundamentan bien, como el impuesto de Sucesiones. Esto no es neutral. No puedo reducir o quitar un impuesto, y cuando no tengo dinero suficiente lo pido. Debe existir una coherencia.
-Carrillo declaró en 'La Verdad' que la deuda no es un problema para la Comunidad; que no le preocupa porque la tiene el Estado. Pero el FLA hay que devolverlo...
-Por desgracia esa actitud se está reproduciendo en toda España. Todo el mundo piensa que no se va a devolver nunca. Pero la deuda, antes o después, habrá que pagarla. O alguien tendrá que pagarla. Y por lo tanto, no puede crecer descontroladamente.
-Se sigue mareando la perdiz con la nueva financiación autonómica.
-Cierto. Aunque hay que insistir, es verdad que el sistema de financiación ha sido una auténtica injusticia para la Región y una gran parte del problema que tenemos se debe a eso. Otra cosa distinta es que todos nuestros problemas presupuestarios los achaquemos al sistema de financiación, y que le echemos toda la culpa del déficit y de la deuda.
-El aeropuerto le costó en parte su carrera política. Fue el detonante y epílogo de esas discrepancias de las que habla. Visto lo ocurrido estos años, ¿cuál es su impresión sobre la adjudicación a Aena? ¿Cree que se ha perdido mucho tiempo?
-No cabe duda de que el aeropuerto generó tensión en el Gobierno, pero no fue el detonante de mi salida porque no pensaba continuar. Aunque es verdad que después de pasar lo del aeropuerto a nadie se le habría ocurrido que yo continuara. Hubo una discrepancia profunda. Y hoy, cuatro años después, el tiempo y los tribunales han acabado dando la razón a los que defendíamos que había que rescindir la concesión de Aeromur, que era exigible el aval y que había que ir a un concurso. Se ha perdido mucho tiempo para llegar a esta solución que pudo lograrse antes.
-¿Creyó desde el principio que Aena tenía que ser la concesionaria?
- No, en absoluto. Aeromur incumplió flagrantemente toda una serie de compromisos. Hubo que salir de esa situación y convocar un concurso al que se podía presentar quien quisiera. Hombre, si me piden mi opinión, diré que Aena es la mejor opción porque es una de las primeras empresas del mundo en gestión aeroportuaria. Me gusta Aena, antes que cualquier otra empresa que estaría todos los días discutiendo y reclamando. Aena me produce más garantías de una gestión profesional, eficiente y responsable.
-¿Cómo son sus relaciones con Ramón Luis Valcárcel?
-No hay relación porque él está en Bruselas y yo en Murcia. Sí guardo un magnífico recuerdo de Valcárcel y le estoy muy agradecido por la confianza que depositó en mí. No hay ningún tipo de resquemor. Ha sido un gran presidente, a excepción de la última legislatura, que pudo ser...
-Dejó proyectos faraónicos, y otros problemáticos, como la desaladora, el AVE, el propio aeropuerto...
-Sí, pero antes o después han ido saliendo. Por supuesto hubo alguno oscuro, especialmente en los últimos años, pero el balance fue muy bueno, respaldado por la sociedad y las urnas. Dejaba libertad de maniobra e iniciativa a su equipo de gobierno. Confiaba en él, y eso era bastante mejor que ahora, donde hay una actividad muy centralizada. Veo poca iniciativa y autonomía en los consejeros. Hasta decisiones pequeñas vienen impuestas de arriba a abajo.
-También se abrieron casos por corrupción que siguen coleando...
-Vamos a ver los procedimientos y a esperar. Tengo plena confianza en todo el mundo mientras no se demuestre lo contrario, y espero que la justicia haga su trabajo.
-El diseño del relevo de Valcárcel no fue acertado. Quedó condicionado a su marcha a Bruselas y a su jubilación dorada. Lo que vino después resultó muy traumático con Alberto Garre, Sánchez...
-Lo que vino tras su relevo es verdad que salió mal. Se diseñó mal y se planificó mal. Y ya está. Esto quizás forma parte de cosas que no se han hecho bien en el pasado y que habría que mejorar.
-¿Qué recorrido le ve al movimiento de Alberto Garre? ¿Le hará daño al PP? ¿Es una alternativa potente?
-No sabría calibrarlo. Espero que no sea potente, porque le hace daño al PP. No tendríamos que haber dado lugar a que esto ocurriera. Garre es una persona de toda la vida del partido. Se ha enfadado, con razón o con ella. Tengo mi opinión sobre eso, pero está claro que ese movimiento le puede hacer daño al PP. También le digo que el PP depende de sí mismo, y no tiene que estar asustado por una iniciativa como la de Garre. Para ganar hay que superar a Garre y a Ciudadanos. Se impone que haya cambios en el Gobierno y en el partido. Se está a tiempo de recuperar la confianza.
-El PP lleva 24 años, y usted propone otros cuatro. ¿No es partidario de la alternancia en el poder?
-Hombre, soy partidario de la alternancia con el PSOE. Ahora bien, me preocupa mucho que Podemos llegue al gobierno. Solo hay que ver las comunidades donde ha entrado. Un auténtico desastre. Me preocupa aún más que la debilidad del PP pueda llevar a gobernar a Podemos junto con el PSOE. Si fuera solo el PSOE, o con Ciudadanos, nada que objetar. El PP tiene que hacer cuanto esté en su mano para que Podemos no gobierne, lo cual requiere que la sociedad visualice al Gobierno de forma potente y positiva. Eso ahora sinceramente no lo veo. Veo que vamos camino de perder las elecciones.
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