Pablo Artal: «Me preocupa que no aprendamos de lo que nos pasa»
Olvidar, apunta el catedrático de Óptica de la Universidad de Murcia Pablo Artal, es un mecanismo de supervivencia. Los seres humanos lo hacen, reconoce, constantemente. ... Y lo volverán a hacer, considera, tras la pandemia. «Como individuo, es razonable, e incluso bueno, sobre todo si lo que olvidamos son cosas negativas, pero, para las estructuras políticas y sociales, olvidar no estaría justificado».
Y no lo estaría, asegura, porque ello llevaría a la sociedad a «cometer los mismos errores». «Tengo claro que la situación que estamos viviendo ha sido un cúmulo enorme de errores a nivel global, una especie de fracaso de la humanidad en su conjunto, aunque es cierto que en unos sitios lo han hecho mejor que en otros». Y, dice, «me preocupa que no aprendamos de lo que nos está pasando».
La posibilidad de olvidar rápido es una de las preocupaciones que el investigador y docente de la UMU, premio Nacional de Investigación en 2018, enumera al reflexionar sobre el escenario que dejará tras de sí el coronavirus. Pero no la única que ronda su cabeza. Errar en la vuelta a la normalidad y no ser capaces de hacer frente a la crisis económica en la que «vamos a ir profundizando», afirma, también le inquieta. Al igual que la posibilidad de que «esta coyuntura fuera utilizada de una manera torticera para limitar libertades» o de que «aumentaran los extremismos de cualquier signo». La fortaleza con la que Europa salga de la crisis cerraría su lista de desvelos. Él es, dice, un «europeísta convencido», y, por tanto, el auge de los nacionalismos extremos, «un error».
Lo que tiene claro es que «las soluciones a este tipo de problemas deben ser globales y organizaciones supranacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) deberían verse reforzadas».
Afirma Artal que este virus tiene que «abrirnos los ojos». Su fatal incidencia en las residencias de ancianos ha demostrado, señala el catedrático, que «la situación en muchas de ellas no era mala, sino malísima. Y creo que la gente lo sabía. Quizá no que era tan mala, pero sí que no era buena. Está claro que no lo estábamos haciendo bien y tenemos que arreglarlo».
De esta pandemia, dice, «me gustaría que aprendiéramos la lección y que los políticos se dieran cuenta de la importancia de fortalecer los sistemas de investigación y desarrollo, y de contar con una industria avanzada que limitara nuestra dependencia de terceros. Tenemos unos sectores semidesmantelados que tendríamos que reconstruir de alguna manera», propone. No obstante, es pesimista: «Todo volverá razonablemente a su sitio, y la gente terminará olvidando, como defensa o no se sabe qué».
Los ciudadanos volverán también a recuperar sus costumbres: «Es cierto que puedes tomarte un vermú con los amigos a través de 'Zoom', y es divertido, pero en cuanto podamos bajar a la calle, ¿quién va a hacerlo? Las videollamadas están bien, pero no son óptimas para todo», añade.
Las semanas «más duras del confinamiento» las ha pasado teletrabajando en casa –«he seguido con una rutina semiespartana», cuenta Artal–, pero en los últimos días ha tenido que acudir al laboratorio. Está, confiesa, «deseando salir».
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