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José Ruiz y Remedios Vidal, encargado y gerente de la Funeraria El Carmen, respectivamente, en las instalaciones. Edu Botella / AGM

El precio de morir en la Región

La demanda de incineraciones alcanza ya casi el 40% en las grandes ciudades

Martes, 30 de octubre 2018, 01:33

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Que la muerte es la única etapa de la vida en la que se alcanza la igualdad real de todos los seres es una verdad universal puesta de manifiesto por filósofos y pensadores en numerosas ocasiones, una idea que incluso pintó al óleo William Bouguereau en su obra 'Égalité devant la mort', del siglo XIX, y que puede contemplarse en el Musée d'Orsay de París. Sin embargo, afrontar el dolor de ese momento es algo que solo pueden hacer los que se quedan, los familiares. Del mismo modo que son ellos los que deben hacerse cargo de los costes que conlleva el funeral si el difunto no tenía un seguro de decesos. En esos momentos, «nosotros siempre aconsejamos que, antes de dar cualquier paso, los familiares pregunten en varias funerarias, que pidan presupuesto o que declinen esa responsabilidad en alguien de mucha confianza», dice José Ruiz, encargado de la Funeraria El Carmen, fundada en 1950 y pionera en dar estos servicios en la capital.

Funerarias de Murcia, Cartagena y Lorca coinciden al señalar un coste mínimo de 3.500 euros por difunto

Tanto ellos como el Tanatorio Estavesa, de Cartagena, y la funeraria Lázaro Soto, de Lorca, coinciden en señalar que el coste mínimo al que ascienden los servicios más básicos ronda los 3.500 euros, IVA incluido. «Pero es muy difícil dar un precio medio o estimado, porque todo depende de lo que la familia elija», señalan en las tres empresas. Lo que más podría encarecer este coste sería, «sobre todo, si hay que hacer algún traslado, aunque sea entre comunidades. Ahí se pueden sumar otros miles de euros solo por traer el cuerpo. Y si fallece en el extranjero, pues mucho más, claro», apunta Remedios Vidal, gerente de la Funeraria El Carmen. La incineración del difunto es otra de las peticiones que aumenta el presupuesto, ya que su precio suma al montante total entre 500 y 700 euros, «a los que habría que añadir también unos 100 de la urna». Las incineraciones se realizan ya en casi un 40% de las muertes, según confirmaron las funerarias de Murcia y Cartagena. Una costumbre que crece más lentamente en Lorca, donde la cremación no llega al 20% de los casos. «Yo creo que este cambio se produce porque cada vez somos más respetuosos con el medio ambiente, nos planteamos ocupar menos espacio tras la muerte, ser más limpios. Y el futuro de los servicios funerarios irá por ahí», considera Miguel Soto, gerente de la funeraria lorquina.

Al detalle

  • 600 € es el precio de la caja funeraria más barata y sencilla.

  • 550 € es el montante mínimo que se paga por una incineración.

  • 500 € es el coste medio de la sala de velatorio en los tanatorios.

  • 90 € es el estipendio que se destina a los servicios eclesiásticos.

Reducción del IVA

Tanto Soto como Ruiz se atreven a poner de manifiesto la «injusticia» que supone para las familias pagar un 21% de IVA sobre los servicios funerarios. Un impuesto que el Congreso ya aprobó bajar al 8% en 2017, pero que no se contempló en los presupuestos nacionales de 2018. «A nosotros nos da igual, porque no es algo que paguemos las funerarias, son las familias las que realmente lo sufren, porque esto es un servicio al que no puedes renunciar, es de primera necesidad», apunta Soto.

Los profesionales del sector demandan la bajada del IVA a los servicios funerarios del 21% al 8%

El 62% de la población murciana tiene contratado un seguro de decesos, según un estudio realizado recientemente por Unespa, la asociación empresarial del seguro. La Región se encuentra por encima de la media nacional, que se sitúa en el 45% de la población. En total, 835.746 murcianos tenían su funeral cubierto por una de estas pólizas a fecha del 31 de diciembre de 2017, un 1,65% más respecto al año anterior. Contratarlo es una práctica que crece poco a poco en la Región y que los profesionales funerarios aconsejan, «porque nunca sabes cuándo y dónde puede tocarte morir. Y, sobre todo, porque son tus familiares los que tendrán que pagarlo, y no todos se lo pueden permitir».

Las modas que rodean a la muerte

La crisis económica y el cambio de mentalidad social sobre el tratamiento de la muerte han hecho, según las funerarias, que las familias «pidan cada vez cosas más sencillas y menos ostentosas. Antes se estilaba llevar el mejor ataúd o poner muchas flores al difunto. Ahora es todo lo contrario, bien porque los familiares no quieren gastarse mucho o bien porque se ha cambiado el concepto y ya no se quiere llamar la atención», aseguran en la Funeraria El Carmen. También han cambiado las demandas en las salas de velatorio, cuentan en el Tanatorio Estavesa. «Ahora se valora mucho la comodidad de las instalaciones y, sobre todo, que la iluminación no sea oscura ni tétrica. Cada vez hay que modernizar todo un poco más para que las familias se sientan a gusto».

La creciente demanda de incineraciones también ha provocado el auge de otros productos, «como urnas biodegradables para poder arrojar las cenizas al mar o enterrarlas en el monte, o unos colgantes de plata en los que los familiares se guardan un poco de ceniza para llevar siempre con ellos a su ser querido. Pero, ojo con lo de tirar las cenizas a deseo del familiar fallecido: hay que pedir permisos medioambientales porque, como te pillen, te pueden multar».

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